Razones por las que no podemos vivir sin viajar
Parecía imposible, pero aquí está: el final de las vacaciones. De nuevo tenemos obligaciones, responsabilidades y horarios. Suspiramos y en sueños recordamos el olor del agua del mar, aquella brisa fresca de la montaña o los colores exóticos de países lejanos. Recordamos todas las experiencias vividas y nos preguntamos por qué nos gusta tanto viajar. Te damos algunas razones.
Un viaje es más necesario de lo que creemos
Primer día de trabajo, el reloj ha sonado y te vistes con aquella camiseta que te recuerda las vacaciones. En el escritorio de tu portátil hay una carpeta reciente de las fotos de tu viaje. Con ánimo y un pequeño esfuerzo decides afrontar tu primer día.
No parece que vaya a ser fácil, pero no importa. Viajar te ha permitido recargar las pilas. El recuerdo de esos días pasados y esas experiencias vividas te darán la energía necesaria para, al menos, afrontar los primeros días de trabajo.
Pero además, los recuerdos de esos viajes permiten romper la rutina del día a día. Rememorar los paseos por el bosque, las visitas a esos monumentos maravillosos o el sabor que te dejaron aquellos platos extraños pero deliciosos te servirán para olvidar, aunque sea por unos momentos, los problemas cotidianos.
Porque el viaje realmente nunca acaba, continúa en cada recuerdo, en cada comentario y cada foto. Y no solo eso, sino que hace pensar en el siguiente, y esa ilusión dará nuevas fuerzas para sobrellevar el día a día.
“Un viaje es una nueva vida, con un nacimiento, un crecimiento y una muerte, que nos es ofrecida en el interior de la otra. Aprovechémoslo.”
-Paul Morand-
Viajar también es una forma de entretenimiento
Somos personas racionales. El caos puede reinar en nosotros, pero a la hora de la verdad, somos previsibles. No podemos vivir sin comer, sin beber o sin dormir. La salud física podemos cuidarla con hábitos, pero ¿qué hay de la salud mental? ¿Cómo velamos por ella en los momentos más complicados?
La respuesta es simple y clara: gracias al entretenimiento. ¿Te has parado a pensar por qué ves la tele o escuchas la radio? Porque los medios entretienen y su labor social es evidente, sin ellos nuestra vida sería aburrida. Internet, por sí solo, llena el vacío temporal que deja la rutina y un simple mensaje por WhatsApp puede sacarnos la sonrisa.
Sin embargo, a veces es necesario ir un poco más allá, salir de la rutina y también de nuestro espacio habitual, dejar de ver el mundo a través de una pantalla. Viajar es una magnífica forma de entretenimiento, porque no solo se disfruta, sino que además se aprende. Y no solo se conocen otros lugares y otras culturas, sino que también ayuda a conocerse uno mismo.“
Viajar es vivir
Claro que viajar puede acabar con nuestras carteras. Pero no hay nada que nos pueda motivar más que ganar dinero para poder disfrutar del viaje de nuestras vidas. Todo el año ahorrando para esas vacaciones o esa escapada y para terminar echándolo de menos cuando acaba. Por eso, en otoño o después de Navidad, necesitamos otra descarga de adrenalina.
Porque viajar es eso, adrenalina. Es tachar los días del calendario hasta que llega el día de usar ese billete de avión. Es subir al coche con la Guía Repsol debajo del brazo y lanzarse a la aventura. Es mirar la cuenta atrás de tu móvil, los recordatorios de Google o escuchar a ese mejor amigo que te dice que está deseando que llegue el gran día.
Viajar es subirte en el tren sabiendo que no volverás a pisar la realidad en unos días. Viajar es desconectar de obligaciones y conectar con nosotros mismos.
Por eso cuando nos preguntan por qué nos gusta tanto viajar, apenas tendremos que pensarlo. El recuerdo de esos días sin rutinas ni obligaciones, la imagen de esos lugares que conocimos después de soñar con ellos o esas experiencias inolvidables que han quedado para siempre en nuestra memoria hablarán por nosotros.
Nos gusta tanto viajar porque viajando no solo conoces un lugar, sino que te conoces a ti mismo. Porque no puedes quedarte en casa siempre, porque de vez en cuando, necesitas huir. Y huir también es una forma de viajar.