Visitamos la encantadora aldea de Piodao en Portugal
Piodao es tan pequeña como encantadora, esta pedanía portuguesa perteneciente al concelho de Arganil solo tiene 36 km² y poco más de 200 habitantes. Está situada en pleno paisaje protegido de la sierra de Acor y uno de sus principales atractivos sin duda son las vistas panorámicas desde lo más alto. Te invitamos a que nos acompañes a conocer Piodao en Portugal, quedarás impresionado.
De paseo por la aldea histórica de Piodao
Las grandes extensiones de campo, los manantiales siempre exuberantes o las casas en forma de anfiteatro son solo algunas de las postales que tus ojos disfrutarán en una estancia en Piodao. Se trata de una aldea en plena sierra con las típicas calles estrechas y laberínticas… ¡Pero sobre todo sinuosas!
El material por excelencia para las casas y todas las construcciones es la pizarra y su color oscuro se combina con el azul de las puertas y las ventanas de la mayoría de las viviendas. ¿Sabes por qué ese color? Al parecer la única tienda de abastecimiento del pueblo tenía latas de pintura azul y como se encuentran en un lugar de difícil acceso, todos prefirieron pintar las aberturas igual que sus vecinos.
Justamente el aislamiento de Piodao y los problemas para trasladarse desde y hacia los pueblos cercanos fueron los que ayudaron a que hoy el pueblo mantenga manera intacta su arquitectura y sobre todo sus costumbres.
Pero ese aislamiento no fue del todo bueno, ya que la aldea también fue usada por los forajidos de la justicia para esconderse. Por ejemplo, se cree que aquí se refugió uno de los asesinos de dona Inés de Castro en el siglo XIV.
Un pueblo de cuento
Eso es lo que pensarás la primera vez que veas a Piodao iluminado por la noche. Su aspecto delicado, sus pequeñas dimensiones y el hecho de estar rodeada de valles y árboles hace que parezca un sueño o una maqueta.
Esta antigua aldea de pastores sorprende a todos los visitantes también por los bancales cultivados, los viñedos, los campos de patatas y maíz y la carretera zigzagueante que deben atravesar para llegar a la “civilización”.
Los anocheceres desde lo alto de la montaña son realmente hermosos y una vez que el sol se esconde podemos ver el cálido color amarillo de las luminarias, que contrasta con las viviendas, algunas blancas pero la mayoría marrones (por la piedra usada), por supuesto todas con sus tejados de losas de pizarra.
El entorno agreste ya domesticado con huertas y una especie de escaleras nos hacen viajar en el tiempo. Cabe destacar que cuando se fundó Piodao la zona era no sólo hostil por su alejamiento de las demás urbes, sino que el suelo era mucho menos fértil que ahora.
“Si no escalas la montaña, jamás podrás disfrutar el paisaje.”
-Pablo Neruda-
Piodao Viejo, Piodao Nuevo
Cuenta la leyenda local que hace muchos años en lo más alto de la montaña había un lugar que se llamaba “Casal de Piodam”. Un día sufrieron una terrible plaga de hormigas que obligó a toda la población abandonar sus casas. Esa zona pasó a llamarse “Piodao Viejo”.
El lugar elegido para rehacer sus vidas fue en la ladera del fondo del valle. Esta aldea pasó a llamarse “Piodao Nuevo”. Lo cierto es que los habitantes de ambos poblados descienden de los lusitanos, quienes fueron los antiguos pobladores de los montes Herminios.
Entre el conjunto de casas particulares de la aldea hay un edificio que destaca, es la Iglesia Matriz, dedicada a Nuestra Señora de la Concepción. Es una de las pocas fachadas pintadas de blanco, pero además llama la atención por sus contrafuentes cilíndricos. La historia indica que fue construida por la población utilizando su dinero y su oro, a inicios del siglo XIX.
Si bien esta aldea antigua no tuvo protagonismo en la historia de Portugal ni tampoco se ubica en la lista de las principales atracciones, cabe decir que Piodao se ha abierto recientemente al turismo como una de las puertas de entrada al Parque Natural da Serra da Estreia (Sierra de la Estrella). Forma parte del conjunto de los 12 poblados históricos de Portugal y merece la pena ir a visitarlo.