Los maravillosos lagos de Plitvice en Croacia
En la región croata de Lika se halla uno de los espacios naturales más bellos del este de Europa, el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice. Gracias a sus manantiales de aguas turquesas y a sus preciosas cascadas fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hoy paseamos por sus senderos y recorremos sus diferentes microclimas para conocer las razones que lo convierten en un bosque mágico e inigualable.
Lagos inferiores de Plitvice
Milanovac, Gavanovac, Kaluderovac y Novakovica-brod, son tan solo 4, pero harán las delicias del turista que se acerque a sus orillas. De hecho, han sido considerados por muchos como el paradigma de la auténtica hermosura terrenal.
Con tan solo una mirada a las preciosas cataratas que bañan estos estanques no serán necesarias otras justificaciones para creerlo. Maravillan la tonalidad azulada de sus aguas y la caída de estas a través de los arroyos, que se desploman sobre los pequeños embalses y transfiguran las rocas circundantes. Se crean así espacios con un aire de cuento de hadas.
Como curiosidad, cabe añadir que al tratarse de piedras de enorme porosidad, los saltos acuáticos van cambiando de sitio, alterando la estampa de la arboleda con el paso del tiempo.
Lagos superiores de Plitvice
Hay un total de 12 grandes lagunas que es posible visitar y contemplar. Destacan por su transparencia, que permite divisar los peces y demás animales que habitan en ellas. Están rodeadas por una profusa vegetación que se extiende conformando un enorme bosque.
Podría decirse que esta es la zona más verde, es decir, aquella que más en contacto con la verdadera naturaleza se encuentra. Un lugar que hará que nos olvidemos por completo de la humanidad mientras impregnamos nuestros pulmones con el agradable y fresco aire puro que baña el lugar.
Son muchos los que se limitan a visitar los lagos inferiores, dejando de lado a los que se ubican en las partes más altas. Sin embargo, lo más conveniente es acudir primero a estos últimos para después bajar a admirar los que han hecho famoso al parque.
Proscanko, el lago alimentado por el diablo
Se trata del segundo estanque de mayor superficie, tan solo por detrás del lago Kozjak. Lo mismo sucede con respecto a la profundidad que alcanza. Está bañado por unas preciosas y delgadas cataratas. Es el primero que tendremos la oportunidad de ver una vez que descendamos del singular trenecito que nos recogerá en cualquiera de los aparcamientos situados en las dos entradas de esta bella reserva.
Un lugar rodeado de leyenda. Las viejas historias narran que durante al Edad Media los habitantes de las inmediaciones fueron castigados con una gran sequía. Algunos de ellos, cansados de no conseguir nada rezando, decidieron dirigir sus plegarias a la Reina Negra. Así fue como el diablo se manifestó bajo la forma de montones de nubes de lluvia que descargaron su contenido sobre Plitvice, más concretamente sobre Proscanki, logrando así que la tierra no volviera a quedar seca nunca más.
“La naturaleza es un diccionario. Uno dibuja palabras de ella”
-Eugène Delacroix-
Lago Kozjak: un pintoresco traslado en barco
El lago Kozjak une los estanques superiores con los inferiores. Existen dos puertos a cada lado del mismo con el fin de permitir a los visitantes trasladarse libremente hasta la orilla contraria a través de un barco. Por suerte, el precio del pasaje está incluido en la tarifa de entrada al parque.
La barcaza simula la apariencia de un ferry típico, parecido a los que pueden encontrarse navegando el Mississippi. Eso sí, con un estilo mucho más austero. Durante el recorrido tendremos la sensación de que nos encontramos en mitad de una salvaje jungla. A pesar de ser hondamente profundo, sus aguas se asemejan a espejos cristalinos. Además, es también el más vasto de todos los pantanos de la zona.
Imponentes cuevas naturales: un atractivo desconocido
Como suele suceder la mayor parte de ocasiones, las atracciones más espectaculares dejan de lado la magnificencia de otras que también merecen la pena. Por ello, es importante que no olvidar dar un paseo por las numerosas cuevas naturales que plagan las paredes montañosas del lugar, algunas de las cuales son accesibles. Otras cuentan con un pequeño puente sostenido sobre las aguas que nos permite acercarnos para divisar lo que estas cavidades esconden a nuestra vista.
Es fundamental recordar que la forma y el estado de las cavernas varía según pasa el tiempo y el río las desgasta. De nombre impronunciable, entre todas ellas destacan Supljara, Golubinjaca, Mracnjaca y Velika Pecina. Esta última está oculta tras una gigantesca catarata.