Un fin de semana ideal en Sevilla
Es una de las ciudades más importantes de Andalucía, bonita como pocas y tiene el casco antiguo más extenso de toda España (y el tercero más grande de Europa tras Venecia y Génova). Sevilla es mucho más que la Giralda, el Alcázar y la Torre del Oro… ¿Qué más hay que conocer en un fin de semana en esta hermosa ciudad? Vamos a verlo.
Sevilla, ideal para una escapada
Puede ser con amigos, en pareja, en plan familiar o incluso solo… Sevilla tiene tanto para disfrutar que en dos días hay que ser muy rápido para verlo todo. Es realmente placentero caminar por sus calles y barrios, disfrutar de unas ricas tapas con cerveza “tirá” y la mejor manzanilla del mundo.
Es muy sencillo visitar los atractivos a pie, por lo tanto, ropa cómoda y comenzamos la visita. El primer lugar que sí o sí tienes que conocer en Sevilla es la catedral, que fue erigida en la base de una antigua mezquita. La segunda más grande de Europa (después del Vaticano) es de estilo gótico y sus muros son realmente majestuosos. Está ubicada en la Plaza del Triunfo y a su lado se eleva el segundo hito sevillano: la Giralda, exactamente igual que la Koutobia de Marrakech (Marruecos).
La construcción del conjunto es realmente asombroso porque combina además el gótico con el barroco, el mudéjar y el almohade. No por nada es Patrimonio de la Humanidad. Desde lo alto de la torre se pueden ver las mejores panorámicas de la ciudad. No dejes de maravillarte con el “Giraldillo”, la escultura de bronce que representa el triunfo de los católicos.
Pero volviendo a la catedral, has de saber que allí se encuentran los restos de Cristóbal Colón y que el actual Patio de los Naranjos era el sitio de la purificación (ablución) de los musulmanes para rezar.
Sigue recorriendo sitios imprescindibles (que en la ciudad los hay a montones) para llegar a los Reales Alcázares, un complejo de jardines medievales que te hará viajar en el tiempo. Allí encontrarás un monumento a Colón y un bonito paseo (sobre todo el de Catalina de Ribera).
Muy cerca de ahí está el tercer lugar imperdible de Sevilla: la Torre del Oro, junto al río Guadalquivir. Si bien por el nombre creerás que es dorada, en realidad la bautizaron de esa manera debido a los tesoros y riquezas que se guardaban en su interior cuando los barcos llegaban de América. Otra de las teorías en relación a la denominación es que al atardecer la torre reflejaba en el río en tonos dorados.
La construcción data de los siglos XIII y XIV y en la actualidad es el Museo Naval. Desde allí caminando por el Paseo Alcalde Marqués del Contadero llegarás hasta la Plaza de Toros de la Maestranza, la más emblemática no solo de la ciudad sino también del país. Si no te gusta la idea de las corridas de toros al menos detente a ver su arquitectura externa. Verás estaturas de los toreros más renombrados de todas las épocas en una especie de paseo.
Continuando el recorrido atraviesa el puente de Isabel II (o puente de Triana), para admirar cómo el sol refleja en el río Guadalquivir. Si quieres ir por la noche, te encontrarás con una postal perfecta de toda la ciudad iluminada.
“El encanto íntimo de Sevilla está en lo que nos comunica su pasado. Su alma habla en la soledad silenciosa; así el alma triste de toda la vieja España.”
-Rubén Darío-
Segundo día en Sevilla
El domingo es ideal para recorrer el barrio Santa Cruz, uno de los barrios más bonitos que verás en tu vida. El origen es la vieja judería, la segunda más importante después de la de Toledo. Es un increíble laberinto de callecitas pequeñas y muy pintorescas. Has pasado por alguna de sus calles cuando el día anterior caminaste por el Real Alcázar.
Pero eso no es lo único del Barrio Santa Cruz, ya que encontrarás también el Hospital de los Venerables con su plaza homónima donde se dice que nació Don Juan Tenorio. El hermoso patio sevillano, el claustro de la iglesia y la fachada te dejarán boquiabierto. En el interior puedes además observar dos obras del pintor Velázquez: La imposición de la Casulla a San Ildefonso y Santa Rufina.
Sin duda, el principal atractivo del barrio de Santa Cruz está en el simple hecho de caminar sin rumbo y perderse por sus calles. Seguro encontrarás la Plaza Doña Elvira y sus naranjos (donde surgió el amor entre Don Juan y Doña Inés) y la calle Mateos Gago, con muchas tabernas y unas vistas hermosas de la Giralda.
Y para acabar la jornada de una manera relajada, nada mejor que dar un paseo por el romántico Parque María Luisa y acabar sentado en alguno de los bancos de la singular y especial Plaza de España.