La colegiata de Santa Juliana: ¿cuál es su origen?
La Colegiata de Santa Juliana es uno de los edificios religiosos más importantes de Cantabria. Se trata de un templo dedicado a Santa Juliana, una mártir cristiana condenada en el siglo III D.C, que fue ajusticiada durante el reinado del emperador romano Diocleciano. ¿Quieres saber más sobre este lugar?
Cómo surgió la Colegiata de Santa Juliana
El origen de esta colegiata se encuentra en las persecuciones que se realizaron en contra de los cristianos en la zona de la actual Turquía. Entre ellos, Santa Juliana, una joven que fue martirizada y después decapitada. En el siglo IX, monjes que peregrinaron por esas tierras rescataron sus restos y los resguardaron en una ermita que construyeron para este fin en Santillana del Mar.
La vieja ermita formó parte de un monasterio de monjes benedictinos y su titulo de Colegiata lo adquirió en el siglo XI. Sin embargo, fue en el siglo XII cuando se construyó un templo de estilo románico con elementos del protogótico.
El aspecto gótico que presenta fue adquirido a finales del siglo XII y principios del siglo XIII, cuando el templo fue sometido a una serie de reparaciones que hicieron que perdiera su purismo románico.
Más adelante, en el siglo XIV, sufrió otra serie de reparaciones y mejoras, como parece atestiguar el ala este, que se aleja de los estilos románico y gótico. Allí se introdujeron una serie de ornamentaciones de carácter escultórico. Así, poco a poco se fue configurando una Colegiata de Santa Juliana más similar a la que vemos hoy en día.
Características de la Colegiata
La actual colegiata está conformada por una iglesia, varios claustros y dependencias abaciales. Así, el templo cuenta con un interior con planta dividida en tres naves de cuatro tramos cada una, un transepto y tres ábsides en el fondo. Asimismo, cuenta con una torre cilíndrica, y junto a ella, la entrada principal, que se ubica en la fachada sur.
Esta fachada es de las más conocidas dentro del arte cantábrico por su imponente pantocrátor sujetado por cuatro ángeles, otras seis figuras en sus costados sobre friso y la escultura de Santa Juliana en el frontón.
El interior
Dentro de la iglesia, sobresalen los capiteles ornamentados con figuras zoomórficas, elementos vegetales, caracteres geométricos y referencias bíblicas. En ellos se han podido ver elementos narrativos del Antiguo y el Nuevo Testamento; los más interesantes son el bautismo de Cristo y la degollación de San Juan Bautista.
Además, hay una serie de representaciones de animales extraños con orejas puntiagudas, la lucha entre un caballero y un dragón o un pastor ahuyentando a un lobo de su rebaño, entre otros. De hecho, estos capiteles conforman uno de los mejores ejemplos de arte románico de la península Ibérica.
Otras obras de importancia son el relieve de la Virgen con el Niño, que presenta aún restos de su policromía original, o la pila bautismal románica, con la referencia bíblica de Daniel en el foso de los leones.
En el ábside central, destaca la imagen de los cuatro apóstoles, mientras que la imagen de Santa Juliana se encuentra en el ábside de la Epístola. Esta última representa uno de los motivos recurrentes de la vida de la mártir que estuvo siempre en una lucha contra el diablo.
La reliquia del Lignun Crucis
Uno de los tesoros más importantes que se custodian en este templo es la reliquia del Lignum Crucis. Se trata de un trozo de madera que, según se cree, perteneció a la Cruz en la que se crucificó a Jesús y que se custodia dentro de una cruz de estilo gótico realizada en plata.
Esta reliquia fue una donación del abad de la Colegiata de Santo Toribio al abad de la Colegiata de Santa Juliana, en torno a 1425. El objetivo del obsequio era que los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago y que pasaban por Santillana del Mar puedan adorar las reliquias de la mártir Santa Juliana sin necesidad de desplazarse a Santo Toribio.
Claves para visitar Santa Juliana
Esta colegiata está abierta al público, pero hay que contactar previamente vía teléfono o correo electrónico para concertar una cita. Esto es algo recomendable, pues visitar esta colegiata es una experiencia única que podrás hacer.
No en vano, además de ser Bien de Interés Cultural, desde 2015 forma parte de la lista de bienes incluida en el Camino costero de Santiago.