La Catedral de San Basilio en Moscú, un edificio sorprendente
La Catedral de San Basilio, en Moscú, es una iglesia ortodoxa que sorprende por su particular arquitectura. Este templo se ha convertido en un icono de la capital rusa, con sus coloridas cúpulas y su estructura tan diferente, enigma de historiadores y arquitectos.
A continuación, vamos a visitar la catedral que contrarresta la monotonía cromática de una ciudad con intensidad de grises. Acompáñanos para conocer juntos a la Catedral de San Basilio.
La historia de la Catedral de San Basilio
La Catedral de San Basilio fue construida por el arquitecto Póstnik Yákovlev entre 1555 y 1561, por orden de Iván el Terrible. Se encuentra en el extremo sureste de la Plaza Roja, y forma parte del conjunto compuesto por el Kremlin, la Torre del Salvador y la Iglesia de San Juan Bautista.
Su nombre real es Catedral de la Intersección de la Vírgen del Montículo y es considerada una obra de arte que exhibía, en su momento, la opulencia de los zares. Sus coloridas cúpulas en forma de bulbo se han convertido en símbolo de la ciudad, por lo que es muy común ver su imagen en películas, fotos y souvenirs.
La Catedral de San Basilio no es la principal catedral de la ciudad, ni tampoco la sede del Patriarca Ortodoxo de Moscú. Sin embargo, su estilo arquitectónico y su belleza sin igual hicieron que fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1990, junto con el Kremlin. Actualmente y desde 1928, funciona como una filial del Museo Histórico de Moscú.
La leyenda de la Catedral de San Basilio
Un lugar como la preciosa Catedral de San Basilio está plagado de leyendas populares que solo exaltan su misterio y belleza. La más famosa dice que, cuando el Zar Iván el Terrible vio la iglesia terminada, quedó tan maravillado que ordenó dejar ciego al arquitecto. Quería evitar así que realizara otra obra que pudiera superar a esta.
Sin embargo, se sabe que esta historia no es cierta, puesto que Yákovlev aparece como constructor de otras iglesias; también participó en la construcción del Kremlin de Kazán.
“Todo gran arquitecto es necesariamente un gran poeta. Debe ser un interprete original de su tiempo, sus días, su edad”
—Frank Lloyd Wright—
Disposición de la Catedral de San Basilio
La catedral se compone de nueve capillas pequeñas e independientes. Cada uno de estos espacios están dedicados a los santos en cuyas festividades Iván el Terrible ganó una batalla.
Al construir la torre central, el conjunto aparece unificado. Todas las capillas rodean a una espiral central; el resto de las torres forma una estrella de ocho puntas que simbolizan la luz que guía a la humanidad.
Las nueve capillas están débilmente iluminadas y entre ellas hay estrechos pasillos que llevan hasta la iglesia principal. Las paredes están colmadas de diseños florales del siglo XVII; y también tiene una escalera en forma de caracol que conduce al iconostasio, en la Capilla de la Intersección.
Hasta 1588, mantuvo su aspecto original, pues ese año se construyó por la parte nororiental la décima iglesia sobre la tumba de San Basilio. Según la historia, el santo pasó mucho tiempo contemplando la construcción de la obra y solicitó ser enterrado justo a su lado.
Tras morir y ser canonizado San Basilio, el zar Fiodor Ivanovich, hijo de Iván el Terrible, ordenó construir la iglesia como un templo independiente y con una entrada aparte.
Frente a la catedral, hay un jardín con una estatua de bronce en honor a Dmitri Pozharski y Kuzmá Minin. Estos fueron los líderes que lucharon contra los invasores polacos durante el Período Tumultuoso desde 1598 hasta 1613.
Una superviviente
La Catedral de San Basilio ha estado a punto de desaparecer. Ha sobrevivido a incendios, a los saqueos de las tropas de Napoleón Bonaparte e incluso a un plan de demolición de los colaboradores de Stalin, quienes pensaban que entorpecía la celebración de los desfiles militares. Sin embargo, gracias a los esfuerzos del arquitecto Pyotr Baranovsky, aún se mantiene en pie.
Por último, claro que también ha sido sometida a remodelaciones a lo largo de los años; la última de ellas ocurrió en 1860, cuando pintaron su fachada de varios colores.