Romangordo, un museo al aire libre

Romangordo se ha convertido en un auténtico museo al aire libre. Este pequeño municipio cacereño, muy desconocido hasta hace pocos años, ha vuelto a revivir su pasado rural a través de sus coloridos trampantojos.
Romangordo, un museo al aire libre
Daniel Casas

Escrito y verificado por el geógrafo Daniel Casas.

Última actualización: 28 febrero, 2021

¿Os imagináis caminar por las calles de un pequeño pueblo extremeño y encontraros repentinamente con un impresionante mannequin challenge? Algo similar ocurre en Romangordo, un pequeño pueblo de algo menos de 300 habitantes que desde hace unos años ha volcado en sus fachadas y puertas todo un elenco de arte pictórico.

A continuación, viajamos a este pequeño pueblo para mostrarte un poco de su identidad a través de sus variados e ilusionantes trampantojos. Sin lugar a dudas, es la mejor opción para visitar un museo al aire libre.

Romangordo, entre collados y dehesas

Este pequeño pueblo, localizado al este en la provincia de Cáceres, ocupa un emplazamiento bien comunicado por la Autovía del Suroeste (A-5). Geográficamente, el entorno en el que se sitúa es privilegiado, pues está en la transición entre distintas comarcas naturales. Al norte, el río Tajo y el embalse de Torrejón-Tajo dan continuidad al Campo Arañuelo, que separa los ríos Tajo y Tiétar.

Por otra parte, al sureste se extienden las primeras elevaciones de la Sierra de Las Villuercas, que caracterizan la comarca de Los Ibores. Al oeste se visualiza el pintoresco paisaje del cercano Parque Nacional de Monfragüe, a partir de la Sierra de Piatones y la Sierra de la Moheda.

En su vertiente histórica, Romangordo tiene origen en la antigua Makhada Albalat, un importante asentamiento musulmán que fue fortificado en el siglo X y que en el siglo XII ya era mencionado como una de las localidades más importantes de la zona.

La vida rural llevada a la pintura

Mural en la ciudad de Romangordo que refleja la vida rural del pueblo.
Flickr.com / María Victoria Guerrero Catalán.

Verdaderamente, la fabulosa idea de este pueblo para mostrar al mundo sus encantos es cuanto menos reseñable. En la época del «despoblamiento rural», de «la España vaciada» y de otras frases hechas referidas a la progresiva desaparición del rico y variado patrimonio rural, resulta ilusionante la forma con la que este municipio ha sabido apostar para salvaguardar lo suyo.

Nada más entrar al pueblo nos encontramos con un gran mural contra la violencia de género que sobrecoge por su realismo. En este se muestra a una mujer, que dicen es la madre del autor, con una paloma de papel y las palabras «valientes, iguales y libres» escritas en ella.

Este es el primero de los trampantojos de casi un centenar repartidos por todas sus calles y que lucen en fachadas y puertas. A ellos se suman otros con frases de poetas locales y de grandes escritores de la talla de Antonio Machado o Federico García Lorca.

Recorrer a pie el pueblo es aprender cómo es la vida en el campo, degustar sus dulces típicos y probar sus vinos de pitarra en su lograda pintura del bar. ¡Y cuidado!, porque si no prestamos atención, podemos acabar preguntando indicaciones a una de sus vecinas retratadas cosiendo «al fresco», porque, en efecto, estos trampantojos engañan pícaramente a la vista.

Oficios y tradiciones con historia en Romangordo

En Romangordo no hay rincón en el que no esté retratado un oficio, muchos de ellos situados en el mismo lugar donde se ubicaban antaño sus protagonistas. Entre ellos, la telefonista, el zapatero o incluso el profesor, pintado con sus alumnos en lo que era la antigua escuela.

«Puerta a puerta, pintaremos nuestra vida y nuestra historia», dice uno de los lemas del arte urbano de Romangordo. Y qué razón tiene, pues no hay más que darse un paseo por sus calles para descubrir oficios y tradiciones que un día marcaron el quehacer de este pueblo.

Los ancianos también tienen su lugar en las paredes de Romangordo.
Flickr.com / María Victoria Guerrero Catalán.

Te sorprenderá una mujer haciendo queso, un hombre dedicado al corcho, animales en sus establos, las tradicionales escenas de la agricultura, el zapatero, el herrero, las colmenas, el panadero, las lavanderas… Y, por otra parte, los más mayores, fuente de sabiduría local, también tienen sus propios murales en la residencia de ancianos del municipio.

«Ven para emocionARTE»

Con esta frase invita el pueblo de Romangordo a recorrer su pasado y su presente, pues en pocos años este pueblo ha pasado de las 6000 visitas al año a las 47 000 registradas en 2019. Todo eso teniendo en cuenta únicamente las que quedan formalmente registradas en la «Casa de los Aromas», la oficina de turismo de Romangordo.

Con estas cifras, queda claro que los trampantojos han puesto a Romangordo en el mapa turístico de visitantes llegados de todas las latitudes. Con ello, se dan a conocer así otros lugares de interés que también merecen una visita en tu viaje por tierras extremeñas.

Imagen de portada: Flickr.com / María Victoria Guerrero Catalán.