Un paseo por el Bósforo de Estambul, entre Asia y Europa
El estrecho del Bósforo es el angosto paso marítimo que une el mar de Mármara con el mar Negro. Un codiciado accidente geográfico que une o separa, según se mire, Asia y Europa. Por ello es uno de los tesoros que protege la gran metrópoli de Estambul, la cual se sitúa al sur del estrecho. E incluso queda dividida en dos por sus aguas, por ello es una urbe en dos continentes.
El Bósforo y Estambul
Estambul es uno de los destinos viajeros más demandados del mundo. Cualquiera desea conocer sus mezquitas, sus bazares, sus palacios, así como toda la historia que atesora una urbe que antaño se llamaba Constantinopla o Bizancio.
Por eso, cualquier día del año miles y miles de turistas llegan a la ciudad turca, y entre las muchísimas actividades que allí les esperan, está hacer un crucero por el Bósforo.
Los barcos del Bósforo
Los cruceros que parten desde Estambul para navegar por el Bósforo zarpan del muelle de Eimonönü. Y conseguir los billetes se puede hacer allí mismo, en las oficinas de las distintas compañías. Incluso en vuestro hotel os los podrán conseguir sin demasiadas complicaciones, aunque tal vez con una pequeña comisión.
Así que una vez conseguido el billete, ya solo queda madrugar y salir de buena mañana a recorrer este estrecho. Un lugar que nos ofrecerá vistas realmente imponentes.
Estambul
La primera de esas vistas es la de Estambul, ya que conforme avanza el barco se empieza a tener una perspectiva distinta de esta urbe mágica. Y desde el agua sus monumentos más emblemáticos como el Palacio Topkapi, la Torre Gálata o la basílica de Santa Sofía cobran otra dimensión distinta a la que se aprecia desde tierra.
Será imposible que no hagáis un sinfín de fotos. Y si la mañana todavía está con un poco de neblina, no os agobiéis y esperad a la vuelta por la tarde para tomar esas instantáneas.
El puente de Atatürk
Cuando se viaja a Turquía se ven un sinfín de imágenes de su gobernante más famoso desde tiempos de Solimán el Magnífico. Hablamos del presidente Mustafa Kemal Atatürk, al que se le considera el padre de la Turquía moderna. Por eso no extraña que la obra más grandiosa del país lleve su nombre.
Hablamos del puente de Atatürk, que durante nuestro crucero por el Bósforo atravesaremos por debajo. Un puente de dimensiones colosales y que sobrecoge se mire desde donde se mire. Sea desde su asfalto, desde el mar o desde sus orillas, una en Europa y otra en Asia.
“Debemos considerar a la humanidad como un cuerpo único y a cada nación como un órgano del mismo.”
-Mustafa Kemal Atatürk-
La fortaleza Rumeli
Cuando parece que ya vamos perdiendo la vista de Estambul, el Bósforo nos muestra la fortaleza de Rumeli. Una gran obra defensiva que se concibió para proteger y vigilar el tráfico marítimo en el siglo XV. Un castillo digno de contemplar y cuyo poderío es la antesala de lo que nos espera a partir de ahora.
Pero son muchos los lugares que vamos descubriendo durante la navegación. Justo ante el castillo Rumeli, se ve la fortaleza de Anatolia. Y un poco antes se distingue la elegancia del Pabellón Kukucsu. Luego, por ejemplo, está el esplendor del parque Emirgan Korosu o el palacio de Sait Halim Pasa Yalisi.
Rumeli Kavagi
A lo largo del recorrido del crucero por el Bósforo se hacen varias paradas. Si bien los viajeros suelen descender del barco en una de las dos últimas. La primera de ellas es en Rumeli Kavagi en la orilla europea.
Aquí se levanta el castillo de Imros sobre una colina. Un emplazamiento idóneo para vigilar toda la zona, y la cercana desembocadura en el mar Negro.
Anadolu Kavagi
Y es que estamos ya al final del trayecto por el Bósforo, ya que la última parada es en la población de Anadolu Kavagi, en la otra orilla, la asiática. Allí también había una fortaleza vigilando, en este caso la de Yoroz.
Hasta ahí es obligado ascender durante este viaje, ya que las vistas de este rincón del mundo donde confluyen mares y culturas es impactante y de lo más evocadora.