Liubliana, la capital de Eslovenia y su belleza tranquila
Liubliana se sitúa en pleno corazón de Eslovenia y destaca por su aire apacible, gracias al trato amable de sus habitantes, a la gran cantidad de zonas peatonales para admirar el paisaje y áreas verdes que siempre se encuentran custodiadas por el río Ljubljanica. Es una de las ciudades más turísticas de Europa del Este. ¡Ven y conócela un poco más de cerca!
El castillo de Liubliana: arte, música e historia
Este es el lugar que recibe mayor número de visitas de los turistas que se acercan a la capital eslovena. Desde la torre de este castillo, que se encuentra sobre una colina, se puede apreciar la hermosa vista panorámica que ofrece de toda la ciudad. La subida hasta el castillo se realiza normalmente en funicular, pero se puede llegar caminando.
En este castillo se han llevado a cabo múltiples remodelaciones y la última se realizó a mediados de los años sesenta. Hoy por hoy su estructura cuenta con un estilo auténticamente medieval.
Además, cuenta con distintas terrazas con cafés y restaurantes para disfrutar de la comida y bebida típica de la ciudad mientras se admiran los Alpes y el casco antiguo como telón de fondo.
El recinto alberga el Museo de Historia de Eslovenia, repleto de información esencial sobre el país y su castillo. Asimismo, se pueden recorrer varias exposiciones sobre Liubliana, resaltándola como centro histórico, económico y cultural. Se realizan también distintos eventos culturales y conciertos para el entretenimiento de sus visitantes.
“Una vez que has viajado, la travesía nunca termina, sino que es recreada una y otra vez a partir de vitrinas con recuerdos. La mente nunca puede desprenderse del viaje”.
-Pat Conroy-
Los míticos puentes de la capital eslovena
El triple puente es uno de los más destacados y se encarga de fusionar la plaza Preseren con la Mestni. Fue construido en 1842, pero más adelante, entre 1929 y 1931, se amplió debido al excesivo tráfico que se se registraba en la ciudad y para que sirviera como pasarelas peatonales gracias a un diseño novedoso que ideó el arquitecto Jože Plečnik.
Otro de los puentes más famosos de Liubliana es el puente del Dragón, que alude al animal mitológico que simboliza la fuerza y destreza que forma parte de las tradiciones eslovenas.
Este puente es más como un monumento en sí y fue construido a mediados del siglo XIX. Es una de las obras más emblemática de Art Noveau de todas las que adornan esta ciudad y el material con que se elaboró fue el hormigón.
El puente de los Zapatos también es sumamente representativo y curioso debido a los múltiples calzados que cuelgan de él. Pero esa no es la razón principal de su nombre, el verdadero origen viene de la antigüedad, cuando estuvieron a disposición del público varias tiendas de zapateros. Los mismos habitantes de la ciudad decidieron colocar estos zapatos como símbolo.
Parque Tivoli y paseos por el río Ljubljanica
El principal pulmón verde de la ciudad es el parque Tivoli. Está situado a 10 minutos aproximadamente del centro de la ciudad y los eslovenos lo visitan para conectarse más con el medio ambiente y realizar actividades al aire libre como practicar yoga o manejar bicicleta. Además de jardines extensos, también cuenta con varios lagos.
El Tivoli es un parque con una filosofía multidisciplinaria ya que alberga el Museo Nacional de Historia Contemporánea de Eslovenia, un invernadero, diversas pistas para realizar algunos deportes y hasta una piscina. Es un lugar ideal para que las familias disfruten juntas y una alternativa excelente para realizar algún picnic al aire libre.
En cuanto a los paseos en bote por el río Ljubljanica, es una excelente forma de admirar la ciudad. Existen distintos paquetes con precios variados y al terminar el paseo se puede disfrutar de un suculento tentempié esloveno en algunas de las terrazas que se encuentran a orillas del río.
Liubliana es una ciudad hermosa, una ciudad de diseño medieval, con callejuelas llenas de encanto, con hermosos edificios como su catedral o el ayuntamiento. Una ciudad, en definitiva, que sorprende al viajero que llega hasta ella sin saber muy bien qué va a encontrar.