Tavira, un bonito rincón del Algarve
La población de Tavira representa dentro de la región del Algarve las esencias de los modos de vida de esta zona del sur de Portugal. Una villa que, pese a su despegue turístico, ha sabido mantener la fisonomía y las mejores tradiciones ancestrales, por ello está declarada como “slow city”, por su carácter amable y saludable.
Tavira se encuentra en el Algarve, ya muy próxima a la desembocadura del río Guadiana, cuyo cauce representa la frontera entre Portugal y España. Esa ubicación geográfica, relativamente alejada del cabo de San Vicente, que representa el punto más occidental de la costa del Algarve, permite que en Tavira se pueda disfrutar de las playas con las aguas más cálidas de la región.
Tavira, población turística
Que esta ciudad tardara en incorporarse al boom turístico con respecto a otras urbes del Algarve supuso que que su transformación no fuera tan brutal. De hecho, además de por el clima o su costa, la visita a Tavira ya merece la pena aunque solo sea para conocer su destacado patrimonio histórico y artístico.
Gran parte de este patrimonio es visitable en su casco antiguo, donde se puede ver infinidad de ejemplos de arquitectura civil en distintas mansiones, y también se descubren los vestigios de su castillo medieval en la parte alta. No obstante, lo que más llama la atención son las muchas iglesias y templos de la población, hasta 22 en el casco urbano y casi otros tantos en las inmediaciones.
De todas estas iglesias, la más llamativa es la de Santa Maria do Castelo, junto a las ruinas de la vieja fortaleza. En ella permanecen enterrados los cuerpos de siete caballeros de la Orden Militar de Santiago que lucharon contra los musulmanes para liberar el Algarve. Por ello, la iglesia acabó por convertirse en un verdadero centro de peregrinación en el Medievo.
Y muy cerca de Santa Maria do Castelo está la iglesia de la Misericordia. Si la primera atrae por su tono legendario y su antigüedad, esta segunda es ante todo muy atractiva, ya que se trata del mejor conjunto de arquitectura renacentista de la región. Una gran iglesia cuyas obras se dilataron entre los siglos XVI y XVIII, y cuyas formas sin duda están influidas por la cercana arquitectura española.
Tavira, slow city
Pero, además de visitar estas interesantes iglesias de la ciudad u otras como las del Carmo o la de San Pablo del siglo XVII, el mayor encanto de Tavira es darse un tranquilo paseo por las estrechas calles de su casco urbano y acercarse hasta el remozado puente romano que une las dos orillas de la población, atravesada por el río Gilao.
Esta es una de las estampas típicas de Tavira, y por ahí continúan todos los paseos hasta llegar tarde o temprano a las inmediaciones del puerto. Un puerto donde tradicionalmente han atracado los buques pesqueros especializados en el atún.
Es decir, el complemento a ese paseo es sentarse posteriormente en los restaurantes, bares y tabernas de la ciudad a tomar, evidentemente, atún y también otro plato típico: las cataplanas de pescado o marisco. Unos guisos cuyo nombre se debe al recipiente en forma de concha donde se cocinan. Un manjar que es uno de los emblemas de la oferta turística de Tavira.
“Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.”
-Fernando Pessoa-
Las playas de Tavira
Y otro de los emblemas turísticos son sus playas. Posiblemente, el hecho de tratarse de playas que no están en el mismo casco urbano, sino a unos pocos kilómetros, ha contribuido a que la ciudad se haya conservado mucho más auténtica y menos masificada, ya que el turismo de sol y playa a veces es excesivamente relajado.
Eso no significa que no sea uno de los lugares más atractivos del Algarve también por sus magníficas playas, con el añadido que se encuentran en una isla. Sí, en la isla de Tavira, y para llegar hasta ahí se hace imprescindible tomar un pequeño barco para atravesar la ría y luego caminar un poco hasta la arena.
La recompensa merece la pena. porque es un lugar ideal para relajarse, tomar baños de sol o de agua, y jamás se tiene el agobio de otros lugares del Algarve o de la vecina provincia de Huelva. Eso no significa que sea un lugar alejado de todo, remoto y aislado.Se puede pasar allí prácticamente todo el día, ya que, tras aprovechar decenas de kilómetros de playa, nunca faltan pequeños restaurantes y chiringuitos para comer.