El Coliseo de Roma, simplemente magnífico
¿Estás organizando un viaje a la capital italiana? ¡Perfecto! No te arrepentirás. Uno de los lugares de visita obligada en Roma es el Coliseo. Este anfiteatro construido en el siglo I d.C. y ubicado en el centro de la ciudad es en la actualidad uno de los monumentos históricos que mejor recuerdan la grandeza del Imperio romano y de la Antigüedad clásica. ¿Te gustaría conocerlo?
Breve historia del Coliseo de Roma
En sus inicios fue llamado Anfiteatro Flavio en honor a la dinastía flavia de emperadores, luego Colosseum por la estatua que albergaba (del Coloso de Nerón) y por último Coliseo. La suya es una larga historia que comenzó en la Roma clásica y se extendió a la época medieval y la Edad Moderna.
Para empezar a hablar de esta construcción hay que remontarse al año 29 a.C., cuando un cónsul romano erigió un anfiteatro de gran tamaño, que quedó arrasado en el “gran incendio de Roma” del año 64. Las obras posteriores para levantar un nuevo edificio donde se desarrollaran los grandes espectáculos de la ciudad tuvieron que esperar hasta el 70 d.C e incluían un canal de agua.
Durante la Edad Media el Coliseo sufrió muchos cambios que incluyeron, por ejemplo, la construcción de una pequeña iglesia, el uso de la arena como cementerio y las arcadas como fábricas y refugios alquilados.
Dos terremotos provocaron grandes destrozos en el edificio, que ya no podía ser utilizado como hasta ese momento. Comenzó entonces el que pudo haber sido el final de esta fantástica construcción, ya que el traventino que recubría el anfiteatro comenzó a ser arrancado para otras construcciones, como el palacio Barberini.
Afortunadamente, todo acabó cuando la Iglesia lo consideró lugar de culto, al haber sido escenario del martirio de miles de cristianos. Cesó entonces el expolio y en el siglo XIX, finalmente, se llevaron a cabo obras para estabilizarlo, obras de mejora que evitaron que se derrumbara por completo.
Desde 1980 es Patrimonio de la Humanidad y en 2007 fue designado como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno.
“Roma es como un libro de fábulas, en cada página te encuentras con un prodigio.”
-Hans Christian Andersen-
Dos mil años de historia: de visita al Coliseo
Ahora que ya tienes una noción básica del principal símbolo de Roma… ¡es momento de recorrerlo! Como es una joyas imprescindibles de la capital de Italia (visitada al año por unas 7 millones de personas), te recomendamos que vayas lo más temprano posible para no sufrir filas de varias horas y, si es posible, que hayas adquirido la entrada con antelación vía online.
Sino te queda más remedio que ir a la taquilla a comprar la entrada, puedes ir al Palatino (a unos 500 metros y al lado del Foro Romano), que tiene menos gente y el billete es combinado. Otra forma de evitar las colas es adquirir el Roma Pass, una tarjeta de descuentos que incluye la entrada al anfiteatro.
El Coliseo está abierto todos los días a excepción del 25 de diciembre y el 1 de enero desde las 8:30 de la mañana hasta una hora antes de la puesta del sol.
Para poder disfrutarlo al máximo una buena idea es recorrer el exterior y luego acceder al interior. De esta manera se aprecian mejor las escalinatas, gradas y galerías… y sobre todo la gran red de fosos subterráneos. Si quieres sumergirte por completo en épocas pasadas puedes adquirir una audioguía que te explicará con detalle cada rincón que estás visitando.
Bonus Track: el Foro Romano y el Palatino
Puedes recorrer los tres monumentos en toda una mañana o tarde y es una idea perfecta para absorber todo lo relacionado a la civilización romana durante tu viaje a la capital italiana.
El Palatino no lleva mucho tiempo visitarlo pero es de las zonas más antiguas de la ciudad. Aún se pueden ver los restos de los jardines Farnesianos, el Palacio Domus Flavia, el Hipódromo de Domiciano y las casas de Livia y Augusto.
Frente a él se encuentra el Foro Romano, construido en el siglo VIII a.C. Es un lugar en el que se concentraban los edificios más importantes. Aquí podrás maravillarte con el templo de Júpiter, el arco de Tito, el templo de Antonino y Faustina, la basílica de Majencio y Constantino, el arco de Septimio Severo y el templo de Rómulo.
Por supuesto que en Roma tenemos mucho más por hacer, como por ejemplo ir a la Fontana di Trevi, al barrio de Trastevere y al Vaticano. ¡Pero el Coliseo y sus alrededores son imperdibles!