Pasea por el palacio de Charlottenburg en Berlín
Uno de los principales destinos turísticos europeos es, sin duda, Berlín. La capital alemana es uno de los puntos del planeta donde más actividades culturales se pueden realizar. Y allí, si hay algo que no te puedes perder, es la visita al palacio de Charlottenburg. ¿Quieres saber qué encontrarás en él?
Construido a finales del siglo XVII, el palacio de Charlottenburg cuenta con unos inmensos jardines. Pasear por ellos puede ser el plan perfecto en un día soleado. La entrada a los alrededores del edificio y a las zonas ajardinadas es gratuita, por lo que no existe ninguna razón para no disfrutar de un rincón tan hermoso como este.
Un área de descanso ideal
Los jardines se construyeron junto al palacio en el año 1697. Tenían un marcado estilo francés barroco, aunque casi un siglo después, en 1788, se reformaron. En la Segunda Guerra Mundial, la ciudad quedó arrasada. Este lugar también sufrió importantes destrozos, aunque no se reconstruyó de nuevo hasta el año 2001.
Si quieres tomarte un respiro después de visitar el gran patrimonio histórico de Berlín, el lugar más indicado es este. Un rincón en el que la seña de identidad es su tranquilidad. Y uno de sus lugares más impresionantes es el lago.
También en los jardines verás el Belvedere. Es un bonito edificio de estilo barroco tardío y clasicista que se ha utilizado como casa de té y que actualmente alberga una gran colección de objetos fabricados con porcelana.
Visita el palacio de Charlottenburg
Los jardines son el lugar perfecto para hacer un pequeño descanso. Sin embargo, una vez que se han recuperado las fuerzas, hay que visitar el interior del palacio de Charlottenburg.
Este palacio se construyó como residencia veraniega de Sofía Carlota, esposa de Federico I de Prusia. Un edificio al que se bautizó como palacio de Lietzenburg. Sin embargo, su nombre se cambió tras la muerte de la reina, que no llegó a verlo terminado. En su honor recibió el nombre de Charlottenburg.
Aunque los bombardeos británicos de 1943 causaron importantes daños, los visitantes aún pueden admirar la belleza de algunas salas que conservan la decoración original. Uno de esos espacios es la capilla, que muestra en sus techos unos bellos frescos.
En el palacio de Charlottenburg se puede contemplar la habitación de Federico II o la sala de baile de estilo rococó. Una buena forma de hacerse una idea del estilo de vida de la aristocracia alemana en el siglo XVIII.
En los salones del palacio, además, es posible contemplar algunas de las posesiones de Federico I y de Sofía Carlota. Destacan las insignias imperiales, una colección de tabaqueras y centenares de piezas de porcelana. Mención aparte merece la colección más importante de pintura francesa del siglo XVIII fuera de este país.
El Nuevo Pabellón y el mausoleo
Fuera del palacio, en los jardines, existen otras zonas que hay que visitar, como el Nuevo Pabellón. En él puede verse la auténtica decoración de una vivienda prusiana de la época. La exposición de este edificio cuenta con varios cuadros de ilustres artistas prusianos y algunas esculturas.
El mausoleo de la reina Luisa es otro punto de interés en nuestra visita al palacio de Charlottenburg. El templo cuenta con un monumento en recuerdo de la reina y un tragaluz que ilumina el edificio.
Otros museos en la misma zona
Aprovechando la visita al palacio y sus jardines, una buena idea es visitar alguno de los museos que están a escasos metros. Uno de ellos es el Berggruen, que cuenta con una apreciable colección de arte moderno. En él se pueden ver obras de grandes artistas como Pablo Picasso, Alberto Giacometti o Georges Braque.
También cerca del palacio, el Bröhan Museum exhibe obras relacionadas con las artes decorativas de la época moderna, especialmente en estilo art nouveau. Además, hay obras representativas del art decó y del funcionalismo.
Junto a estos dos museos hay que destacar el Scharf-Gerstenberg, cuya colección incluye obras desde el romanticismo francés hasta el surrealismo. Estos son tres espacios museísticos cuya visita es un complemento perfecto a la del palacio de Charlottenburg.