Visitamos el monasterio de Yuste, último retiro de Carlos V
Entre las gargantas del río Tiétar y pequeñas cascadas de enorme belleza, y junto a pueblos de encanto medieval, en 1404 comenzó a construirse el monasterio de Yuste. Este es un monasterio jerónimo de austera arquitectura. En él pasó sus últimos días Carlos I de España y V de Alemania.
Breve historia del monasterio de Yuste
Se trata de un monasterio mezcla de estilos gótico y renacentista. Un lugar que estuvo bajo el patrocinio del infante don Fernando, hermano del rey Enrique III.
Pero lo que destaca de su historia es que fue el lugar elegido por Carlos V para vivir su deseado retiro tras abdicar en favor de su hijo Felipe II. Así, el 3 de febrero de 1557 tuvo lugar la entrada del emperador en el monasterio. En él permaneció año y medio, hasta su muerte el 21 de septiembre de 1558.
Hoy en día, se celebra la llamada Ruta del Emperador. Es una fiesta de interés turístico de Extremadura que se celebra el 3 de febrero y recuerda la llegada del emperador a este monasterio.
Como consecuencia de la Ley General de Desamortización, en 1836, el monasterio de Yuste fue vendido y vivió años de degradación. Así fue hasta que en 1857 lo compró el marqués de Mirabel. Él comenzaría a restaurarlo, abriendo de nuevo al culto su iglesia.
En 1931 fue declarado monumento histórico-artístico. Tras la Guerra Civil se restauró a cargo del arquitecto José Manuel González-Valcarcel.
Desde 2004 forma parte de los Reales Sitios pertenecientes a Patrimonio Nacional. Además, es sede de la Fundación Academia Europea de Yuste, que se dedica a fomentar el espíritu de unión en Europa.
La arquitectura del monasterio de Yuste
El monasterio consta de una iglesia tardogótica, construida entre 1508 y 1525. Tiene una sola nave y cabecera poligonal en la que se encontraba el retablo mayor, obra de Antonio de Segura. En el centro del retablo se halla una réplica de La Gloria, cuadro del pintor Tiziano cuyo original se encuentra en el Museo del Prado.
Además, cuenta con un claustro gótico, unido a la iglesia y contemporáneo de esta. Es de planta rectangular y doble altura con arcos carpanel y techo de madera. Otro claustro renacentista completa la parte monástica.
Asimismo, dentro del complejo hay que destacar la cripta bajo el altar mayor. Este era el lugar elegido por Carlos V para poder descansar eternamente. Pero el deseo del emperador nunca llegó a cumplirse, pues su hijo Felipe II mandó trasladar sus restos al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
La casa-palacio del emperador
El conjunto se completa con una pequeña casa-palacio construida como vivienda para el emperador. Es de doble planta, si bien, parece que Carlos V solo pudo disfrutar de la planta superior antes de su fallecimiento.
A la vivienda se accede por una amplia y curiosa rampa. Por ella, el monarca podía llegar a sus aposentos montado a lomos de su caballo.
Entre sus salas destaca el llamado Cuarto Real, una austera habitación construida por Gaspar de la Vega entre 1554-55 siguiendo las indicaciones del emperador.
El cuarto se encuentra enclavado junto al altar mayor de la iglesia. Desde él, podía asistir a la homilía postrado en su cama o sentado en una silla especial que aún puede contemplarse y que aminoraba el fuerte dolor que sufría debido a los constantes ataques de gota que padecía.
Un precioso estanque culmina el conjunto. Este servía tanto para el riego de la huerta como de espacio de recreo del monarca, que pasaba sus horas pescando en él.
Paradójicamente, también pudo ser el desencadenante de su muerte. Esto se debe a que, debido a la picadura de los mosquitos que habitaban en el estanque, Carlos V contrajo paludismo, enfermedad que, finalmente, acabó con su vida.
La visita al monasterio y sus alrededores
Puede visitarse de martes a domingo de 10:00 a 18:00 en invierno y hasta las 20:00 horas en verano. Cuenta con accesibilidad para personas con movilidad reducida por medio de rampas de acceso, aparcamiento e instalaciones y zonas comunes accesibles.
En sus alrededores son de obligada visita los pueblos Cuacos de Yuste, situado a 2 kilómetros de distancia, Garganta la Olla y Valverde de La Vera, entre otros. En ellos donde podrás apreciar el encanto de unos pueblos que han quedado enclavados en el Medievo. ¿Te los vas a perder?