4 grandes catedrales góticas
Las grandes catedrales góticas europeas representan el final de la época más oscura de la Edad Media. Son edificios que hoy en día, pasados los siglos, no dejan de sorprender por su osadía constructiva, sus grandes alturas, sus escasos muros y sus grandes ventanales con coloridas vidrieras.
Si viajas a una ciudad europea donde haya una gran catedral gótica comprobarás que siempre es uno de sus grandes atractivos. Se podrían nombrar muchas ciudades del continente donde ocurre este fenómeno, pero hemos seleccionado cuatro de los grandes templos góticos más esplendorosos, cada uno de ellos en un país diferente.
1. Catedral de Reims, Francia
El estilo gótico nació al norte de Francia y lógicamente allí se encuentran algunos de los mejores ejemplos de este arte. En cualquier manual de la historia del arte se nombran las catedrales de Amiens, Estrasburgo, Rouen o la famosa Notre Dame de París.
Sin embargo, de entre todo ese conjunto de catedrales góticas, hay una que está considerada la más pura de todas ellas. Se trata de la Catedral de Reims. Un templo construido en el siglo XIII y que sin duda es uno de los grandes monumentos de Francia.
Para su construcción solo se emplearon 60 años. Seis décadas para levantar tan magno edificio con los medios constructivos de la época es un hecho a valorar.
Y también fruto de esa rapidez es la unidad que hoy en día nos muestra todo el conjunto, incluyendo todo el repertorio escultórico que aparece en la iglesia. Sobre todo en sus fachadas, donde uno puede prácticamente visualizar cualquier pasaje bíblico.
2. Catedral de León, España
Desde Francia, el arte gótico más puro se fue expandiendo por toda Europa y lógicamente llegó hasta tierras españolas, donde hay dos templos que son claramente herederos de la arquitectura gótica: la catedral de Burgos y la de León.
Cualquiera de estos dos templos de Castilla y León merece una visita, pero nos hemos decantado por la catedral leonesa porque muestra a la perfección todos los elementos de este estilo artístico. Es decir, toda la iglesia se construyó a partir de arcos apuntados elevados sobre altísimos pilares que sostienen bóvedas de crucería.
Ese esquema básico es el que permite que se puedan abrir grandes ventanales, que en el caso de la catedral de León son el espacio ideal para que haya unas vidrieras de mil y un colores que tamizan la luz natural y bañan de una atmósfera increíble todo el templo.
Es tan destacado ese repertorio de color, que varios siglos después, al construir el MUSAC, el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad, se concibió como un monumental y moderno homenaje a esas vidrieras medievales.
“A un alma se le mide por la amplitud de sus deseos, del mismo modo que se juzga de antemano una catedral por la altura de sus torres.”
-Gustave Flaubert-
3. Catedral de Gloucester, Gran Bretaña
También hay hermosas catedrales góticas en Gran Bretaña, un territorio donde cualquier estilo artístico europeo ha sido un tanto modificado por el carácter británico, tan isleño y tan peculiar. Incluso aunque se trate de edificios góticos tienen otros nombres para catalogar sus formas.
Ellos hablan del Early English para referirse al primer gótico, cuya máxima expresión sería la Catedral de Wells, en el condado de Somerset, al sur de Inglaterra y que está considerada la catedral más poética del país.
Y para los edificios góticos más evolucionados, hablan del Perpendicular Style. A él pertenece la Catedral de Gloucester, construida a mediados del siglo XIV. Para comprender el porqué de ese nombre basta con entrar a la iglesia, donde cualquier visitante se siente diminuto, ante su acusada verticalidad.
4. Catedral de Colonia, Alemania
Para acabar nos vamos a Alemania, un país donde también hay magníficas catedrales góticas como las de Ulm o Naumburgo. Aunque la más conocida es la de Colonia.
Es un templo grandioso, de hecho fue considerado durante siglos uno de los edificios más grandes del mundo, ya que fue creciendo debido al muchísimo tiempo que se invirtió en su construcción. ¿Cuánto? Pues se sabe que se empezó en el año 1248 y se considera que no fue culminado en su totalidad hasta el 1880.
Siglos de trabajo que hoy en día aprecian hasta seis millones de visitantes cada año, ya que es el monumento más visitado del país. Una visita que siempre concluye ascendiendo hasta la parte más alta de las esbeltas torres de la fachada. Allí, a más de 150 metros de altura, se contempla toda la ciudad a orillas del río Rhin.