Descubre los pueblos negros de Guadalajara
Dentro de la provincia castellana de Guadalajara, en pleno corazón de España, encontramos una serie de pueblos con un encanto y unas características muy peculiares que los hacen únicos. Son los pueblos negros, que han recibido ese apelativo por el color de sus edificaciones de pizarra y que se alzan junto a la espectacular sierra de Ayllón.
Itinerario por los pueblos negros
Dónde comenzar el camino
Siguiendo la ruta establecida, el primer pueblecito con que nos topamos es Campillejo, donde el caminante puede perderse por sus calles estrechas y sus callejones sin salida.
Cada rincón parece estar rodeado de muros hechos a partir de oscuras pizarras colocadas perfectamente las unas sobre las otras. Allí está ubicada una remodelada iglesia, digno exponente de este tipo de arquitectura.
La siguiente parada tiene lugar en El Espinar que, por su privilegiada situación, posee unas incomparables vistas. De nuevo daremos con numerosos ejemplos del estilo constructivo que nos ocupa, tanto en su parroquia como en muchas de las casas de doble planta que la circundan.
Si se dispone del suficiente tiempo debemos acercarnos a la cascada del Aljibe. En ella el río Soto nos regala un refrescante y curioso paisaje consistente en dos cataratas. La primera de ellas cae sobre una preciosa piscina natural. Desde esta, el agua es arrastrada a un segundo salto de mayor tamaño que termina en una pequeña laguna.
Segunda etapa y final
Nuestro recorrido continúa por Roblelacasa. Paseando por la calle de la Fuente, con sus casitas de pizarra decoradas con ventanas hechas de troncos y siguiendo el sendero marcado por sus calles empedradas, tendremos la oportunidad de sumergirnos en la arquitectura negra.
No podemos permitirnos pasar por alto Campillo de Ranas. Aquí se puede contemplar un antiguo y hermoso reloj de sol en la que fuera casa del cura.
Para despedirnos de la ruta visitaremos Majaelrayo, un poco más al norte, localidad vigilada desde la inmensidad por el Pico Ocejón, de más de dos mil metros de altitud.
Los más valientes pueden poner el punto final a la última etapa subiendo hacia su cima. En la subida, el caminante se sorprenderá con la amplia gama de plantas y árboles con que se topará a su paso. Dicha vegetación desplegará su aroma transformando este paseo en una experiencia idílica imposible de olvidar.
Aquellos que hallan decidido quedarse descansando en el pueblo podrán visitar la iglesia de San Juan Bautista, así como refrescarse en las orillas del río Jaramilla.
Gastronomía de los pueblos negros
El tránsito por estos trayectos serranos destaca por sus tonalidades verdosas, pero también sobresale gracias a la gran variedad de platos típicos que podemos paladear en la zona. En algún punto del camino el senderista se verá obligado a reponer fuerzas. Para ello nada mejor que una sopa caliente en invierno o unas buenas migas en verano.
“Nada puede causar mayor placer a los ricos de hoy, que comer como los pobres de antaño.”
-Michel Charasse-
Es imposible abandonar esta sierra repleta de ganado sin catar un buen asado sazonado con diversas y magníficas plantas aromáticas. El cabrito a lo breve y el hornazo de Tamajón son dos grandes ejemplos de excelente gastronomía de Castilla.
Los pescados frescos de los múltiples canales fluviales que la recorren también son exquisitos. Por supuesto, no sería posible marcharse sin degustar unas maravillosas setas recién cogidas o unos níscalos con patatas. Después de ingerir todas estas viandas seremos capaces de continuar nuestra senda, eso sí, algo más pesados que antes.
Fiestas: Castilla engalanada
Nuestro viaje por los pueblos negros será mucho más completo si participamos en algunas de sus fiestas populares. Dichas festividades resultan de enorme valor cultural y, por lo tanto, tremendamente interesantes.
Allí se celebran desde mercados medievales con sus característicos puestecitos de artesanía hasta romerías, como sucede en Los Enebrales.
No obstante, entre todas las fiestas destaca la del Niño Santo, que se lleva a cabo en el mes de septiembre. Durante la misma, un personaje disfrazado de colores llamativos conocido como “el Botargas” corre y salta detrás de pequeños y mayores. Dicho espectáculo es habitual no salo en esta zona, sino en toda la provincia de Guadalajara.