La Estación Central de Nueva York, un gran escenario
La Estación Central de Nueva York no solo es una estación de trenes, sino que es una joya arquitectónica por la que pasan diariamente unas 750.000 personas. La mítica estación ferroviaria es símbolo de Manhattan, una ciudad dentro de la ciudad, y aunque la mayoría de los que pasan por ella son viajeros, hay quienes van solo a admirar su belleza y grandiosidad. Vamos a recorrer la Estación Central de Nueva York, ¿Nos acompañas?
Breve historia de la Estación Central de Nueva York
Esta estación se encuentra muy cerca de la Quinta Avenida y es un centro neurálgico de la Gran Manzana. Su historia comienza en 1871, cuando Cornelius Vanderbilt inaugura la Estación Central de Nueva York en la calle 42. Pero a pesar que posteriormente le realizaron algunas ampliaciones, esta se queda pequeña y deciden construir una nueva estación con mucha más capacidad.
Así nace la Grand Central Terminal de Nueva York, inaugurada en febrero de 1913 con un estilo Beaux Arts. Este recinto se convierte inmediatamente en un símbolo de la ciudad. Aunque fue reformada en 1998, esta joya arquitectónica ha conseguido mantener su estilo durante más de un siglo.
A pesar de que en 1913 su nombre cambió a Grand Central Terminal de Nueva York, la gente sigue llamándola Estación Central, como era llamada inicialmente.
Durante los años 40 la Estación Central de Nueva York recibía anualmente a 65 millones de viajeros. Sin embargo, el boom del automóvil y la creación de nuevas zonas residenciales en los 50 hicieron que el futuro de la estación pendiera de un hilo, ya que el tren cayó en desuso.
Para salvarla se construyeron en ella zonas comerciales y se vendió el edificio de oficinas que habían construido en su parte trasera, lo que se convirtió en el rascacielos de la Pan Am (ahora MetLife), con 59 plantas.
Qué ver en la Estación Central
Vestíbulo Principal
El inmenso vestíbulo principal está caracterizado por tres grandes ventanales de 23 metros de altura y un techo abovedado. El francés Paul Helleu, hizo del techo su lienzo y basándose en un manuscrito medieval pintó un cielo con las constelaciones zodiacales donde incluyó más de 2500 estrellas.
Vanderbilt Hall
Este salón está ubicado junto al vestíbulo principal. Cuenta con 12.000 metros cuadrados y era la antigua sala de espera. Impactan sus decoraciones de mármol rosa y lámparas doradas.
“Muchas veces el tren equivocado terminó llevándome al lugar correcto.”
-Paulo Coelho-
Gran Escalinata
Cuando se visita la Estación Central, lo primero que llama la atención es la Gran Escalinata. Se trata de dos escaleras dobles realizadas en mármol. El diseño de estas inmensas escaleras está inspirado en la Ópera de París.
Grand Central Oyster Bar
Este es uno de los restaurantes más populares de la Estación Central. Es especializado en ostras y su techo está decorado con azulejos amarillos. Una de sus curiosidades es que aquí se filmaron algunas escenas de la serie Mad Men.
El Reloj de Cuatro Caras
Este precioso reloj de cuatro caras fue realizado en 1913 con una maquinaria suiza, tan precisa, que solo se retrasa un segundo cada 14 millones de años. Se encuentra sobre el mostrador del vestíbulo principal y tiene un valor de 10 millones de dólares.
Sala de los Susurros
Ubicada al lado del Grand Central Oyster Bar, es llamada así por su excelente acústica. Si una persona susurra en un extremo, al otro extremo podrá ser escuchada.
Sala de los Besos
La Estación Central cuenta con una sala llamada Kissing Room. Su nombre oficial es Biltmore Room y se encuentra en el vestíbulo principal. Es llamada así porque aquí era donde se encontraban los viajeros con sus amigos, parejas y familiares, que les esperaban con besos y abrazos ante la emoción del encuentro.
Estación Central de Nueva York, escenario de películas
Ante la belleza de este recinto, era lógico que cineastas y productores de Hollywood, la aprovecharan como escenario de películas tan famosas como Superman, Los Vengadores, Men in Black, Fuga a Medianoche, Cotton Club y muchas más.
Por último, no te vayas de la Estación Central de Nueva York sin admirar las preciosas fachadas exteriores, sobretodo la cara sur, con su escultura Transportation o The Glory of Commerce, diseñada por Jules Coutan y que personifica a Mercurio, dios del comercio y los viajes. Todo el conjunto escultural rodea un enorme reloj de 4 metros con cristal de Tiffany, uno de los más grandes del mundo en su tipo.