Betancuria en Fuerteventura, bella villa histórica de Canarias
Uno de los lugares más bonitos y bucólicos de España lo encontramos en las islas Canarias. Adoradas por millones de turistas que visitan sus costas cada año, nosotros nos acercamos hoy a conocer Betancuria en Fuerteventura, una preciosa villa histórica que guarda un buen número de preciosos secretos para el viajero.
Cómo es Betancuria
Betancuria es una villa histórica canaria que se ubica en la isla de Fuerteventura. Pese a lo desértico del lugar, este pequeño y bonito pueblo se halla en una de las zonas menos duras para el asentamiento humano.
Betancuria se ubica en el Valle del Macizo de Betancuria, considerado como parque rural. Sin embargo, pese a la escorrentía de los montes, convergentes hacia dicho valle, es un municipio muy poco poblado de cuantos se encuentran en Fuerteventura, pues tan solo 800 habitantes quedan hoy en la villa.
Cuando llegues a Betancuria, no esperes paradisíacas playas de enorme extensión ni infraestructuras preparadas para el gran turismo. Los encantos de esta villa se asocian a su historia, que sin embargo es muy rica y bien cuidada.
Betancuria fue fundada hace ahora 500 años. El conquistador de Fuerteventura, Jean de Bethencourt, fue el encargado de crear la villa en el siglo XV. Además, la convirtió en capital administrativa hasta que perdió este honor en 1834.
Sin embargo, este pueblo canario ha sabido reservar y cuidar con mimo su legado histórico, encontrando un gran patrimonio que se conserva en muy buen estado a día de hoy.
“La tradición no se hereda, se conquista.”
-André Malraux-
Entre los puntos de interés y obligada visita en Betancuria, encontramos la iglesia de Santa María, que data del siglo de fundación, el XV. Pese a que fue arrasada por piratas en el XVI, el pueblo la volvió a reconstruir en el XVII y llega hasta nuestros días con diversas obras de mucho interés y siempre relacionadas con el arte sacro.
A lo largo del pueblo encontramos otros lugares de especial interés, como el Museo Arqueológico de Betancuria. Sin duda, uno de los lugares de conocimiento más curiosos, pues aquí podemos descubrir cómo vivían los primeros pobladores de Fuerteventura, por lo que se antoja como lugar de visita obligada.
Entre los problemas que encontraban los habitantes originarios de la isla encontramos el almacenaje de agua. Esto lo solucionaron creando una pequeña infraestructura en la minúscula Villa de Vega de Río Palmas, al sur del pueblo. Allí se ubica un embalse de reducidas proporciones conocido como las Peñitas, que ha dado pie a un precioso paisaje con vegetación autóctona, especialmente palmeras.
Otros lugares de especial interés dentro de la pequeña población canaria de Betancuria son el Museo de Arte Sacro, el propio parque rural e incluso la ermita de Vega de Río Palmas, en la que encontramos la imagen de la patrona de Fuerteventura, Nuestra Señora de la Peña. Además, podemos acercarnos al reducido núcleo poblacional para conocer el valle de Santa Inés, donde observaremos la bella ermita de Santa Inés.
Pequeña historia de Betancuria
Betancuria debe su nombre a su conquistador, Jean de Behtencourt, como ya hemos dicho. Además, fue fundada en colaboración con Gadifer de la Salle, quienes en 1404 dieron lugar al primer asentamiento de toda la isla canaria.
A lo largo de su historia diferentes acontecimientos tuvieron lugar en la ciudad. Por ejemplo, la construcción de convento franciscano de San Buenaventura en 1416, que se convirtió en patrón de la isla, pero que hoy no son más que ruinas.
También el papa Martín V dio poder a Betancuria para crear el obispado de Fuerteventura en 1424, que llegó a englobar a todas las islas Canarias excepto Lanzarote. Tuvo sede en la parroquia matriz de Santa María de Betancuria, que llegó a rango de catedral, pero cesó tras 7 años de existencia.
Otros episodios menos agradables de su historia se refieren a la invasión beberisca sufrida en 1593, que arrasó con toda la población y con diversos monumentos, como la iglesia de Santa María.
A pesar de haber sido capital, Betancuria fue perdiendo importancia a lo largo de la historia, hasta que en el siglo XIX se convirtió en una villa cada vez más secundaria, pero que sigue manteniendo un encanto especial dentro de la isla, por lo que no te la debes perder.