6 secretos de Roma que solo conocen sus habitantes
Roma es inabarcable. Si la has visitado ya lo sabes, siempre hay algo nuevo por ver. Por muchas veces que la visitemos, en cada ocasión se descubren nuevos rincones cargados de belleza, historia y leyenda. Los tres adjetivos que describen Roma.
Os proponemos varios lugares “secretos” de la Ciudad Eterna que solo salen en las guías más amplias, aquellas que son incómodas en la maleta. Seis lugares no muy conocidos, pero de enorme atractivo.
De hecho, cualquiera de ellos, si estuvieran en otra ciudad del mundo, sería su principal reclamo turístico. En cambio, en Roma pueden llegar a pasar desapercibidos.
Dos iglesias impresionantes de Roma
San Luis de los Franceses
Se encuentra en uno de los corazones turísticos de Roma, entre plaza Navona y el Panteón de Agripa. Visitarla es una delicia para los amantes del arte, que en muchas ocasiones no pueden saborear con tranquilidad el ingente patrimonio romano.
En cambio, aquí se pueden contemplar sin agobios tres obras maestras de Caravaggio. Tres lienzos que presentan tres pasajes de la vida de San Mateo con los habituales claroscuros de este genio del Barroco. Son La vocación, La inspiración y El martirio.
San Pedro in Vincoli
El templo en sí ya tiene su valor, al ser un basílica paleocristiana levantada en el siglo V para guardar las cadenas con que se apresó a San Pedro.
Pero si entráis, hallaréis una de las esculturas más famosas de la historia, y que sin embargo la inmensa mayoría de viajeros no llega a ver en persona. Es el Moisés de Miguel Ángel. Sí, ese mármol al que el propio artista le pegó un martillazo para pedirle que hablara.
Estatuas que hablan en Roma
Todo el mundo sabe que el Moisés no habló. Pero en Roma hay esculturas parlantes. De hecho, en los recorridos por la Roma secreta hay una ruta que se llama así “Estatuas que hablan”.
La más famosa es el “Pasquino”, entre el Corso Vittorio y Piazza Navona. Pero hay más: el “Babuino”, muy cerca de la Piazza del Popolo; Madame Lucrezia, vecina a la Basílica de San Marco; o el “Facchino”, en Via del Corso.
Visitadlas y esperad que os digan algo. Igual os defraudan y guardan silencio, pero la ruta que las une merece la pena porque es un itinerario por una de las zonas más monumentales de Roma.
“Roma es como un libro de fábulas, en cada página te encuentras con un prodigio”.
-Hans Christian Andersen-
Via Appia Antica
En origen fue la primera calzada de la República de Roma y unía la capital con Brindisi, al sur de la península.
La Via Appia Antica tenía más de 500 kilómetros, pero aquí solo nos interesan los más próximos a la capital. Para descubrirlos lo mejor es acercarse a las Termas de Caracalla, allí mismo se inicia la Via Appia Antica.
Además de su valor histórico, descubriréis un remanso de paz y de vegetación en plena ciudad. Un lugar ideal para descubrir paseando o pedaleando mientras se aprecian numerosos vestigios arqueológicos y grandes villas.
El barrio de San Lorenzo
No obstante, no todo en Roma tiene que ser arte e historia. Si se busca un poco de diversión a precios económicos hay que dirigirse al barrio de San Lorenzo. El bolsillo lo agradecerá comparando los de aquí con otros cafés y bares más famosos en la ciudad.
De hecho es el barrio más alternativo de la capital. Abundan los estudiantes, tanto italianos como extranjeros, lo que ya da una idea sobre sus precios. Es un buen lugar para ir de copas y tomárselas tanto en terrazas y bares como en la misma calle, sobre todo conforme avanza la noche.
El Mercado de Porta Portese
Y más lugares económicos. Este mercadillo es una especie de rastro que puede ocuparnos una mañana de domingo soleada.
Si buscas un souvenir muy peculiar es el lugar ideal para encontrarlo. Cosas antiguas, curiosas y de todo un poco. De hecho, aquí los principales clientes no son turistas, sino los romanos, grandes expertos en regatear.
El Santuario de los Gatos
En Roma hay cientos de miles de gatos callejeros. Cada felino se busca la vida como puede, y casi en cualquier yacimiento, calle o monumento los vais a descubrir escondidos.
Un sitio donde se acumulan es en la Torre Argentina, en la avenida del mismo nombre. En realidad es una excavación que ocuparon los gatos en cantidades considerables, entre otras cosas porque los vecinos se preocuparon de alimentarlos.
Así, con el paso del tiempo, se ha llegado a construir aquí un refugio gatuno atendido por voluntarios, que merece una visita porque nos habla de solidaridad, convivencia y buen rollo.
Si viajas a Roma ya conoces alguno de sus secretos. Lugares maravillosos que los turistas muchas veces pasan por alto, por falta de tiempo o, casi siempre, por desconocimiento.