El canal del Guadarrama, la historia que nunca se escribió
Antes de que la aviación se pusiera de moda o de que las líneas de alta velocidad recorrieran España, hubo interesantes proyectos en los que el agua fue el principal protagonista. Al igual que lo hicieron el Rhin y el Danubio en Europa o el canal de Castilla en la submeseta norte, el canal del Guadarrama pretendió conectar buena parte del interior de España por vía fluvial.
Sin embargo, la llegada de otros medios de comunicación más rápidos y mucho menos costosos dejó en agua de borrajas esta titánica idea. Un proyecto del que queremos hablarte.
El afán por las comunicaciones
Cuando hablamos de comunicaciones fluviales, nos parece cosa de los países del norte de Europa, o incluso algo que solo se ve en ciertos países del África ecuatorial. Pero realmente, las comunicaciones por vía fluvial han existido siempre y prácticamente en todo el mundo.
Hoy se pueden realizar viajes descubriendo el Amazonas o el Mississippi en América, bonitos cruceros fluviales por Viena o Budapest a través del Danubio o paseos en barco por el Nilo disfrutando de las pirámides. Incluso es posible disfrutar de recorridos a través del gélido Moscova en Rusia o del extenso Yangtsé en China.
Cierto es que en la actualidad buena parte de estos ríos deben su tráfico básicamente al turismo y al recreo, pero tiempo atrás tuvieron una función muy diferente. Los ríos de todas partes del mundo eran considerados arterias comerciales, usados por y para el intercambio de materias primas y de mercancías entre territorios.
Trabas vitalicias para el canal del Guadarrama
Muchos ríos han gozado de tener una topografía adecuada para la navegación, como por ejemplo el Danubio o el Rhin. Esto ha favorecido no solo las comunicaciones, sino que también ha contribuido a diversificar la economía de los países desde antaño.
Caso distinto es el de España, donde la topografía no acompaña. Los ríos, además de ser cortos y poco caudalosos, han encontrado siempre fuertes obstáculos para su navegación: uno de ellos es la meseta y el otro son las cordilleras exteriores. Estas han complicado desde hace siglos la comunicación entre el interior y la costa.
Ambos elementos estructurales han impedido la realización, y consecuentemente el triunfo, de grandes proyectos de canalización como el inacabado canal del Guadarrama. Lo mismo ocurre con el canal de Castilla, que solo recorre parcialmente las provincias de Valladolid, Palencia y Burgos.
La brevísima historia del canal del Guadarrama
El canal del Guadarrama se concibió como una importante obra hidráulica que conectaría Madrid con el océano Atlántico. Lo haría a través de la submeseta sur y de la depresión del Guadalquivir.
Esta inconclusa obra asienta sus cimientos a finales del siglo XVIII, en tiempos de Carlos III. Este monarca es conocido como ‘el mejor alcalde de Madrid,’ dadas las grandes obras realizadas bajo su reinado.
Mediante esta titánica obra, el ingeniero Carlos Lemaur pretendía conectar un recorrido fluvial de unos 770 kilómetros desde Madrid hasta Sanlúcar de Barrameda. Pudo ejecutarse un tramo de 25 kilómetros, y desde la presa de El Gasco en Torrelodones hasta el municipio de Las Rozas de Madrid se conservan restos en buen estado.
Uno de ellos es esa presa inacabada, que hubiese actuado como embalse regulador de cabecera en este tramo al noroeste de la capital. Es una presa semiderruida, cuyo derrumbe se debió principalmente a su mala calidad constructiva y a la acumulación de agua durante una tormenta que la dañó parcialmente.
Aparte de esta presa, los vestigios más importantes que se conservan son la caja del canal, el camino de servicio y algunos acueductos. Son relativamente pocos restos, si tenemos en cuenta que tras el derrumbe de la presa en 1799 se paralizaron las obras del canal y todo quedó en el olvido.
Crónica de una muerte anunciada
La polémica estuvo presente desde el principio. La rotura de la presa de El Gasco fue el móvil perfecto, pero la crisis financiera de 1799 fue la causa directa para la paralización de las obras del canal del Guadarrama.
Algunos sucesos posteriores, como la catastrófica rotura de la presa de Puentes (Lorca) en 1802, fueron motivos adicionales que impidieron la reanudación de las obras hidráulicas los años posteriores.
Aun así, el tiempo se ha encargado de aportar singularidad y atractivo a estas construcciones que durante buena parte de la historia pretendieron hacer frente a la naturaleza.
Hoy día, buena parte del canal del Guadarrama está bajo la protección del Parque Regional del curso medio del río Guadarrama y su entorno. Esta es una zona con una riqueza paisajística enorme que se puede visitar y que es, sin duda, recomendable.
El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.
-Voltaire-