Antigua y Barbuda, una playa para cada día
Impresionado debió de quedar Cristóbal Colón al descubrir Antigua y Barbuda. Y es que los nativos presumen de tener una playa para cada día del año, exactamente 365. Es más, todas ellas conforman las atracciones principales de las islas. Dicho enclave primero estuvo ocupado por los españoles, luego por franceses y finalmente por británicos. Hoy es un destino ideal para unas vacaciones inolvidables ¿Quieres conocerlo?
Un paseo por Antigua y Barbuda
De origen volcánico, estas islas son consideradas por todos los que las visitan como las más bellas de las Antillas. Esto se debe a sus maravillosas playas de arena blanca y fina y al espectacular tono turquesa de las aguas que las bañan.
Un poco de historia
El primer asentamiento que se conoce en esta islas data del año 2 400 a. C. Posteriormente fue el pueblo indígena de los arawak quien habitó estas tierras. Lamentablemente su población quedó mermada tras la llegada de los descubridores españoles. Y es que estos trajeron numerosas enfermedades con ellos.
En el año 1632 el Imperio británico sometió estas islas. Fueron muchos los comerciantes y políticos ingleses que se vieron obligados a exiliarse a varias zonas del Caribe. Esto causó que esta zona viviera un cambio económico notable. En gran parte se debió a la introducción de la caña azúcar, que revolucionó el mercado.
En este momento estas bonitas islas son un miembro de la Mancomunidad de Naciones. Por supuesto, cuentan con su propio gobernador y representante oficial. No obstante, su dirigente principal y jefe de Estado es la reina Isabel II de Inglaterra. Es por esto que en Antigua y Barbuda, al igual que en Gran Bretaña, se conduce por la izquierda.
Conociendo Antigua
Estos bonitos islotes tienen durante todo el año un maravilloso clima tropical. Sin embargo, hemos de ir bien preparados en determinados meses. Las tormentas tropicales acechan a estas maravillas durante los meses de junio hasta noviembre. Aunque siempre se habla de Antigua y Barbuda también Redonda es digna de mención. Esta isla se encuentra sin habitar, pero también forma parte del archipiélago.
La isla de Antigua lleva este nombre en honor a la virgen Santa María de la Antigua. Está situada en la parte sur. Es la de mayor tamaño y la mas poblada.
Su costa está llena de una gran cantidad de calas naturales y bahías aisladas. Todas ellas van forjando playas espectaculares. En ellas el turista puede refrescarse con un buen baño. También puede hacer alguna inmersión y disfrutar de corales y peces de colores. Si prefiere hacer un descanso hacer un descanso conviene saborear un rico y añejo ron blanco caribeño.
“Viajar es hacer un viaje a ti mismo.”
– Danny Kaye –
Descubriendo Barbuda
En la parte norte, a 48 kilómetros de Antigua, se encuentra Barbuda. Este islote se caracteriza por la sensacional belleza de sus paisajes. Lo mismo ocurre con su su agradable clima, definido por su baja humedad.
Está considerada un paraje natural por todo aquel que la visita. Y es que se trata del lugar ideal para los viajeros que buscan zonas poco pobladas. Aquí podrán disfrutar de tranquilas playas de arena blanca. En ellas se encuentran las variedades de peces tropicales de colores más maravillosas de todo el mundo. Los amantes de las aves podrán otear una amplia diversidad de pájaros.
La capital, St. John’s
La ciudad de mayor tamaño de Antigua y Barbuda es St. John’s. En esta urbe resalta su bonita catedral de San Juan, que cuenta con hermosas torres de color blanco. Dichos torreones son lo primero que se divisa cuando se llega en barco a esta villa.
A lo largo del tiempo, este peculiar monumento ha sufrido numerosos destrozos. La mayor parte como consecuencia de los terremotos tan habituales en esta zona. No obstante, todos ellos han sido recuperados en todas las ocasiones.
Si el viajero lo desea puede visitar el Museo de Antigua y Barbuda. En su interior le informarán de la historia de las islas. Es recomendable dar un agradable paseo por su famoso rastro de los agricultores. En sus puestos podrá comprar ricas y jugosas frutas típicas de la región. El zumo obtenido de las mismas es una maravilla para el paladar.
Y aquellos que deseen hacer una excursión divertida y un tanto inusual pueden acercarse al santuario de los burros. Cobijados allí pasarán un rato agradable en compañía de estos bonitos y tercos animales.