Sibiu en Rumanía, medieval y encantadora
En el centro de un país que nos evoca a Drácula se erige la antigua capital del distrito de Transilvania. Con inicio sajón pero arquitectura germana, Sibiu es de las localidades con mejor calidad de vida que puedas encontrar (junto a Luxemburgo). Aunque poco conocida y visitada, vale la pena pasar unos días en Sibiu… ¡no te arrepentirás!
Sibiu y su larga historia
Son muchas las facetas que definen a Sibiu. Las primeras menciones sobre este territorio datan de 1191, cuando llegaron colonos alemanes, sin embargo, no fueron los primeros en instalarse allí: había restos de un asentamiento romano llamado Caedonia.
Ya en el siglo XIV era un pueblo importante en cuanto al comercio y esta época de bonanza continuó varios años más. En el siglo XVII era considerada como la ciudad europea más oriental y años después pasó a ser un centro cultural destacado de la región.
Tras la primera Guerra Mundial y la disolución del Imperio austrohúngaro, Sibiu forma parte del Reino de Rumanía. Hasta entonces la mayor parte de la población era alemana, pero hubo una gran oleada de emigración al país de origen.
Entre los hitos más destacados de la historia moderna cabe destacar que en 1896 en Sibiu se inaugura la primera línea eléctrica de Europa del Este y en 1904 se convierte en la segunda ciudad del continente en usar tranvía eléctrico. Forma parte de la revolución rumana en 1989 y es proclamada Ciudad Europea de la Cultura en 2007.
De paseo por Sibiu
Esta localidad al sur de Transilvania posee un casco histórico digno de ser declarado Patrimonio de la Humanidad (es aspirante al título). Al tener pasado sajón y germano es difícil relacionar a Sibiu con una ciudad de Europa del Este.
Para poder ver la ciudad de manera panorámica podemos subir a la Torre del Consejo. Una vez que bajes, visita la Iglesia Romano Católica y el palacio Brukenthal, con su Museo Nacional, el primero fundado en Rumanía en 1817.
En el casco antiguo podemos caminar entre calles adoquinadas, casas pintorescas, escaleras algo empinadas y pasadizos casi secretos. Un paseo de lo más encantador.
“Vayas a donde vayas, se convierte de alguna forma en parte de ti.”
-Anita Desai-
La vida en esta zona gira en torno a dos plazas: la Grande (Mare) y la Pequeña (Mica). La primera es el punto neurálgico de Sibiu y contiene muchos edificios destacados, así como también una especie de “fuente” central de la cual salen chorros de agua del suelo.
La Plaza Pequeña tiene forma de herradura alargada y es popular por la cantidad de restaurantes. También tiene edificios que vale la pena mencionar como la Casa de las Artes (de 1789), la Casa Luxemburg (actual hotel) y el Museo de Farmacia.
El Puente de los Mentirosos, construido en 1859, es uno de los iconos de este rincón de Sibiu. Se dice que puede tirar a cualquiera que diga una mentira sobre él (por las dudas no hagamos la prueba), pero en verdad el nombre que lleva se debe a una traducción errónea del alemán.
El puente está adornado con flores y en las noches se colocan mesas para disfrutar de una cena romántica. Al otro lado nos encontramos con la Plaza Huet donde se ubica la Catedral Evangelica, de grandes dimensiones. ¡No dejes de subir al campanario!
A pocos minutos de allí te toparás con la catedral Sfanta Treime, de estilo ortodoxo y con una fachada exquisita. Hacia el sur de Sibiu podrás ver lo que queda de las antiguas murallas de la ciudad y la torre que quedó en pie: Turnul Dulherilor (de los carpinteros).
Una de las visitas más interesantes para hacer en una estancia en Sibiu es el Museo Astra de Civilización Tradicional Popular. Está a 8 kilómetros del centro y es la excusa perfecta para quedarse un día más en la zona.
Este predio de 42 hectáreas alberga varias exposiciones para entender cómo vive la gente en la Rumanía rural: hay molinos, granjas y casas con techos de paja. También verás gente vestida para la ocasión y realizando sus actividades cotidianas entre cantos y bailes.