Puente de Dios en México: todo lo que debes saber
Puente de Dios es un rincón especial para los amantes de la naturaleza y para los que tienen espíritu aventurero. Durante mucho tiempo permaneció en el olvido, pero en la actualidad se ha vuelto relevante por su extraordinaria belleza.
Este sitio se encuentra ubicado a 3 kilómetros del municipio de Tamasopo, perteneciente al estado de San Luis Potosí, en México. Cuenta con una superficie de 1335 kilómetros cuadrados y una población cercana a los 5000 habitantes.
El lugar está rodeado de cadenas montañosas que se elevan hasta 1500 metros sobre el nivel del mar, y que pertenecen a la Sierra Madre Oriental. Puente de Dios forma parte de un estrecho desfiladero conocido como Cañón de la Angostura, y en su base corre el río Escanela.
El cañón forma una caverna que, a su vez, es atravesada por el río Gallinas, lo que da origen a hermosas e imponentes caídas de agua y pocetas azules en las que es habitual nadar. Todo esto en medio de un bosque tropical con gran diversidad de fauna, flora y ecosistemas.
El ferrocarril
En el pasado, esta región mantenía un intercambio comercial muy activo con diferentes zonas del país, gracias al ferrocarril. Sin embargo, con los procesos de privatización, este medio de transporte fue desapareciendo poco a poco hasta caer en el olvido.
El ferrocarril fue construido a finales del siglo XIX, entre los territorios de Rayón, Cárdenas, Alaquines y Tamasopo. Recorría áreas con una rica diversidad bilógica; adicionalmente, entre las estaciones de Cafetal y Canoas atravesaba el Cañón del Espinazo de Diablo.
Luego de 50 años de abandono, las visitas frecuentes de espeleólogos y amantes del campismo llevaron a que los ojos fueran puestos nuevamente en Puente de Dios. Por esa razón, desde los años ochenta, el lugar viene tomando una especial relevancia turística.
¿Quiéres conocer este maravilloso lugar? te invitamos a realizar esta excursión al Puente de Dios.
Las comunidades en Puente de Dios
En sus orígenes, la región se encontraba habitada por diversas comunidades indígenas, entre las que sobresalían la Pame, Tenek, Nahuas y Otomíes. Estas comunidades nómadas se desplazaban por los territorios de Rayón, Tamasopo, Santa Catarina y Ciudad del Maíz.
Estas comunidades tuvieron una historia no solo compleja, sino también trágica, especialmente a partir del arribo de los españoles. Esto provocó que su población fuera reducida significativamente y relegada al territorio correspondiente a la sierra.
Lamentablemente, los pobladores perdieron la mayor parte de su territorio ancestral y buena parte de su identidad cultural. Hoy en día, algunos de los descendientes de estas etnias permanecen en grupos aislados protegiendo sus costumbres. Otros se han adaptado a vivir bajo el modelo social y económico predominante en el país.
El trayecto a Puente de Dios
El trayecto de Tamasopo que conduce a Puente de Dios constituye una experiencia maravillosa en la que uno se integra con la naturaleza. El amanecer se inunda de aves que, con sus melodiosos cantos, llenan de alegría el territorio.
El lugar se dibuja como un paisaje prehistórico, fresco y cálido, con bosques verdes por entre los que se cuela una luz de belleza singular. En el fondo, se yerguen los enormes muros que dan origen al Cañón de la Angostura.
Las rocas presentan formas caprichosas que desatan la imaginación y facilitan la creación de un telón de fondo con todo tipo de escenarios. El Cañón de la Angostura es en sí una verdadera obra de arte natural.
Este paisaje de ensueño es atravesado por el irregular río Escanela, que se ensancha y adelgaza constantemente en sus meandros, pero que también da origen a pequeñas cascadas y pocetas de una belleza excepcional.
Un viaje en el tiempo
Hay una fuerza familiar y extraña a la vez que invita a ir más allá, a adentrarse en las entrañas de esta población. En este espacio detenido en el tiempo, solo priman los sentidos; es como si todo fuera virgen, todo es nuevo. Luego de avanzar por sobre pequeños puentes fabricados en madera que atraviesan otros ríos y zonas rocosas, se llega a Puente de Dios.
Allí también hay una gruta, resultado de procesos geológicos naturales que se han repetido a lo largo de millones de años. Es el resultado de una lucha entre el agua y la roca, en la que el líquido se filtra atravesando el techo y crea una lluvia infinita de agua pura y cristalina. Al mismo tiempo, se forman estalactitas que apuntan desde el cielo, como señalando la extraordinaria belleza del lugar.
En las pozas turquesa con sus mágicas cascadas, se siente que es posible la felicidad, mientras juguetean ranas, mariposas y aves de todos los colores. Para llegar allí solo hay un camino; para salir se debe andar sobre los pasos, como un viaje en el tiempo.
Todo es abrazado por los verdes intensos de la exuberante vegetación de la selva circundante, que se fusiona con el azul profundo del agua en la base. Aquí todo se ve perfecto, todo se siente bajo el manto de una armonía única.
El lugar de la vida y del color
En Puente de Dios y sus alrededores, es posible visitar gran cantidad de fuentes de agua repartidas entre pequeños ríos, manantiales, cascadas y pocetas. También se encuentran cavernas de diversas características.
Así mismo, hay edificaciones antiguas como las del ferrocarril, que forman parte del patrimonio histórico de la nación. En este lugar se puede practicar campismo, caminata y canotaje, además de ecoturismo y turismo de aventura.
En síntesis, se trata de un espacio ideal para registrar fotografías tipo postal, para un pintor colorista o para simplemente respirar tranquilidad. En Puente de Dios, el agua y la vida se fusionan de muchas formas, mientras la luz ilumina con todo tipo de colores. Así de bello es este lugar de México.
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