Vicenza en Italia y su magnífica arquitectura renacentista
Es una ciudad situada al norte de Italia, en la región del Véneto, y quizás quede fuera de los circuitos más clásicos que se les ofrecen a los turistas que viajan con prisas al país transalpino. Sin embargo, todo aquel que visita Vicenza coincide en que es un lugar señorial y monumental, especialmente por los muchos edificios que aquí se conservan del gran arquitecto Andrea Palladio.
Vicenza, Patrimonio de la Humanidad
La Unesco concedió el galardón de Patrimonio Cultural de la Humanidad a “la ciudad de Vicenza y las Villas Palladianas del Véneto”, y es que aquí se encuentra el mayor repertorio de obras realizadas por el genial arquitecto Andrea Palladio (1508-1580). Nacido en la vecina ciudad de Padua, nos ha legado una obra muy influyente en su tiempo, pero incluso siglos después sus huellas se rastrean por toda Europa y también en diferentes países de América.
En definitiva, que ese es el principal motivo para hacer un viaje a Vicenza. Una urbe de tamaño más bien mediano y muy accesible para visitarla a lo largo de un día. Es decir, una buena escapada para descubrir que la región del Véneto es más que Venecia, la famosa ciudad de los canales que se encuentra a tan solo unos 60 kilómetros.
Las grandes obras de Palladio en Vicenza
En esta ciudad ha varias obras de este arquitecto absolutamente imprescindibles. Una de ellas es el Teatro Olímpico, donde dio rienda suelta a su imaginación inspirándose como siempre en la arquitectura clásica. En este caso, su modelo pudo ser la Arena de Verona, también en el Véneto. Pero a partir de ahí diseñó una obra de lo más singular, aunque lamentablemente él no la vio concluida, al fallecer antes de acabar las obras.
Junto a este teatro, en el que todavía se programan representaciones, está el Palacio Chiericati, igualmente obra suya, y que en la actualidad es la principal Galería de Arte de la Ciudad. Allí se conserva una interesante colección de pintura y escultura histórica.
Además de esto hay que dirigirse a la Piazza dei Signori, el epicentro de la ciudad y donde se encuentra la Basílica Palladiana, tal vez su obra más destacada por la capacidad que tuvo para crear con las formas más clásicas una fachada realmente monumental, equilibrada, armónica y grandiosa, que ha servido de modelo para mil y un edificios oficiales a lo largo de todo el mundo.
Sin salir de la Piazza Signori
Como hemos dicho esta plaza fue la sede del poder de Vicenza, y aquí se encuentran elementos de aquellos tiempos, como por ejemplo, la Loggia del Capitaniato, edificio inacabado de Palladio, pero que sirvió como residencia del gobernador veneciano en la ciudad. No es el único elemento que evoca que Vicenza estuvo bajo dominio de Venecia, ya que también hay dos columnas que lo dejan muy claro.
Y desde luego, en esa plaza se encuentra otro de los emblemas de Vicenza, su hermoso campanario medieval conoció como la torre de Bissara, la cual aparece siempre en cualquier material de promoción turística de la ciudad.
Otros lugares muy interesantes
La sombra de Palladio llega a cualquier rincón de la ciudad, pero también hay lugares muy atractivos, como el peculiar Giardino Salvi, con sus fascinantes arboledas de película.
Otra visita interesante se encuentra en la Piazza Duomo, donde está el llamado “criptopórtico romano”, una asombrosa galería subterránea que muestra el ingenio que tenían los viejos ingenieros y arquitectos que no contaban con la tecnología actual.
A las afueras de Vicenza
Tomando el Corso Palladio se disfrutan de una sucesión de palacios renacentistas y de paso nos podemos encaminar hacia el Santuario del Monte Berico, con unas increíbles vistas de la ciudad y su entorno. Aunque si no queremos subir, es posible ir dando pedales por el carril bici hasta el gran monumento de Palladio: la Villa Rotonda.
Hay más villas de este arquitecto en la zona (19 en todo el Véneto), pero esta es la gran joya. Aparece en cualquier manual de la historia del arte.
“La arquitectura debe ser duradera, funcional y bonita.”
-Andrea Palladio-
Fue el primer edificio no religioso que se le concedía la monumentalidad que proporciona una gran cúpula. Pero además de eso, la obra es todo un catálogo de cómo las matemáticas y el buen gusto pueden crear algo sencillamente hermoso.