Camino por la ruta del Quijote
Don Quijote, la obra literaria más emblemática del Siglo de Oro español, ha hecho mundialmente famosa a Castilla-La Mancha. Por ello, hoy en día miles de enamorados de las andanzas del hidalgo recorren los pueblos y campos de esta comunidad. Igual que ellos, vamos a buscar aquellos escenarios que ilustró tan exhaustivamente Miguel de Cervantes en esta inolvidable novela.
La ruta del Quijote recorre villas, molinos de viento, caminos históricos y atractivos naturales que se describen magistralmente en la obra del genial Cervantes. Si decides recorrer esta ruta, sin duda, podrás ver reflejado al Quijote por todas esas tierras manchegas y entenderás la perspectiva única que brinda Miguel de Cervantes en cada lugar.
El inicio del camino Quijotesco
Existen dos maneras de comenzar la ruta del Quijote. La primera, y más extensa, sería un recorrido de unos 2.500 kilómetros aproximadamente, lo que se traduce en visitar al menos 148 municipios de esta comunidad. La segunda ruta propone visitar los lugares más destacados de la novela, que se recorren en solo 600 kilómetros.
La ruta del Quijote se inicia en Toledo, la capital de Castilla-La Mancha. Este lugar se destaca por su exquisita gastronomía, sus vinos manchegos y gran belleza arquitectónica e histórica. Además, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero Toledo deslumbra especialmente al observarse desde el mirador del valle, que se encuentra a las afueras de la ciudad.
Tras salir de Toledo, hay que guiar los pasos hacia pequeños pueblos manchegos como son Belmonte, Mora, Tembleque, entre otros.
En Ciudad Real, específicamente en Campo de Criptana, el viajero encontrará los molinos de viento centenarios que aparecen en una de las escenas de acción más importantes de El Quijote. En este lugar se encuentran hasta 10 molinos de viento.
“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.
-Fragmento de “Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes-
Pueblos con aroma a Cervantes
A unos 18 kilómetros de Campo Criptana se encuentra Toboso, las magistrales tierras de la hermosa Dulcinea, el eterno amor de El Quijote. En este lugar existe incluso un museo dedicado a Cervantes.
Si se continúa la ruta hacia el sur, el viajero llegará a la cueva de Montesinos y al castillo Rochafrida, escenarios también descritos en el libro. Y no hay que pasar por alto la insuperable belleza del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y su maravillosa reserva natural.
Luego podrás dirigirte a Puertollano, que cuenta con una arquitectura industrial que data de su época minera. Algunas localidades cercanas que se pueden visitar son Calatrava y sus vastos campos. La ruta prosigue en sentido inverso, ya que finaliza muy cerca de los molinos de Campo de Criptana.
Argamasilla de Alba es el lugar donde se afirma que Cervantes empezó a escribir El Quijote, exactamente en la cueva de Medrano, donde estuvo preso varios años el escritor manchego.
Gastronomía típica de Castilla-La Mancha
No podrás retirarte de esta ruta cervantina ni de la comunidad de Castilla-La Mancha sin antes deleitarte con sus suculenta gastronomía. Una gastronomía con ingredientes modestos, pero con mucho sabor.
Es casi obligatorio probar platos tradicionales como el pisto, las gachas o el delicioso queso manchego. Por supuesto, estas comidas siempre estarán bien acompañadas de un buen vino de la región.
Existe incluso una ruta del vino de Don Quijote, donde los amantes de esta bebida pueden recorrer los caminos de Castilla-La Mancha en busca de los destinos más emblemáticos donde probar el clásico vino manchego.
Si quieres conocer Castilla-La Mancha desde un punto de vista diferente, si quieres sumergirte de lleno en el imaginario mundo del ingenioso hidalgo, no lo dudes, busca un fiel compañero como Sancho y recorre estas tierras quijotescas. Vivirás una ruta, la del Quijote, inolvidable.