El monasterio de Samos, una joya en el Camino de Santiago
El monasterio de Samos es una de las joyas en el recorrido del Camino de Santiago. Se trata de un lugar aislado y sereno, rodeado de naturaleza. Es un conjunto arquitectónico importante destinado al descanso de los peregrinos. Su interior guarda destacadas obras de arte, por lo que verlo de lejos no es una opción. Vamos a internarnos en los maravillosos rincones del monasterio de Samos. ¿Nos acompañas?
Monasterio de Samos, parada indispensable del Camino de Santiago
Se cree que el monasterio de Samos data del siglo V o VI, porque la primera referencia escrita que se conoce es del año 665. Se encuentra localizado en el municipio del mismo nombre, en la provincia de Lugo. Está, además, en las proximidades de la sierra de O Courel, donde se encuentra el monumento natural del plegamiento de Campodola.
Fue fundado por San Martín Dumiense como colegio de Teología y Filosofía. Con los años resistió invasiones, abandonos y dos desastrosos incendios en 1558 y 1951. Más adelante se convirtió en hospedería para los peregrinos del Camino de Santiago y actualmente se utiliza como centro de peregrinación.
“Un hombre sabio viaja para descubrirse a sí mismo.”
– James Russell Lowell –
Qué ver en el monasterio de Samos
1. Su arquitectura
En el monasterio de Samos se pueden reconocer distintos estilos arquitectónicos. Pueden observarse elementos del gótico tardío, el barroco y el renacentista. Se evidencia que en su construcción se buscó la grandiosidad, ya que las dimensiones de las dependencias son enormes, aunque su decoración es sobria.
Un devastador incendio en 1558 destruyó el cenobio. De la antigua construcción medieval solo se conserva una puerta de la vieja iglesia, la capilla del Salvador, una columna y un fragmento de una placa de mármol del siglo IX. La iglesia, los dos claustros y el resto de las dependencias monásticas son de época más moderna.
2. La iglesia
La construcción de la iglesia se inició en 1734 y finalizó en 1748. Es de estilo barroco, con una planta de cruz latina y tres naves. Su grandiosa fachada está precedida por una escalinata que termina en una puerta custodiada por cuatro columnas.
En su interior, la bóveda se encuentra iluminada por ocho ventanas circulares. Destaca su retablo mayor, excelente obra neoclásica. También es interesante la sacristía, de finales del siglo XVII y que alberga la famosa biblioteca de Samos, reconstruida después del incendio y que guarda los históricos libros que se salvaron.
3. La Capilla del Ciprés
Se trata de una pequeña capilla construida en el siglo IX. Está construida en un estilo mozárabe, con dos cuerpos y una sola puerta de acceso.
4. El Claustro Pequeño
Se levantó entre 1539 y 1582 y es llamado de “las Nereidas” porque en el centro del claustro hay una fuente con la figura de estos seres mitológicos. Una obra de estilo barroco del Padre Juan Vázquez.
Como su nombre indica, sus dimensiones son reducidas. Fue realizado por el arquitecto Pedro Rodríguez sobre las ruinas de un claustro anterior.
5. El Claustro Grande
Es uno de los elementos más importarte del monasterio de Samos. Fue construido entre los años 1685 y 1689, en estilos clasicista y herreriano. Cuenta con nueve arcos de medio punto en cada lado del claustro.
Presenta en la primera planta bellas pinturas murales que te sorprenderán. Destacan además regias columnas dóricas que también se aprecian en la segunda planta, mientras que en la tercera las columnas son jónicas.
Este claustro es famoso porque aquí tomó el hábito el Padre Feijoo en 1690 y así lo recuerda una escultura suya. Además, este claustro está considerado el más grande de España, con 3.000 m² de extensión.
El monasterio de Samos es lugar de gran belleza y está rodeado de naturaleza. Por el muro del lado sur discurren las aguas del río Sarria, lo que origina un paseo espectacular con varios puentes que llevan desde la orilla contraria al monasterio. Es el lugar perfecto pasar medio día o una jornada completa.
Samos es, además, punto de partida para excursiones de un día hacia Lugo o hacia Monforte de Lemos. ¡No te pierdas este fantástico lugar!