Tossa de Mar, un pueblo medieval marinero en la Costa Brava
Dentro de la provincia de Girona, en la Costa Brava, Tossa de Mar es un hermoso pueblo de origen medieval que combina a la perfección la historia con la vida marinera. Se trata de un destino turístico imperdible para aquellos que buscan tranquilidad a orillas del Mediterráno.
Breve historia de Tossa de Mar
Muchos testimonios indican la presencia de un asentamiento humano en la época paleolítica (algunos objetos se pueden ver en la sección de arqueología del museo local). De la época romana aún se mantiene una preciosa villa descubierta en 1914 y que incluye un conjunto termal, un comedor de invierno y un conjunto escultórico de mármol de Carrara.
Es en la época medieval cuando se construye el recinto amurallado de Vila Vella, emblema de Tossa de Mar. En esos años también se erigen la torre de los Moros y la capilla de la Virgen del Socorro.
Posteriores son otras edificaciones tales como la iglesia de San Vicente o el santuario de Sant Greu (siglos XVII y XIX). En el siglo XX se levanta el faro de Tossa, actual centro de interpretación.
Para poder hacer un viaje en la historia de la localidad te recomendamos que des un paseo por las calles del recinto amurallado y llegues hasta el Faro, desde donde podrás disfrutar de unas vistas preciosas. En la zona “extramuros” (calles Portal y Estolt) se encuentra el barrio de Sa Roqueta, de pescadores y fundado en el siglo XVI.
Si sigues por la calle Portal llegarás hasta la zona comercial (calles Socors, Pou de la Villa o Plaza de España). Y no hay que perderse el camino marítimo desde las murallas hasta la playa de la Mar Menuda, con espectaculares vistas del cabo de Tossa.
“Aunque viajamos por el mundo para encontrar lo hermoso, debemos llevarlo con nosotros o no lo encontraremos.”
– Ralph Waldo Emerson –
Tossa de Mar: el paraíso azul
La naturaleza aquí sabe combinarse a la perfección con la historia. El silencio es uno de los adjetivos que califican a Tossa de Mar. Los aromas de tomillo, romero y pino se confunden con el olor a mar, y las vistas desde los acantilados más bonitos de toda la Costa Brava serán un festín para tus sentidos.
Las calas se suceden en la costa. Te recomendamos un paseo por cada una de ellas, ya que todas tienen algo destacado. Saliones, Futadera, Giverola, Pola, Bona, Llevadó, de Carlos, Figuera y Morisca… confluyen en menos de 15 kilómetros a lo largo de la Costa Brava.
Y por supuesto, no podemos dejar de lado las preciosas playas que nos ofrecen Tossa del Mar y sus alrededores: de la Mar Menuda, del Reig, Gran, d’es Codlar, de Llorell y Porto Pi… un plan perfecto para tumbarse al sol y darse un chapuzón cada hora.
Mucho más que playas
Pero no solo hay playas y calas en Tossa del Mar. También podemos disfrutar del macizo de Cadiretes, con una altura de 519 metros y pequeños valles en sus inmediaciones. Si te gusta el senderismo o los paseos a pie, toma la carretera en Sant Feliu de Guíxols y atraviesa esta formación hasta Llagostera, pasando por el santuario de Sant Grau (con unas panorámicas impresionantes).
El Parque de Sa Riera es otro espacio natural que merece la pena conocer aquí. Tiene una extensión de 5 hectáreas y se ubica a 500 metros del núcleo urbano. La vegetación es típica del Mediterráneo: alisos, pinos, encinas y alcornoques. Algunos árboles son centenarios (el Roble del Buen Retiro y el Pino de Can Martí son los ejemplares más antiguos).
De fiesta en Tossa de Mar
Este lugar respeta y conserva muchas de las tradiciones antiguas como por ejemplo el “Voto del Pueblo de Tossa” que se desarrolla desde el siglo XV, cuando la peste redujo notablemente la cantidad de habitantes. Los tossenses pidieron a San Sebastián que los ayudara y a cambio harían una peregrinación hasta una capilla todos los años. Como la epidemia desapareció, los lugareños cumplieron (y siguen cumpliendo) la promesa el 20 de enero.
Cuando vayas a Tossa no puedes dejar de bailar el “toquen a córrer, ses nou sardanes”, que conmemora una leyenda en la cual la Virgen del Socorro salió corriendo tras el demonio para evitar que llevara a un niño llamado Xixanet.