Una visita al Museo de Historia Natural de Londres
El Museo de Historia Natural de Londres es uno de esos lugares especiales que asombran tanto por su arquitectura como por su contenido. Es, por tanto, visita indispensable en la capital británica. ¿Qué te espera en él? Vamos a verlo.
Historia del Museo Natural de Londres
El museo tiene su origen en la compra de la colección de sir Hans Sloane, médico, botánico y coleccionista irlandés. Sloane estuvo en Jamaica durante 15 meses, recolectando especímenes de plantas, moluscos, insectos, etc. Y también investigó las costumbres de la población de la isla.
Años después, vendió su colección muy por debajo de su precio al gobierno británico que, al principio, la custodió en Montagu House, en el barrio de Bloomsbury. Lamentablemente, de esta colección queda muy poco en el museo.
Hasta 1963 formó parte del Museo Británico como un departamento especializado en naturaleza. Todo ello a pesar de que ya desde 1866 algunos naturalistas, entre ellos Darwin, habían pedido su separación. En 1986 se refundió con el Museo Geológico del British Geological Survey y desde 2008 cuenta con una ampliación: el Centro Darwin.
El edificio del Museo de Historia Natural de Londres
El edificio que alberga el Museo de Historia Natural de Londres se proyectó expresamente para convertirse en sede de este museo. La construcción es el resultado de un concurso celebrado en 1864 y que ganó Alfred Waterhouse.
El inmueble se levantó entre 1873 y 1880 y sus espacios están pensados especialmente para las piezas que se exhiben en la actualidad. Incluso los azulejos y ladrillos que embellecen el edificio están decorados con imágenes de flora y fauna.
Su fachada, de estilo románico, cuenta con dos robustas torres que se alinean con las del resto de edificios del complejo Albertopolis. Este es un conjunto cultural y educativo formado por el Museo de Historia Natural, el Imperial College, el Royal Albert Hall y el Albert Memorial.
Todo ese conjunto arquitectónico tiene apariencia de catedral, siendo, en verdad, una auténtica catedral del conocimiento.
Sus espacios se distribuyen en torno al Hintze Hall, un gran vestíbulo central cubierto por una gran bóveda con arcos metálicos que recuerda a las de las estaciones de tren. A ambos lados encontramos naves a modo de iglesia, a las que se accede por pequeños arcos. Y al fondo, una preciosa escalera que nos lleva a la planta superior.
La colección del museo
La colección del museo es muy extensa y variada. Contiene esqueletos de dinosaurios, fósiles, reptiles, peces, hongos, minerales y un largo etcétera. Esta se distribuye en cuatro zonas. Así, la roja está dedicada a la Tierra; la verde, a la flora y la fauna terrestres; la azul, al mundo acuático y a los dinosaurios; y la zona naranja, al mundo salvaje.
De los elementos que no debemos perdernos, destaca la exposición del Hintze Hall. En él podemos encontrar la réplica del gran esqueleto de un dinosaurio diplodocus, llamado cariñosamente Dippy, de 32 metros de largo. También se puede contemplar el esqueleto de una gran ballena azul suspendido del techo.
Junto al vestíbulo se encuentra la zona azul, donde destaca la sala de los dinosaurios. Allí se pueden ver el cráneo de un tricerátops, así como los esqueletos de un Tyrannosaurus rex, de un de un Iguanodon y de un Scolosaurus.
También hay que mencionar las salas de los mamíferos. En ellas se exhiben réplicas impactantes, como la de una ballena azul, jirafas, mamuts… Otras salas son las de los peces, anfibios y reptiles; y la de los invertebrados. Y, junto a ellas, una preciosa colección de representaciones de la naturaleza desde el siglo XVIII en adelante.
Al otro lado del vestíbulo se distribuye la zona verde, dedicada a las aves, insectos, minerales y reptiles marinos. También está la sala de los Tesoros, que parece un pequeña capilla gótica rodeada de vidrieras. En ella vemos 22 objetos elegidos por su gran significado para la historia de la Tierra y que abarcan 4500 millones de años.
La visita
La visita al museo es gratuita. Su horario de apertura es de 10:00 a 17:50 horas todos los días del año, excepto el 24 y el 26 de diciembre, que permanece cerrado.
Se trata de un museo muy activo y durante todas las épocas del año cuenta con exposiciones y actividades para todos los públicos, en especial para los niños. Además, se encuentra muy bien conectado al resto de la ciudad, así que podrás llegar a él en metro, autobús, bicicleta o caminando.
Por otra parte, cuenta con un programa de ayuda al visitante con necesidades especiales. En estos casos, solo hay que avisarles y destinarán a uno de sus voluntarios que facilitará la visita al museo.