Socotra, una de las islas más desconocidas
El archipiélago de Socotra está formado por cuatro islas y se encuentra entre el mar de Arabia y el golfo de Adén, en el océano Índico. Se trata de una joya paradisíaca de muy difícil acceso.
Este enclave semiescondido es una auténtica explosión de biodiversidad compuesta por más de 800 especies de plantas, gran parte de ellas endémicas. ¿Te apetece conocer más sobre este apetecible oasis en el Índico?
Socotra, una ubicación peculiar
Lo curioso de Socotra es que geográficamente pertenece a África, pero administrativamente forma parte de Asia. Este archipiélago de origen continental es uno de los más aislados del mundo.
Probablemente se separó del continente africano al formarse el actual canal Guardafui. Esto ocurrió tras formarse una gran falla durante el Plioceno medio, en el mismo conjunto de eventos que abrió el golfo de Adén hacia el noroeste.
El prolongado aislamiento geológico del archipiélago, sumado al intenso calor y a la falta de agua, se han combinado para dar lugar a una interesante flora muy vulnerable a los cambios. De hecho, los especialistas en botánica sitúan la flora de Socotra como una de las que corre mayor peligro de extinción del mundo.
Aquí también son endémicos el 90 % de sus reptiles y el 95 % de sus caracoles de tierra. Por ello, Socotra fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008.
Un enclave de belleza extraordinaria
Precisamente ese aislamiento se apoderó de este lugar y el paso del tiempo, junto a un clima especialmente riguroso para la vida, se encargaron del resto. El resultado es un área biogeográfica única, con unas características tan singulares que no se repiten en ningún otro punto de la Tierra.
En este paradisíaco lugar, la naturaleza cobra vida a través de un sinfín de especies únicas en el mundo. De hecho, el listado de especies que albergan estas tierras es interminable.
Aquí viven más de 800 tipos de plantas, 730 de peces, 300 de crustáceos y moluscos marinos, casi 200 de aves, más de 250 de corales, 34 de reptiles y 600 de insectos, murciélagos… Sin lugar a dudas, una biodiversidad de las más complejas del mundo.
Además, todo ello combina a la perfección en una isla que presenta paisajes maravillosos, marcados por la cadena montañosa de Jabal Haggeher, que alcanza los 1526 metros sobre el nivel del mar, y por las áridas mesetas y llanuras costeras, que en el norte se convierten en playas y dunas de fina arena blanca.
Socotra, un paraíso en constante tensión
La complicada actividad de subsistencia de sus habitantes, la guerra civil de Yemen y el cambio climático son las tres principales amenazas para este oasis paradisíaco.
Socotra está habitado por unas 60.000 personas de origen diverso, quienes se dedican a actividades de subsistencia tales como la pesca o la cría de animales y a pequeños intercambios comerciales. Sin embargo, la inestabilidad política es la que ha hecho peligrar el bienestar de este ecosistema único desde hace años.
Por otro lado, el tenso panorama provocado por la guerra civil de Yemen ha sumido a los habitantes en una situación muy difícil. La población está totalmente sometida a un férreo aislamiento y una tensión sostenida, al mismo tiempo que se está poniendo en jaque la protección ambiental del archipiélago.
Y como colofón a toda esa difícil coyuntura se suma el cambio climático, que está suponiendo una amenaza importante para la estabilidad de los ecosistemas de Socotra. Muchas especies están en peligro de extinción, lo que convierte a esta zona en una de las más frágiles del planeta.
Un lugar hermoso e inaccesible
Socotra es sin dudas un destino complejo para visitar, aunque no por ello menos interesante. Aquí también podemos encontrar playas de ensueño, amplias dunas, montañas… En definitiva, está conformada por un crisol de maravillas naturales que la hacen única en el planeta.
Una de las más peculiares es el conocido árbol de la sangre de dragón, una de las especies más icónicas del archipiélago. Sus ramas se extienden como un gran paraguas abierto desde un tronco grueso; en tanto, su savia de color rojo es muy valorada por los lugareños. Esperemos que aquí la propia naturaleza actúe como ese paraguas que tanto necesitan lugares como este para salvaguardar la belleza que esconden en su interior.