Vamos a conocer 3 volcanes impresionantes
Una de las más impresionantes y potentes manifestaciones de la fuerza de la naturaleza son, sin duda, alguna, los volcanes. Con un nombre proveniente del mitológico dios romano Vulcano, son en gran medida responsables de los cambios orográficos que la Tierra ha vivido desde el comienzo de los tiempos. Y es que sus erupciones han ido modelando la fisonomía del planeta de manera intensa y en ocasiones, incluso destructiva.
Volcanes históricos, poderosos y vivos
Para distinguir aquellos volcanes que suponen un peligro para la población de aquellos que no, existe una distinción conocida por todos entre los denominados activos y los inactivos, también llamados durmientes. Para conocer un poco mejor estos fenómenos naturales vamos a viajar a tres puntos del planeta dominados por volcanes, y no todos están dormidos.
1. El Vesubio en Italia: responsable de la caída de Pompeya
Este volcán está situado a tan solo nueve kilómetros de la ciudad de Nápoles, en Italia. Su erupción más famosa es también la que lo convirtió en uno de los más temidos de la historia antigua. Su más violenta explosión arrasó dos ciudades cercanas: la elitista Herculano y la vacacional Pompeya, fundadas en el siglo VII a.C. La población de ambas quedó sepultada por la lluvia de lava y ceniza despedida por su portentoso cráter.
Además de este, el Vesubio ha sido protagonista de 7 gigantescos estallidos más durante los últimos 17.000 años. Actualmente, junto al terreno que lo rodea, este volcán forma parte de un parque natural. Sus laderas están plagadas de preciosos viñedos y extensos pinares. Lo contrario ocurre en su parte más alta, que parece continuar bañada en ceniza gris, a pesar de que hace ya muchos años que fue consumido por la lava por última vez.
2. El poderoso Krakatoa: la erupción más extrema de la historia
La erupción del Krakatoa forma parte de la lista de los eventos geológicos más importantes y extraordinarios de la historia. El nombre responde al pequeño grupo de islas formadas por varios volcanes que se hallan entre las mágicas y exóticas Sumatra y Java, más concretamente en el estrecho de Sonda.
Uno de sus cráteres, más concretamente el Anak Krakatau, sufrió en 1883 una de las mayores erupciones de la historia. Para hacerse una idea, la fuerza de la explosión que produjo fue tan gigantesca que pudo ser percibida desde lugares tan distantes como Australia o Madagascar. Además, provocó enormes tsunamis de gran envergadura que afectaron a costas muy alejadas de allí.
“Entender las leyes de la naturaleza no significa que seamos inmunes a sus operaciones.”
-David Gerrold-
La caldera volcánica, cuya depresión ha cubierto el mar creando así el mencionado estrecho, es una auténtica belleza. Contemplar desde un barco los islotes que forman el archipiélago de Krakatau, sabiendo que estamos navegando sobre dos terceras partes de su masa que permanecen a la espera de volver a entrar en acción, sumergidas, es una experiencia subyugante.
A pesar de que puede ser visitada por los turistas, el terreno permanece deshabitado debido al peligro que conllevaría vivir a los pies de tal amenaza natural. Aquellos interesados en visitar la zona deben tener en cuenta que los primeros miembros del reino animal que llegaron a la isla a la par que las plantas volvían a crecer fueron los arácnidos.
3. Eyjafjallajökull: el volcán impronunciable
Eyjafjallajökull es uno de los glaciares más famosos de Islandia pero también uno de los de menor tamaño de la zona. Alcanzó la cima de su popularidad durante el año 2010, momento en que el volcán que alberga bajo la enorme capa cristalizada de hielo entró en erupción.
Las visitas turísticas, la práctica del senderismo y las exploraciones en las inmediaciones son muy habituales debido a la inmensa belleza de este inhóspito rincón.
A lo largo de la historia solo existe el registro de cuatro erupciones en sus diferentes cráteres. De entre ellas, las dos más importantes, tanto por la fuerza de la explosión como por cómo afectó la lava y la ceniza al resto del mundo, fueron las que tuvieron lugar en el siglo XIX y en el siglo XX.
En cuanto a la primera, los restos quemados y la escoria aún pueden percibirse mientras se disfruta de un agradable paseo por cualquier área del sur de esta gran isla. En cuanto a la segunda, la atmósfera se vio tan cargada de ceniza que las líneas aéreas del hemisferio superior tuvieron que suspenderse durante un tiempo como medida de precaución.