El Palacio Peterhof, una belleza rusa
El Palacio Peterhof es uno de los recintos más fascinantes del mundo, y es que no solo de trata de una construcción palaciega con bellos edificios barrocos y un gran palacio principal, sino que está formado por dos grandes parques y el conjunto de fuentes más grandes del mundo. Vayamos a conocer este impresionante palacio.
Ubicado a 29 kilómetros de San Petersburgo, entre la carretera y el mar, a orillas del golfo de Finlandia, nos encontramos con el Palacio Peterhof, uno de los complejos arquitectónicos más refinados y reconocido como uno de los palacios más bellos del mundo.
Este impresionante palacio tiene una extensión aproximada de 1.000 hectáreas y está formado por palacio Grande, Chalet, Marly, Monplaisir y el palacio de los Granjeros. Además, cuenta con dos grandes parques que contienen parques más pequeños con diversas construcciones, así como fuentes, cascadas, diversas estatuas y otros ornamentos decorativos.
Historia del Palacio Peterhof
En su intento por emular las construcciones occidentales de la época, el zar Pedro I el Grande, fundador también de la histórica capital, construyó este magnífico palacio en 1714, con el que quiso eclipsar la belleza y fama del Palacio de Versalles y que sirvió de residencia principal.
El palacio fue concluido en 1721, de la mano del arquitecto alemán Shluter, el francés Le Blond y el italiano Miketti. Su aspecto original ha cambiado con el tiempo debido a las obras realizadas por los sucesivos monarcas. Después de 1917 el conjunto de Petrodvorets fue tomado por el gobierno soviético bajo su control y fue transformándose en museo arquitectónico y artístico.
Los jardines del Palacio Peterhof y sus fuentes
Su diseño responde a una distribución geométrica de estilo francés y preceden a la fachada principal del Gran Palacio Bolshoi Dvorets. Están decorados con cinco fuentes, tres de ellas alineadas en la parte central, entre las que destaca la más grande: la fuente de Neptuno.
Desde el majestuoso edificio del Gran Palacio cae una cascada con estatuas doradas a sus lados que lucen magníficas bañadas con la luz de sol, entre surtidores de agua. Un cuidado canal recoge estas aguas y las entrega al Báltico, a unos 500 metros más allá.
Entre las fuentes del Palacio Peterhof están las denominadas fuentes divertidas como El escaño de Pedro Primero, La Encina, Los Pinitos o El Paraguas. Son aquellas que lanzan agua hacia lugares que no se espera, empapando a los desprevenidos visitantes.
Su belleza inigualable y su experiencia divertida hacen que las fuentes siempre estén rodeadas de personas, sobre todo de los niños a los cuales les encanta jugar con ellas.
Pero la mayor atracción es la Gran Cascada Bolshoi Kaskad, decorada con 37 estatuas doradas y 64 fuentes, donde sus caídas de agua paralelas llegan a un estanque semicircular donde se encuentra la famosa estatua de bronce dorado que representa a Sansón desgarrando las fauces de un león.Toda una alegoría de la victoria de los rusos frente a los suecos en la batalla de Poltava.
En el Parque Inferior se encuentran pequeñas fuentes pero igualmente bellas, como las fuentes de Adán y Eva, la fuente del Sol, la fuente de la Pirámide, la Cascada del Tablero de Ajedrez o la Cascada de la Montaña Dorada. A su vez podemos encontrar decenas de pabellones como los palacetes de Monplaisir y Marly, el “Hermitage”, la Orangerie, La Granja o el Palacio Belvedere.
Palacio de Monplaisir
Este era el Palacio preferido de Pedro el Grande. Llamado Monplaisir, la palabra francesa que se traduce como “mi placer”, fue construido según sus propios bocetos. Está decorado con más de 170 pinturas que forman una hermosa colección junto con los paneles de barniz, las tallas de madera, los muebles, los azulejos y las porcelanas chinas.
“Quienes son pródigos en exceso y se entregan al lujo, fácilmente se vuelven orgullosos.”
-Confucio-
El Palacio Grande
El Gran Palacio se encuentra en la parte central del conjunto arquitectónico de Peterhof sobre una terraza natural de 20 metros de altura. El arquitecto Bartolomeo Rastrelli Francesco lo transformó en una obra de arte del Barroco en el siglo XVIII. En el siglo XIX se incluyeron motivos decorativos neoclásicos y del rococó.
Entre toda su belleza, destaca el Gabinete de roble de Pedro el Grande, con paneles tallados por Nicolás Pineau; la Gran Escalera; la Sala de Baile; la pinacoteca, con 368 pinturas de Pietro Antonio Rotari; la sala Cesme, creada en honor de la victorias navales por Catalina la Grande; las habitaciones Chinas y la Sala del Trono, que cuenta con una colección de pinturas de los Romanov.
El Palacio Peterhof es una construcción palaciega con una belleza increíble. El conjunto de fuentes de sus parques, adornadas con las espectaculares esculturas doradas, hacen que este palacio sea considerado como uno de los mas hermosos del mundo. Vale la pena una visita a este impresionante lugar.