Los trulli de Alberobello, unas construcciones de fantasía
De sobra es sabido que Italia es uno de los destinos favoritos de los turistas, ya sea por el carácter afable de sus gentes, la oferta gastronómica o la riqueza histórica y cultural que brinda. Uno de estos tesoros, perversamente escondidos para el turista y extraordinariamente curioso, son los Trulli, construciones arquitectónicas localizadas en el pequeño municipio de Alberobello, al sur del país.
Los Trulli y su peculiar forma
Los Trulli de Alberobello, declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1996, eran construcciones generalmente utilizadas como almacén para la cosecha o a modo de vivienda por los campesinos en zonas rurales.
Estas edificaciones estaban asentadas en paredes fabricadas mediante la superposición de piedras sin utilizar ningún tipo de cemento o mortero. Sobre ellas se añadía una capa de barro para mantener la frescura o el calor, dependiendo de la época del año.
El techo se terminaba con forma cónica. En la cúspide se colocaba una piedra clave de manera estratégica, de modo que si esta era retirada, la casa se venía abajo.
En el exterior y sobre la cubierta, se disponían figuras con una simbología especial, tanto religiosa como mágica o astrológica, con la intención de proteger a los residentes.
Una inteligente forma de evasión de impuestos
Se dice que la forma de los trulli es el resultado de una inteligente jugada por parte del pueblo campesino. Antiguamente, los habitantes de estas tierras debían pagar al patrón la llamada Prammatica de baronibus.
Este impuesto era obligatorio si se quería cultivar y utilizar un determinado campo dentro de una aglomeración urbana. Sin embargo, los patrones no contaron con que la ausencia de un verdadero hogar haría imposible cobrar esa tasa.
Cuando los campesinos veían acercarse los eventuales controles, retiraban del techo la antes mencionada piedra del techo. Con esto conseguían que los trulli se demoliesen parcialmente, haciéndolos parecer abandonados o derruidos a causa del desuso.
“No hay nada tan cierto en el mundo como la muerte y los impuestos.”
-Benjamin Franklin-
De este modo, se tornaba imposible el cobro de la tasa. También se apunta a que no usaban el mortero como método adhesivo para fijar los muros con la intención de que el edificio fuera considerado transitorio, no constando así como parte de una población, lo que serviría igualmente para evadir el pago de impuestos.
Alberobello y sus tesoros
Rione Monti
Una de las áreas urbanas más representativas de Alberobello es Rione Monti. Allí la mayor parte de sus calles están compuestas por los memorables trulli.
Sus grandes cuestas y elevadas pendientes sumadas a las picudas formaciones hogareñas dan la idea de que nos encontramos en un hermoso e idílico pueblo que parece sacado de un cuento de hadas.
En ella las calles son tan diminutas que se confunden con callejones. Estas se cruzan unas con otras de manera que asemejan un pequeño laberinto de carácter artístico.
Sus gentes suelen dedicarse a la artesanía, por lo que no es de extrañar que muchas de las viviendas cuenten con toldos colgados de sus paredes exteriores bajo los cuales exponen sus más recientes obras.
Es recomendable realizar una parada entre ellos para comer algo, ya que también suelen esconder terrazas, bares y restaurantes donde es posible disfrutar del buen vino italiano así como de sus deliciosos quesos y sus cotizadas aceitunas.
El denominado Sovrano se encuentra aquí. Se trata de una edificación de dos plantas que ha sido restaurado con el fin de utilizarlo como museo de la historia local y, más concretamente, de la época de la creación de los trulli, es decir, el siglo XVIII.
Aia Piccola
Aia Piccola es otro de los entornos más cautivadores y curiosos de la ya de por sí llamativa ciudad. Además, tiene la fortuna de ser menos conocido por la mayor parte de visitantes que se deciden a pasar un día o dos en Alberobello.
Esto convierte a este sector en el lugar indicado para encontrar un hotel si tenemos pensado pasar la noche en esta población. Si tenemos suerte, desde la terraza de la habitación podremos disfrutar de una fantástica perspectiva que podría estar sacada de un mundo soñado por un niño.
En mitad de lo que parece ser una enorme plantación de trullos se ubica la Basílica de Santi Medici Cosma e Damiano, una espectacular construcción. Este templo que fue edificado en el año 1926 tiene el honor de ser el santuario más grande de la metrópoli.