La Basílica de San Pedro, una joya en todos los sentidos
Se trata de una de las visitas imprescindibles en Roma, sin importar la religión que se profese. La Basílica de San Pedro es una joya artística de incalculable valor, además de ser el templo católico más grande del mundo y lugar sagrado para los cristianos. Vamos a conocer mejor esta espectacular y maravillosa construcción ¿Vienes?
La importancia de la Basílica de San Pedro
Más allá de su tamaño (2,3 hectáreas) y su altura (la cúpula domina el horizonte de la ciudad), la Basílica de San Pedro es uno de los lugares sagrados para el catolicismo. Es, además, la más importante de las cuatro basílicas mayores (las otras son San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor).
Según indica la tradición católica, esta basílica se construyó sobre el lugar de entierro de San Pedro. El lugar exacto sería debajo del altar mayor. Y no solo el santo, desde la época paleocristiana en este sitio se ha enterrado a la mayoría de los papas.
La construcción del templo actual se desarrolló sobre una basílica constantiniana. Las obras comenzaron en el año 1506 siguiendo las órdenes del papa Julio II y terminaron en 1626. Entre los arquitectos encargados del proyecto podemos destacar a Miguel Ángel, Donato Bramante y Bernini.
De visita por la Basílica de San Pedro
Datos prácticos
Ubicada en el centro histórico de Roma, cerca del río Tíber, se puede llegar a la basílica en metro: línea A (roja) estación Ottaviano – S. Pietro. También puedes ir andando desde el centro histórico, cruzando el puente Sant’Angelo junto al castillo del mismo nombre.
El horario de visita es de 7 a 18 entre octubre y marzo y de 7 a 19 hs entre abril y septiembre. La cúpula abre una hora más tarde y cierra una hora antes en cualquier momento del año. Para no perderte ningún dato, puedes apuntarte a las visitas guiadas gratuitas de hora y media de duración y que parten del centro de información turística.
Ten en cuenta que para entrar a la Basílica de San Pedro no debes vestir ropa que deje al descubierto las rodillas y los hombros (tanto en hombres como en mujeres). Durante la visita podrás tomar fotografías sin flash.
El exterior de la basílica
La fachada principal está precedida por dos magníficas estatuas de San Pedro y San Pablo. Tras ellas se descubre la imponente fachada, de 115 metros de ancho y 46 de alto. Fue construida entre 1607 y 1614.
En la parte superior está el ático, con varias ventanas. Coronándolo, una espectacular balaustrada con 13 preciosas estatuas. Representan a Cristo Redentor, San Juan Bautista y once de los doce apóstoles.
El interior de la basílica
Tras atravesar el pórtico y acceder a la basílica por alguna de sus puertas, se descubre la belleza de su interior en todo su esplendor. Con capacidad para 20000 personas, de ella destaca su nave central, con 46 metros de alto y 190 de longitud.
Sin duda, lo que más llama la atención es el Altar Mayor con el espectacular baldaquino, obra de Bernini. Pero tanto en su nave central como en las laterales hay infinidad de tesoros artísticos de una belleza sublime. Entre esas joyas destaca La Piedad de Miguel Ángel.
“La Madre tenía que ser joven, más joven que el Hijo, para demostrarse eternamente Virgen; mientras que el Hijo, incorporado a nuestra naturaleza humana, debía aparecer como otro hombre cualquiera en sus despojos mortales.”
– Referencia de Miguel Ángel sobre La Piedad –
No es necesario ser ni un entendido en arte ni creyente, la belleza de la basílica llega al alma. En cualquiera de sus capillas, en su girola e incluso en las grutas vaticanas.
La cúpula
Iniciada por Miguel Ángel, aunque no culminada por él, es impresionante. Se puede subir a lo más alto, aunque es necesario estar en buena forma física. El primer trayecto se puede hacer en ascensor, pero el tramo final son 300 escalones.
La recompensa, al esfuerzo es, sin embargo, maravillosa. Desde la cúpula de San Pedro se observan las mejores vistas de la Ciudad Eterna y del Vaticano.
Una recomendación: aunque no te sientas con fuerzas para llegar a lo más alto, sube al menos hasta donde llega el ascensor . Podrás contemplar la basílica desde el interior de la base, tendrás el baldaquino a tus pies, en una imagen sobrecogedora difícil de olvidar. Y desde las terrazas de ese nivel también podrás contemplar Roma.
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