Un bello recorrido por los palacios de Viena
Decir Viena es pensar automáticamente en sus señoriales palacios… La historia de la capital austriaca gira en torno a tres de esos edificios majestuosos, entre emperadores, bailes y óperas… Ven con nosotros a disfrutar de los palacios de Viena, elegantes y espectaculares, y siéntete parte de la realeza… ¡Como la emperatriz Sissi!
Los 3 palacios de Viena
Durante una visita por la capital de Austria no podremos dejar de admirar la belleza de su arquitectura en muchos edificios del centro de la ciudad. Además de la Ópera o el Parlamento, hay que visitar tres palacios de Viena tan famosos como bellos. Vamos a conocerlos.
1. Palacio Schonbrunn
El conjunto que conforma el palacio y sus jardines fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La vivienda tiene ¡mil habitaciones! Y el parque 1 kilómetro de ancho por 1,2 de largo.
Empezó a construirse en 1642 como un “anexo” a la mansión usada como coto de caza por la realeza. Un siglo más tarde se utilizaría como residencia de verano para la familia Habsburgo, siendo su preferido hasta que en 1918 cae la monarquía.
En el recorrido por el interior del palacio podremos aprender mucho sobre su historia, los acontecimientos de la época en que la corte gozaba de su máximo esplendor y, por supuesto, las personalidades que pasaron por allí.
Las habitaciones son de estilo rococó, algunas más suntuosas (como por ejemplo el Salón Oficial) y otras más sencillas (los aposentos de los emperadores Francisco Javier e Isabel). De las estancias más llamativas de Schonbrunn podemos destacar la Gran Galería, el Salón Chino Circular, el Salón Chino Azul (donde abdicó Carlos I) y el Salón del Desayuno.
Por supuesto, el jardín del palacio es tan digno de visitar como el edificio. La glorieta ubicada en una colina ofrece vistas hermosas. No te pierdas el museo de carruajes imperiales y el zoológico más antiguo del mundo (fundado en 1752).
2. Palacio Hofburg
Es el más grande de los tres palacios imperiales de Viena y el más antiguo. Fue construido en diferentes etapas, siendo el siglo XIII el momento en que empezaron las obras (a esta zona se la conoce como “Ala Suiza“).
Entre las ampliaciones destacadas podemos indicar la de 1847, cuando Francisco José I derribó las murallas para reformar la ciudad. En la actualidad se pueden ver 18 construcciones entre jardines, plazas y patios.
Es la residencia oficial del presidente austriaco, pero en la historia albergó a muchos personajes destacados, entre ellos el zar Alejandro I y Adolf Hitler.
El Museo Sisi es sin duda uno de los lugares más interesantes de todo el conjunto. Está compuesto por seis salas donde se cuenta la historia de Isabel de Baviera, desde su juventud en Alemania hasta su asesinato en Ginebra. Un dato interesante: a la emperatriz no le gustaba este palacio, pero por cosas del destino todavía está presente en él.
Los Apartamentos Imperiales también son dignos de visitar: se trata de 19 habitaciones que albergaron durante 600 años a los monarcas e invitados. Están muy bien decoradas y muestran el esplendor de la realeza austriaca (los Habsburgo). Otro de los lugares imperdibles es la Platería, con una colección de objetos de plata pertenecientes a la monarquía.
“La opulencia es escuela de vanidad y aspereza.”
– Madame de Maintenon –
3. Palacio Belvedere
Fue construido por órdenes del príncipe Eugenio de Saboya entre 1714 y 1723 y está formado por dos edificios: alto y bajo, así como también unos extensos jardines que los separan.
Se trata de uno de los complejos más bellos y refinados de la arquitectura barroca. Fue más que importante en la historia del país, allí recuperó la independencia mediante la firma del Tratado de Estado en 1955.
El Alto Belvedere alberga el edificio principal, cuyo interior presenta decorados únicamente el Salón de Mármol, el hall de entrada y la capilla. En las habitaciones se ven colecciones de pintura desde la Edad Media.
El Bajo Belvedere tiene una fachada menos llamativa y expone una serie de obras de arte barroco. Destacan la sala de los Grotescos, el Salón de los Espejos y la Galería de Mármol. Junto a él se sitúa el edificio usado como invernadero.
Si has visitado los otros dos palacios de Viena, tal vez el de Belvedere te decepcione un poco. Puedes pasear por los jardines y tomar fotografías del exterior de los edificios, sin duda, lo más bonito del conjunto.