El Puente Colgante de Bilbao, el transbordador más antiguo del mundo
El Puente Colgante de Bilbao, también conocido como el Puente Colgante de Vizcaya, une desde el año 1893 las orillas de la ría del Nervión a la altura de las poblaciones de Portugalete y Getxo. Pero no os hablamos de un sitio de paso, es mucho más. Tanto, que está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El Puente Colgante de Bilbao, símbolo de una época
A finales del siglo XIX, Vizcaya se había convertido en uno de los grandes focos industriales de España. Era un territorio muy dinámico y activo, y por eso no es extraño que aquí se construyera el primer puente transbordador con estructura de hierro de todo el planeta.
Por ello, siempre resulta muy interesante conocer algo sobre la historia del Puente Colgante de Bilbao antes de visitarlo.
Sobre su creador
El arquitecto que proyectó esta obra fue Alberto de Palacio y Elissague. Un personaje muy valioso para la ingeniería y el diseño, pero también tenaz y testarudo. Y es que no le fue fácil llevar a cabo el proyecto del Puente Colgante de Bilbao.
Se aseguró de que su empeño llegara a buen puerto, incluso hizo que su trabajo lo revisara el propio Gustave Eiffel. Así logró una obra que todavía sigue en uso, siendo la más antigua en su género.
Aunque si viajáis por el mundo veréis algunas estructuras semejantes a esta. Una está en Alemania, en Osten. Otra la hallaréis en Newport, en territorio británico. También en Francia hay una construcción semejante, la de Rochefort-Martrou. Aunque quizás el más conocido sea el puente del barrio de La Boca en Buenos Aires, Argentina.
“Grandes descubrimientos y mejoras implican invariablemente la cooperación de muchas mentes.”
-Alexander Graham Bell-
Algunos datos sobre el Puente Colgante de Bilbao
La primera pregunta al contemplar el Puente Colgante de Bilbao es qué altura tiene. Y la respuesta es 45 metros. ¿Por qué es tan alto? También la respuesta es simple. Bajo él tenían que pasar los grandes buques que se hacían en los astilleros bilbaínos, aguas arriba de la ría. Muy cerca de donde hoy está el famoso Museo Guggenheim.
Y una vez conocida la altura, hay que valorar su anchura de más de 160 metros. Una anchura que se puede salvar caminando por la parte superior del puente o sobrevolando las aguas del Nervión en el transbordador. Por cierto, un transbordador que está en funcionamiento de forma continua: todos los días y durante las 24 horas.
El hecho es que el ahorro de tiempo para cruzar a ambas orillas es enorme, ya que si hubiera que ir de Portugalete a Getxo por carretera, el trayecto puede durar media hora fácilmente. Y en cambio, con el Puente Colgante de Bilbao se cruza en 90 segundos. Y sí, también puede ir en el transbordador nuestro automóvil, además de otros 200 pasajeros.
En las dos orillas de la ría
La propia experiencia de subir al Puente Colgante de Bilbao ya merece la pena, puesto que no siempre es posible usar del modo más cotidiano una obra que es Patrimonio de la Humanidad. Pero además, permite gozar de los encantos en ambas márgenes de la ría. Así que a continuación os decimos qué os espera a un lado y al otro.
Portugalete
La población de Portugalete, Portu para los locales, es de las más monumentales que nos esperan en la zona. En su trama urbana, siempre en cuesta, hay monumentos como la basílica de Santa María, la torre Salazar o el quiosco de la música en la parte baja.
Y sobre todo, hay numerosas tascas, bares y restaurantes donde comprobar si es cierta la fama de la gastronomía vasca.
Santurce
Desde Portu sale un paseo en paralelo a la ría en el que nos vamos a encontrar el Puente Colgante de Bilbao. Pues bien, un poco pasado el transbordador comienza el núcleo de Santurce. Allí también merece la pena irse de pintxos y aprovechar para visitar su Museo del Mar creado en un viejo pesquero varado junto al puerto.
Getxo
Y si optamos por tomar el Puente Colgante de Bilbao y visitar la otra orilla, allí nos espera Getxo. Una de las localidades más elegantes y selectas de toda Vizcaya. En especial en su zona más cercana a las playas, conocida como Las Arenas.
La gran ventaja es que no hay que elegir entre una orilla y otra. Gracias al Puente Colgante de Bilbao, en un momento se está en ambas márgenes y por un precio muy económico.
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