Descubrimos los increíbles paisajes de Surinam
Todavía hoy existen en el mundo lugares inalterados por la mano del hombre. Se trata de rincones de naturaleza salvaje e indómita que parecen ser la viva estampa del paraíso. Una de esta joyas casi vírgenes son los increíbles paisajes de Surinam. Su clima, dividido entre el ecuatorial y el tropical, se mantiene prácticamente todo el año. De ahí que se haya convertido en uno de los destinos favoritos de los turistas en los últimos años.
El exotismo de Surinam
Parajes de ensueño, sumado al interesante choque de culturas reinante en el territorio, convierten Surinam en un tesoro por descubrir. Vamos a explorarlo.
Secretos y curiosidades
Surinan es un pequeño país costero ubicado en América del Sur. Su capital es Paramaribo y es el único estado de América en el que se habla el holandés. Aquí cohabitan culturas de todo tipo. Africanos, chinos, brasileños y árabes conviven en un lugar parecido al Edén.
Al existir tanta variedad étnica nos encontramos con una mezcla de religiones considerable. Entre todas ellas las más destacadas son el hinduismo, el islam, la religión protestante y la católica.
Como curiosidad, este país es uno de los menos visitado del planeta. A pesar de ese pequeño y aparente inconveniente, el viajero que decida posar los pies en él quedará encantado. Y es que aquí encontrará una amplia variedad de actividades.
Desde disfrutar de sus bonitas playas a descender por sus ríos, en Surinam todo es posible. Es más, es muy probable que quedemos fascinados con su impactante selva, así como con sus poblaciones indígenas. En definitiva, se trata del lugar ideal para el turista aventurero.
Los atractivos turísticos del paraíso
1. La Reserva Natural de Galibi
En este paraíso es donde se encuentran las mejores playas de todo el país. Aquí, a orillas del río Marowijne, habita la tribu Kalinya. Sus miembros son precisamente ellos los encargados del alquiler de las embarcaciones a los visitantes.
Dichas barcazas conforman la única manera de alcanzar la playa de Tortuga Galibi. Su nombre se debe al desove de las tortugas marinas. Y es que este lugar es unos de los pocos en los que hacen sus nidos. Estos animales se encuentran en peligro de extinción y, por ello, están protegidas. Esta es la razón de que las visitas estén tan controladas.
La playa configura un cuadro fabuloso. En la parte interior se aprecia un zona pantanosa invadida por una selva de vegetación espectacular. Cuenta con una llamativa fauna, ya que hasta ella llegan numerosas bandadas de aves migratorias.
“Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza.”
– Jean-Jacques Rousseau –
2. Isla Tonka, hogar del turismo responsable
Quienes deseen encontrar un lugar en donde el turismo aún no haya hecho mella han de conocer Tonka. Es una obligación para todo amante respetuosos de la naturaleza pasar allí una temporada. Y es que en isla Tonka las cosas funcionan de otra manera.
El ecoturismo ha hecho su llegada en esta pequeña ínsula. Disfrutar de unas vacaciones en una playa paradisíaca sin enturbiar el entorno que nos acoge es posible. La tribu de los Saramaka, o como se hace referencia a ellos en todos los documentos oficiales desde 2010, Saamaka, se ha hecho con el control de las visitas en esta región.
Dicha población fue mal considerada durante la época de las colonias, puesto que fue conformada en un primer momento por esclavos huidos. De ahí que durante siglos recibiesen el nombre de cimarrones. A día de hoy estos hombres libres conforman una de las entidades culturales más interesantes y curiosas de Surinam.
3. Albina, playas a orillas del río
Albina es una de las urbes de mayor importancia de Surinam, ya que se trata de la capital del área de Marowijne. El río homónimo que cruza por toda la ciudad es entendido como la frontera que separa a este país de su vecina, la Guyana Francesa.
Las orillas de este canal acuífero se encuentran rodeadas de una exuberante vegetación de tipo selvático. Esta poco tiene que envidiarle a la que envuelve espacios tan famosos como el Amazonas. Innumerables clanes de monos habitan en el terreno arenoso de los alrededores del canal saltando de árbol en árbol.
El visitante poco acostumbrado a este tipo de espectáculos naturales quedará embobado debido a la majestuosidad reinante. La solemnidad habita cada rincón, y otorga a este paraje el carácter esencial y puro. Albina posee un ecosistema a tranquilo y prácticamente inalterado por los efectos nocivos del morador más peligroso de todos, el hombre.