New York Cafe de Budapest, uno de los cafés más hermosos
La capital de Hungría tiene muchos atractivos, como por ejemplo el Puente de las Cadenas, el castillo de Buda o los baños Szécheny. Pero además, podemos disfrutar de unas horas de relax e historia en uno de los cafés más bonitos del mundo. El New York Cafe es una experiencia para todos los sentidos, un lugar único y especial que te encartará.
New York Cafe, un rincón maravilloso
Se dice que es el mejor café del mundo. Por ello, todos los turistas que llegan a la capital húngara deben pasar por el New York Cafe y, en lo posible, desayunar o merendar en una de sus mesas.
Hoy pertenece al hotel Boscolo y es muy famoso a nivel internacional. Sin embargo, este edificio se construyó como sede de una compañía de seguros, cuyo nombre fue usado para la cafetería.
El establecimiento se inauguró el 23 de octubre de 1894. Y en su larga historia ha pasado por momentos gloriosos y de decadencia. Pero independientemente de todo ello, lo que es cierto es que por el New York Cafe ha pasado lo más granado de la sociedad y la vida cultural de Budapest.
La mejor época de este establecimiento fue el periodo conocido como “de entreguerras”, cuando Budapest era un centro cultural destacado de Europa Central. Durante el comunismo cayó su esplendor, tal y como sucedió con el país en general. Pasados esos años el establecimiento debió cerrar algún tiempo para devolverle su magia original.
Aunque se trate del sitio más costoso para tomar un café de toda la capital, merece la pena la inversión. Más que una cafetería, el New York Cafe de Budapest parece un palacio. ¡Te sentirás como un auténtico rey!
“Entre los muchos lujos de la mesa, el café puede ser considerado como uno de los más valiosos. Él atisba la alegría sin intoxicación y el placentero flujo de espíritus que ocasiona nunca es seguido de tristeza, languidez o debilidad.”
-Benjamín Franklin-
Puro lujo
El color dorado es el predominante en el salón, e incluye también el techo y las columnas. Las paredes a su vez contienen hermosos frescos. Y mención aparte merecen las lámparas de araña majestuosas y el relieve de los arcos. ¡Te quedarás asombrado mirando una decoración tan ostentosa como exquisita!
Además, el servicio de los camareros es excelente (hablan inglés) y la comida es deliciosa. Una buena idea es ir a media mañana y pedir un desayuno completo con tartas húngaras y chocolates con nata o cafés. Así te llenarás y podrás evitar el almuerzo.
En ese menú dos personas gastarán unos 20 euros… pero piensa que estás pagando una visita turística a un lugar con mucha historia, y de paso consumiendo delicias locales. ¡Así no parece tanto dinero!
Más cafeterías imperdibles en Budapest
Además del New York Cafe, Budapest nos ofrece otros maravillosos establecimientos donde disfrutar no solo de una infusión o un café, sino también de la arquitectura y la historia:
1. Central Kavehaz
Es uno de los más antiguos de la ciudad, ya que abrió sus puertas en 1887. Con precios un poco más accesibles, este punto de encuentro cultural para escritores, músicos, pintores y profesores está abierto de 8 de la mañana a 11.30 de la noche. Se ubica en el Nº 9 de la calle Károlyi Mihály.
2. Gerbeaud
Una pastelería y cafetería que no puedes perderte en tu paso por la ciudad. Se localiza en la Plaza Vorosmaty, un lugar muy animado de Budapest desde su creación en 1858. Cuenta con varios salones elegantes que te harán viajar a la época novecentista de Europa Central. Aquí disfrutarás de los más deliciosos pasteles de tu vida.
3. Alexandra Bookcafe
Quizás tenga un poco menos de encanto que los anteriores, sin embargo esta cafetería de la Avenida Andrassy también ofrece una librería con decenas de textos (en húngaro casi todos). Este café se ubica en la planta superior del edificio Parisi Udvár y tiene unos techos altos muy bien decorados.
4. Ruszwurm Cukraszda
En la calle Szentharomsag este café es un pequeño establecimiento en la colina del castillo de Buda y es ideal para una parada entre tanto paseo. La pastelería se fundó en 1827 por la familia Szamos y su decoración es de estilo Bidermeier, muy popular a inicios del siglo XIX