Visitamos la fabulosa Abadía de Melk

Esta abadía es una de las grandes joyas que nos esperan durante un viaje a Austria. Resume la elegancia y el arte que envuelven a este país centroeuropeo.
Visitamos la fabulosa Abadía de Melk
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 14 diciembre, 2019

La Abadía de Melk es uno de esos lugares de Austria que maravillan a todo el mundo, tanto a aquellos que alguna vez han oído hablar de este monumento único como a los que jamás vieron ni una foto de esta joya de la historia del arte. Unos y otros se quedan boquiabiertos por su belleza, que además se integra en un entorno natural esplendoroso.

Cómo llegar a la Abadía de Melk

El monasterio o Abadía de Melk se encuentra a menos de 90 kilómetros de la capital austriaca. Por ello, es una excursión más que recomendable para todos aquellos que estén pasando unas vacaciones en Viena. Además, es muy fácil llegar hasta allí.

Entrada principal
Entrada a la abadía

Por supuesto, si se dispone de un coche, tanto propio como de alquiler, es posible llegar rápidamente por carretera. Si bien, otra opción es ir en tren saliendo desde la Estación Central de Viena. En poco más de una hora bajaremos del tren para poder entrar caminando a la cercana Abadía de Melk.

No obstante, el mejor modo de llegar allí, o de volver si se combinan los medios de transporte, es navegando. Navegando, ¿por dónde? Por el río Danubio, uno de los cauces navegables más bellos y apasionantes de toda Europa.

La visita a la Abadía de Melk

Hay varias partes en las que podemos dividir nuestra visita al monasterio. Por un lado están los jardines y, por otro, la propia Abadía de Melk.

1. El monasterio

Biblioteca de la Abadía de Melk
Biblioteca de la Abadía

La vista de conjunto de la Abadía de Melk ya es impresionante, alzado en una colina sobre las aguas del Danubio. Es un portento arquitectónico de Jacob Prendtauer que se admira ya desde lejos. Pero esa capacidad de maravillarnos se multiplica al entrar en sus estancias interiores.

Hay que tener en cuenta que cuando se construyó, en el siglo XVIII, el Imperio austro-húngaro era muy poderoso y esta zona era una de las grandes capitales del arte. Al igual que en Viena se construían y adornaban fastuosos palacios barrocos como el de Schonbrunn, también aquí se construyó un lugar increíble.

Para crear la Abadía de Melk se contrataron a numerosos artistas, muchos llegados de Italia, para realizaran aquí una obra maestra.

El recorrido por el interior así nos lo muestra. Pasamos por el Ala Imperial, con sus esculturas y pinturas al fresco. También se pasa por el Museo de la Abadía de Melk, donde se muestran muchos manuscritos históricos. Igualmente, se visita la gran Sala del Mármol, el cual se trajo desde Salzburgo. Y por último, nos quedan las joyas de la biblioteca o la impresionante colegiata.

2. Los jardines

Jardines de la Abadía de Melk
Jardines de la Abadía

Y tras todo ese virtuosismo artístico que realmente nos deja boquiabiertos, os proponemos continuar la visita a la Abadía de Melk recorriendo sus jardines. Es una estupenda manera de relajar la mente y seguir viendo belleza, aunque ahora de características más naturales.

Son dos los ámbitos de estas zonas verdes: por un lado, el Jardín del Pabellón y, por otro, el Parque de la Abadía. Es todo un conjunto donde la inspiración sigue siendo barroca, algo que se manifiesta tanto en la organización de los parterres y la vegetación como en las distintas construcciones y elementos decorativos que nos encontramos en el recorrido.

La población de Melk

Ya que hemos hecho esta excursión, hay que aprovechar para darse un paseo por la población que hay junto a la Abadía de Melk. Allí no nos podemos perder su Rathausplatz, es decir la plaza del Ayuntamiento, donde hay edificaciones tan hermosas como el Lebzelterhaus o la bella fuente de San Colmano, en el centro de la plaza.

Además, hay que visitar el Fortsthaus, que está transformado en oficina de turismo. Allí podremos informarnos sobre otras actividades en los alrededores.

El valle de Wachau

Valle de Wachau

En realidad, la visita a la Abadía de Melk hay que hacerla sin prisas, ya que no solo el monumento merece una atención sosegada. También su entorno invita a disfrutarlo. El valle de Wachau donde se ubica es uno de esos valles europeos para disfrutar con calma y olvidarse de todo.

Allí nos esperan hermosos paisajes, alojamientos con un encanto especial y también numerosas bodegas en las proximidades de los habituales viñedos del entorno del Danubio. Son bodegas donde se hacen visitas para conocer estos vinos, se hacen catas y se descubren propuestas gastronómicas de lo más interesantes.