Tahití y sus tesoros
La isla más grande de la Polinesia francesa (aunque en realidad son dos porciones de tierra conectadas por un istmo) nos invita a pasar unas vacaciones relajados y respirando aire de mar. ¡Un paisaje digno de admirar durante horas y horas sin cansarnos! Además de llevar todo lo necesario para tu estancia, aprende algunas palabras en francés porque en Tahití se habla este idioma… ¡Bon Voyage!
De viaje entre dos “Tahití”
La isla comprende dos áreas: Tahití Nui (Gran Tahití) y Tahití Iti (Pequeña Tahití). La primera al norte y la segunda al sur. Entre las dos suman más de mil km² de territorio con playas, cascadas, árboles y mucha paz.
La capital es Papeete y el punto más alto está a casi 2.300 metros sobre el nivel del mar (Monte Orohena). Las temperaturas son casi siempre cálidas, oscilan entre los 20 y los 30°C. Lo que sí puede influir en la mejor época para ir son las lluvias: de diciembre a febrero es cuando menos podremos disfrutar de la playa (a menos que no nos preocupe mojarnos por la lluvia).
¿Qué hacer y ver en Tahití?
Además de tumbarnos al sol y disfrutar del mar (y todo su abanico de posibilidades en cuanto a deportes y juegos se refiere) podemos pasear por esta hermosa isla, ya sea en su parte grande o pequeña. Las atracciones imperdibles para un día nublado o para cambiar la rutina son:
Catedral de Notre Dame
Por supuesto que no podía faltar una iglesia dedicada a Nuestra Señora con el mismo nombre que la que se encuentra en París. En este caso, fue construida en 1875 y restaurada casi 100 años después. Su interior es realmente impresionante y está formado por un grupo de vidrieras modernas y antiguas.
Bahía de Matavai
A las afueras de la capital de Tahití podemos disfrutar del faro de la punta de Venus, nombrado así por el navegante James Cook en honor a su misión para observar el paso del planeta delante del sol.
La garganta del Taharaa
Para ver puestas del sol impresionantes (ideal para ir en pareja) no dudes en ir a la parte norte de la isla. Además desde allí tendrás vistas panorámicas de la costa y a lo lejos la figura imponente de la montaña Moorea.
Monte de Tahitienne
¿Te gusta hacer escalada? ¿Eres un aventurero de alma? Este lugar te encantará. Descubre cuevas misteriosas, hermosas cascadas y un paisaje único. Si haces una visita guiada seguro que también aprenderás y te sorprenderás con las decenas de leyendas que giran en torno a este sitio.
Valles de Tahiti Nui
En el valle de Punaruu y la llanura de los Orangers los turistas pueden encontrar todo tipo de aventuras y obstáculos… Si eres valiente y te gustan los desafíos te recomendamos darte una vuelta por las cuevas y senderos.
En el valle de Vahiria hay un lago de agua dulce, un espejo cristalino ideal para refrescarse después de una larga caminata. A cada paso que des te encontrarás con especies de flora y fauna autóctonas y en su hábitat natural. ¡Prepárate para entrar en contacto directo con la biodiversidad tahitiana!
Península de Taiarapu
Al llegar te darás cuenta de que se trata del paraje más salvaje e inhóspito de toda la isla. La única manera de acceder es desde Taravao. En un típico paseo podrás explorar la cueva de Vaipoiri, la llanura de Taravao, la playa negra de Tautira, la costa del Pari (donde habitan tribus aborígenes) y la bahía de Cook. La excursión te llevará todo el día pero vale la pena el esfuerzo. ¡Sumérgete en el mar y sigue el camino!
“Todo el mundo llega y danza, danza el “Tamure”… Bienvenidos a Tahiti, Bienvenue à To’ata. La Orana, la maeva, la manava Tahiti (Hola, bienvenido a Tahiti)… paraíso de las islas y de Vahine… fútbol de playa en Tahiti”
-Fragmento de la canción “Tu’e Popo”, de Sabrina Laughlin-
Si todo esto te ha parecido poco, Tahití ofrece varias actividades relacionadas con el mar y la naturaleza. Desde hacer snorkel a caminar por el fondo del océano (usando escafandra, no te preocupes), pasando por encuentros con rayas y tiburones en su hábitat natural, esquí acuático y deportes en la arena. ¡No te pierdas la oportunidad de viajar a una isla donde todo el año es temporada de playa!