Los 5 mejores restaurantes italianos de España
España está repleta de restaurantes italianos, por lo que es difícil decidir cuáles son los mejores del panorama nacional. Sin embargo, nosotros lo hemos intentado y hemos elaborado una pequeña lista con los cinco afortunados. ¿Te animas a descubrirlos?
Cinco restaurantes italianos para chuparse los dedos
Si te gustan la pizzas, las lasañas o el tiramisú, en estos restaurantes italianos disfrutarás como nunca. Y si no eres un gran aficionado a la gastronomía de aquel país, seguro que tras visitar estos establecimientos te aficionas a ella. Comenzamos un recorrido de lo más delicioso.
1. Don Giovanni, Madrid
Es todo un referente a nivel nacional en lo que a restaurantes italianos se refiere. Ha ganado diversos premios, como dos Soles de la Guía Repsol y el reconocimiento al Mejor Restaurante Italiano de Madrid, concedido por la Muestra Gastronómica de la Pasta y el Dulce de Daroca (Zaragoza).
Al frente del Don Giovanni está Andrea Tumbarello, un siciliano que en 2005 asumió el traspaso de un restaurante italiano que le había servido pasta de mala calidad como cliente. Desde entonces, se ha rodeado de un equipo cualificado y ha apostado por productos de primera.
En su carta encontramos platos tan deliciosos como triángulos de pasta negros rellenados de mero y vieira o tagliatelle con trufa negra. Precisamente, los ingredientes estrella de la mayoría de las recetas del restaurante son la trufa y el huevo.
2. Xemei, Barcelona
Este restaurante está especializado en la cocina de Venecia. Está regentado por los gemelos Max y y Stefano Colombo, galardonados por la Accademia Italiana della Cucina. Un establecimiento que ofrece una carta basada en el producto y la temporada, sin cocciones complejas.
Algunos de los platos que se pueden degustar en Xemei son el arroz venere con radicchio, sepia y vinagreta de naranja; o el tartar de buey con salsa Cipriani. Especial mención requiere el pescado con las sardinas ‘in saor’ o el bacalao mantecato.
También destaca su carta de vinos, tratada con mucho mimo para que cada vino sea único. Y aunque si apostamos por pedir una botella el precio final ascenderá de los treinta y cinco euros a los cincuenta, la diferencia merece la pena.
3. Restaurante Da Carlo, Valencia
Se trata de un restaurante capitaneado por italianos, Carlo D’Anna y su mujer Adela, y con productos italianos, ya que estos son importados directamente del país mediterráneo. Aunque a la hora de elegir el pescado (sepia, lenguados, pulpitos…) los dueños optan por el ámbito local, en especial por la lonja de Cullera.
Por otro lado, el establecimiento carece de carta fija: los platos que ofrece varían prácticamente cada día, pero en los entrantes nunca falta el pescado. Como nunca suele faltar la pasta en todas sus variantes. Mientras, los lunes es día de pizza.
“No hay amor más sincero que el que sentimos hacia la comida.”
-George Bernard Shaw-
4. La Trattoria Napoletana, Bilbao
Para muchos se trata del mejor restaurante italiano de la capital vizcaína. Las razones son obvias: a su comida cien por cien casera se le suma su buena relación calidad-precio, pues los platos, además de contundentes, no son nada caros.
La variedad también es otro de sus puntos fuertes: pizzas artesanas, antipasti, calzones, lasagnas, focaccias, carpaccios, raviolis, gnocchi, spaguetti… Por todo ello no es de extrañar que recibiera el Certificado de Excelencia Tripadvisor en el año 2015.
5. El Nómada, Sevilla
Se encuentra en el corazón de la Plaza San Marcos, ofreciendo unas vistas espectaculares. Su especialidad son las pizzas, aunque en su carta hay otros platos alejados de la gastronomía italiana igual de recomendables, como las hamburguesas (Clásica, Tokyo, Jalisco o Trufa) o el superburrito de pollo.
Volviendo a las pizzas, las cuales no superan los once euros y se hacen en un horno de leña, nos encontramos algunas tan curiosas como la de masa negra con gambas al ajillo y perejil; o la de vichisua con brócoli, calabacín, cebolla y tomate natural.
Además habría que destacar la London, con bacon, peperoni, cebolla y carne; o la de Foie, con mermelada de tomate, rúcula, pimienta, jamón de pato, queso de cabra y, como no podía ser de otra manera, con foie.
Sus postres tampoco tienen desperdicio, empezando por la deliciosa lasaña de limón o el explosivo volcán de chocolate (coulant).