El palacio de Schönbrunn en Viena, conoce su historia
El palacio de Schönbrunn es uno de los lugares imprescindibles de Viena. Este palacio, conocido como el Versalles vienés, te hará descubrir la historia de un país realmente interesante. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1996, esta hermosa edificación, protagonista de postales y películas, te dejará sin aliento.
Conoce más de la historia del palacio de Schönbrunn
Es cierto que existen numerosos monumentos en Viena que debemos visitar, y que además se encuentran más céntricos que el palacio de Schönbrunn. Es el caso del Palacio Imperial de Hofburg, el Museo de Historia del Arte o la catedral.
Sin embargo, alejarse del centro de la ciudad para recorrer los jardines y el interior de Schönbrunn, sin duda alguna, merecerá la pena. El encanto de este palacio no tiene comparación.
Desde la Edad Media hasta la actualidad
La historia del palacio de Schönbrunn se remonta a la Edad Media. A principios del siglo XIV, en este lugar había una edificación llamada Katterburg. Una construcción que formaba parte del monasterio Klosterneuburg.
En sus inicios, el terreno estaba ocupado por una casa, un establo, un molino y unos jardines. Célebres personajes fueron arrendatarios de este lugar y fueron modificando poco a poco la estética de las construcciones.
A mediados del siglo XVI Maximiliano II ordena construir aquí un pabellón de caza. Quedaría arrasado siglo y medio después, durante un asedio a la ciudad. A finales del XVII comienza la construcción de un nuevo palacio, que sería posteriormente ampliado.
Así, el palacio de Schönbrunn acabaría siendo residencia veraniega de los soberanos austriacos durante dos siglos, desde la época de María Teresa de Austria hasta el final de la monarquía en 1918.
Cómo es el palacio de Schönbrunn
Junto con lugares como Versalles, el palacio de Schönbrunn es considerado como una de las construcciones barrocas más impresionantes y más bellas de Europa. Por ello, es visita indispensable en la capital austriaca.
La esposa de Fernando II, Leonor Gonzaga, fue la que bautizó este lugar como “Shönbrunn”, que significa “fuente bonita”. La razón es que los jardines del recinto estaban decorados con fuentes y preciosas estatuas.
En lo que se refiere al palacio, fue otra mujer la que tendría un protagonismo indiscutible. Ya la hemos mencionado. María Teresa de Austria sería quien ordenara una reforma y ampliación de la construcción para convertirla en un espacio majestuoso.
Así se levantaron magníficas salas, como la Gran Galería, uno de los lugares del palacio donde podemos contemplar el verdadero esplendor del rococó en Viena. Hoy están abiertas al público 40 de las 200 estancias del monumento. Visitarlas nos permite acercarnos a la vida de la dinastía de los Habsburgo.
La importancia de sus salas
Cada una de las estancias de este hermoso palacio guarda un pedazo de su historia. En Salón de los Espejos, artistas como Mozart interpretaron piezas musicales. Y en el Gabinete Chino Oval, María Teresa organizaba conferencias secretas.
Por otro lado, está el Salón Chino Azul, donde se firmó el final de la monarquía. Mientras, el Salón del Millón, decorado con objetos traídos de India y Persia, se considera una de las salas rococó más bonitas. Y también el Salón “Vieux-Lacque” tiene una gran importancia, pues Napoleón dio una conferencia en él.
Los jardines de palacio
Además de impresionantes estatuas, fuentes, monumentos, flores y árboles, el palacio de Schönbrunn cuenta con una increíble glorieta. Y aquí se puede visitar también el Museo de Carruajes Imperiales y un zoológico.
Por otro lado, algunos de los rincones más admirados de la propiedad son el jardín del Príncipe Heredero, el laberinto, la Casa de las Palmeras, la Casa del Desierto y el jardín Oraniengarten. Los jardines pueden visitarse de forma gratuita.
Por otra parte, el Museo de Carruajes Imperiales recorre la vida de Sissi. Podemos contemplar una exposición de recuerdos desde su boda hasta su trágica muerte. Entre los objetos más reconocidos está la carroza utilizada en su coronación en Budapest y el coche de caballos usado en Ginebra antes de su asesinato.
Pero, además de ellos, el museo exhibe otros muchos vehículos históricos de enorme belleza y valor. Hasta 170 carruajes, sillas y trineos se pueden contemplar en sus salas.
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