Puerta de Brandenburgo, curiosidades del símbolo de Berlín
La famosa Puerta de Brandenburgo es uno de los símbolos más conocidos de Berlín. Lo cierto es que este monumento ha sido testigo de acontecimientos de gran importancia para la historia de Alemania. Por ello, por su belleza y por su significado, suele ser punto de partida en cualquier visita a la capital alemana.
Descubre los misterios de la Puerta de Brandenburgo
Al referirnos a la Puerta de Brandenburgo, hablamos de un monumento realmente bello que ha presenciado algunos de los turbulentos cambios que han ido sufriendo tanto la ciudad como el país.
Se construyó en tiempos del rey Federico Guillermo II de Prusia, entre los años 1788 y 1791. El arquitecto fue Carl Gotthard Langhans, que usó elementos del neoclasicismo para abordar esta construcción.
Tiene 26 metros de alto por 65 metros de largo. Cuenta con cinco zonas de paso, que están separadas por seis columnas realizadas en estilo dórico, con el paso central más ancho que el resto. Si nos acercamos, se pueden descubrir una serie de relieves que representan a personajes mitológicos. Observaremos a Heracles, Marte o Minerva.
Como dato curioso, hasta 1918 el paso central solo lo podía atravesar la familia real, la familia militar Pfuel y los invitados que designaran.
La historia de la coronación de la puerta
Corría 1794 cuando se tomó la decisión de coronar el monumento con una estatua colocada en el centro. Realizada por Gottfried Schadow, tiene cinco metros de altura y se la conoce como la Cuádriga. Representa a la diosa de la Paz subida en un carro del que tiran cuatro caballos y que se dirigen al centro de Berlín.
En 1806, después de un desfile de Napoléon para celebrar la victoria en la batalla de Jena, el emperador francés tomó Berlín. Pues bien, Napoleón decidió llevarse la estatua para que fuera exhibida como símbolo del triunfo, depositándose en el Louvre.
Ocho años después tomó la decisión de recolocar la escultura en la ubicación que tenía. Sin embargo, ahora representaba la diosa de la Victoria, no la de la Paz. El cambio vino al incorporar una cruz de hierro que diseñó Schinkel con una corona de laurel y un águila prusiana. La imagen que quedó es la que podemos ver en pleno siglo XXI.
Unos años más tarde, en 1867, a los dos lados de la Puerta de Brandenburgo se construyeron dos pórticos que creo Johann Heinrich Strack. Son más pequeños que el monumento, pero del mismo estilo decorativo y arquitectónico. Poco tiempo después, la puerta presencia el triunfo del ejército de Prusia sobre el francés.
La llegada de Hitler al poder
Cuando Hitler pasa a ser el jefe de estado alemán, la Puerta de Brandenburgo presenció otro momento para la historia, tanto de Alemania como del resto del mundo. Los míticos desfiles celebrando el ascenso al poder.
Luego llegaría la Segunda Guerra Mundial. El monumento sufrió grandes daños por la lucha armada en el sitio a Berlín. Esto hizo que la ciudad tuviera que ver el monumento en malas condiciones hasta 1956, cuando se decidió reconstruirlo.
“La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.”
-Friedrich Nietzsche-
El Muro de Berlín
En 1961 empezó a construirse y pasó a ser una de las trece puertas encargadas de separar entre ellas a las dos Alemanias. Todo ello provocó que toda la solemnidad y grandiosidad del monumento se fuera olvidando.
Esto acabó al caer el muro en 1989. La puerta volvió a recuperar su esplendor y es la única que se mantiene en pie de las que formaban parte de ese muro. Hoy es un símbolo de la reunificación de Alemania.
Nuevo siglo, nueva reforma
Al comienzo de siglo, más concretamente en 2001, se produjo una nueva renovación del monumento. La idea fue pulir e ir arreglando los desperfectos que el paso del tiempo habían causado. En 2002 se volvió a inaugurar con motivo del aniversario de la reunificación, que había ocurrido trece años antes.
Como puedes ver, a día de hoy la población alemana ha conseguido que este destacado monumento siga siendo su emblema y recordatorio del pasado. Cobra especial importancia, dado su papel en los últimos y agitados siglos, tanto en la capital como en el resto del país.
Así que ya sabes, si visitas Berlín, disfruta de uno de sus mayores símbolos. Y no ya de Alemania, sino también del continente. Así, a la vez, conoces una de las principales capitales europeas.