Conil de la Frontera: todo lo que hay que saber
Conil de la Frontera, en la Costa de la Luz, se ha convertido en uno de los destinos más demandados por los turistas en los últimos años. ¿Por qué? Esperamos aclararlo en las próximas líneas y hacer comprender que este rincón de la provincia de Cádiz es ideal para pasar unas vacaciones. Porque Conil de la Frontera puede ofrecer un poco de todo, y siempre de enorme calidad.
El pueblo de Conil de la Frontera
El embrujo de este lugar comienza en el casco histórico de Conil de la Frontera. Un núcleo donde se respira la esencia marinera y de los pueblos blancos de Cádiz. Todas las calles son estrechas y las casas siempre están encaladas y adornadas con macetas.
Cualquier rincón tiene su encanto, si bien hay lugares con nombre propio como la Torre de Guzmán, la Puerta de Cádiz o la iglesia de Santa Catalina, por nombrar solo algunos de ellos.
“Viajar, dormir, enamorase, son tres modos de irse a lugares que no siempre entiendes.”
-Ángeles Mastretta-
Las playas de Conil de la Frontera
Es una gratísima sorpresa descubrir que pese a la cada vez más cuantiosa llegada de turistas a Conil, lo cierto es que sus playas siguen conservando un bello aspecto asalvajado y virginal. Y las hay además muy diferentes, desde las amplias extensiones de arena dorada hasta otras calas más recogidas.
Por ejemplo, es habitual pasear por la playa de La Fontanilla; ver el ocaso del sol en las calas de Roche, ocultas entre escarpados acantilados; o practicar el surf en Los Bateles, donde se pueden encontrar academias para iniciarse en el deporte de las tablas y las olas.
E igualmente, hay que darse un baño en la Cala del Aceite o en la Fuente del Gallo. Un baño en superficie o sumergirse para bucear, porque toda esta zona es muy interesante en este sentido, dados los vestigios arqueológicos que se ocultan en estos fondos.
La gastronomía en Conil de la Frontera
Seguimos en el mar, y es que ahora vamos a hablar de otro gran motivo para pasar unas vacaciones en Conil: su gastronomía, que tiene el atún rojo de almadraba como producto estrella. Pero además de esta exquisitez pescada de modo artesanal, hay que probar otras delicatessen locales, como un cartucho de pescaíto frito y otras sabrosas frituras.
Y si prefieres cocinarlo tú, entonces debes acudir al puerto y a la lonja de Conil. Allí se subasta el pescado fresco traído por los marineros. Allí solo verás el género (lenguados, cazón o calamares, entre otras muchas especies), pero si quieres comprarlo, puedes ir al mercado de abastos de Conil.
Si bien no todos los productos gastronómicos de esta zona de Cádiz provienen del mar. También los hay venidos de la tierra, y en este sentido, hay que mencionar tanto sus vinos como sus aceites. Y es que paseando por los alrededores de la población se pueden ver los viñedos, los olivares, las bodegas y las almazaras, que en algunos casos son visitables.
Paseos por el entorno
Hay infinidad de rutas senderistas y de bicis por los alrededores de Conil. Aquí solo os nombraremos dos para no abrumaros. La primera ruta os llevará desde el núcleo de Conil hasta el cabo de Trafalgar, ya en la vecina población de Caños de Meca, pero punto de referencia clave en esta costa gaditano. Por cierto, este camino también hay mucha gente que lo realiza a caballo, ya que varias empresas hípicas ofertan este itinerario.
Y también a orillas del océano Atlántico, os invitamos a pedalear para recorrer todas las playas del municipio. Desde la mayor de todas, la de Fontanilla, hasta las más secretas en las Calas de Roche.
Allí, como recompensa, os podréis dar un chapuzón para refrescaros, aunque no hace falta que llevéis traje de baño, ya que se trata de un punto naturista habitual.