Florencia, una joya de Renacimiento
Es un destino que enamora a quien lo visita. En Florencia se ensalza el arte y las actividades culturales hasta alcanzar su máxima expresión. Es, además, el lugar donde nació el Renacimiento italiano y su arquitectura única lo refleja a la perfección. Grandes artistas dejaron su huella en distintos monumentos de Florencia, por lo que en la actualidad representa un museo en sí misma.
Tres paradas indispensables en Florencia
1. La antigua Piazza della Signoria
Esta plaza es la más emblemática de Florencia y alberga los monumentos más representativos de la ciudad. La Piazza della Signoria es hoy en día es el símbolo por excelencia del poder civil en Florencia.
En la antigüedad, durante el Imperio Romano, la Piazza della Signoria era una zona de aguas termales que desapareció. Su lugar lo fueron ocupando los artesanos de la ciudad y en el siglo XII la plaza fue reconstruida.
El Palazzo Vecchio es edificio más importante de la plaza. Destaca por su forma de castillo y su imponente torre, de 94 metros de altura. Construido entre 1299 y 1324, a su entrada se pueden admirar dos estatuas maravillosas: una réplica del David de Miguel Ángel y las estatua de Hércules y Caco.
En el interior, maravilla su Sala del Cinquecento, con 54 metros de longitud, 22 metros de ancho y 17 metros de alto. Es la sala más grande de Florencia y se sigue utilizando como lugar de recepciones oficiales.
Otra de las construcciones situadas en la plaza es la Loggia dei Lanzi o della Signoria, que es casi un museo al aire libre. Algunas de las esculturas que se pueden divisar en este sitio son Perseo con cabeza de Medusa y el Rapto de las Sabinas.
La Piazza della Signoria alberga además la fuente de Neptuno, diseñada por Bartolomeo Ammannati y sus distintos discípulos. ¡Toda una obra maestra!
3. La mítica Galería Uffizi
Este es el museo más emblemático de Florencia y uno de los más famosos del mundo por contar con una colección de pinturas y estatuas que datan del siglo XIV y muchas otras de la época renacentista. Los artistas que tuvieron el ingenio de crear estas obras son nada más y nada menos que Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Botticelli, Giotto, Paolo Uccello, Raffaello, Cimabue, etc.
Esta galería abrió sus puertas gracias a la pasión por el arte que siempre profesaron los Medici, coleccionistas por excelencia de distintos objetos, pinturas y esculturas.
Más adelante, el gobierno amplió esta joya en Florencia y continuó el legado de la dinastía Medici conservando y coleccionando obras que rinden homenaje al fascinante arte italiano y más aún, al florentino.
A medida que transcurrió el tiempo, se fueron añadiendo a las colecciones de la galería obras de origen holandés, alemán y flamenco. Algunas de estas creadas por Van Dyck, Rembrandt y Velázquez, lo que ha otorgado mayor valor a este magnífico escenario.
Las obras que se extienden a lo largo de un kilómetro de corredor más bien estrecho y con ventanales con vistas panorámicas.
“Has de medir cada paso
sin urgencia.
Si enloqueces como yo
no querrás respirar aires distintos
pensarás como propias estas voces
aquí soñarás haber nacido
y querrás morirte en esta patria. ¿Cuándo volvemos a Florencia?”-Sergio del Molino-
3. Ponte Vecchio, una inigualable pieza arquitectónica
La imagen del romanticismo en Florencia tiene su origen en este pintoresco puente. Construido primero en madera por los romanos, en el año 1345 se sustituyó por uno de piedra.
Lo más característico del Ponte Vecchio son las casas que cuelgan de este. Durante los siglos XV y XVI fueron ocupadas por matarifes y carniceros con sus tiendas, que fueron después cerradas por Fernando I a causa de su mal olor. Actualmente estas casas son joyerías y orfebrerías.
Este fue el único puente de Florencia en no ser derrumbado por la milicia nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Otra característica única del monumento florentino (bastante moderna, por cierto) son los candados que que se exponen como símbolo del amor. Aunque cada cierto tiempo las autoridades de la ciudad quitan los candados para preservar la seguridad del puente. La mejor parte es quedarse a admirar el atardecer.