Torrelaguna: enclave tardomedieval en la sierra madrileña
La villa de Torrelaguna se sitúa en el valle medio del Jarama, en plena Sierra Norte madrileña. Por su cercanía a la capital española y su oferta turística, se postula como un destino con mucho encanto que no puedes dejar de visitar ¿Quieres conocerla y disfrutar de la experiencia?
Un poco de la historia de Torrelaguna
Las primeras señales de poblamiento en Torrelaguna datan de la Prehistoria. Sin embargo, no será hasta la época romana cuando se da un establecimiento real de población mediante la edificación de varias villas agrarias dependientes de Uceda (Guadalajara).
En la Edad Media quedó integrada en la esfera musulmana (Marca Media), hasta que en 1085 fue reconquistada por Alfonso VI de Castilla. A partir de entonces, la villa inició su mayor periodo de esplendor. En concreto, cuando en 1390, el rey Carlos I de Castilla le otorgó el título de Villa Libre, el privilegio para celebrar mercado libre de impuestos y beneficios sobre el paso de la Mesta.
Entre los siglos XIV y XV, Torrelaguna se configuró como uno de los núcleos más importantes de la Corona de Castilla y del arzobispado de Toledo. A ello se sumarían la construcción de la iglesia de Santa María Magdalena, la presencia de importantes familias nobiliarias y el desarrollo urbanístico y cultural fomentado por el cardenal Cisneros, natural de esta villa.
Sin embargo, pese a que en 1749 Carlos III le concedió el rango de municipio, su desarrollo fue decayendo progresivamente. Primero con la guerra de Sucesión (1701-1713) y, después, con la guerra de la Independencia (1808-1814). Ambas dañaron seriamente el patrimonio de este enclave.
Ya en el siglo XIX, con la fundación y construcción del Canal de Isabel II, Torrelaguna recuperó una mínima parte del esplendor de antaño. Aún así, la guerra civil deterioró algunos de sus edificios, pues una bomba dañó seriamente las fachadas del palacio de Salinas y del convento de las Madres Franciscanas.
En 1974, la villa fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y en la actualidad vive un momento de crecimiento, en parte, debido al turismo.
¿Qué puedes ver en Torrelaguna?
Al pasear por Torrelaguna, enseguida nos trasladamos a otra época, pues en sus calles podemos admirar todo tipo de construcciones medievales y modernas. Estas se han definido como seña de identidad de la villa a lo largo de los siglos y han creado un perfecto dialogo entre el pasado y el presente. Conozcamos algunos de sus edificios más emblemáticos.
Iglesia de Santa María Magdalena (siglos XV-XVIII)
Presidiendo la Plaza Mayor, este templo se erige como el mejor ejemplo del gótico madrileño, aunque también contiene elementos renacentistas y barrocos. Esto es así porque su construcción se prolongó cerca de 400 años.
El edificio quedó definido como un templo de planta basilical, con tres naves cubiertas con bóvedas de crucería y cinco capillas adosadas. En su interior, destaca el retablo barroco hecho en madera dorada y presidido por una talla de la María Magdalena Penitente de Luis Salvador Carmona, titular de esta parroquia. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1983.
Antiguo pósito (siglo XVI)
Junto a la iglesia se encuentra el antiguo pósito, fundado por Cisneros en 1514 como almacén de grano para épocas de carestía. De hecho, como reza en su lápida fundacional, el cardenal dejó estipulado que siempre hubiera 5000 fanegas de trigo disponibles para la población.
Este es un edificio renacentista, de carácter civil y municipal. A lo largo de la historia ha sido biblioteca, cárcel, escuela… En la actualidad es la sede del Ayuntamiento de la villa.
Convento de las Concepcionistas Franciscanas Descalzas (siglo XVI)
Situado en la Plaza Mayor, su construcción fue patrocinada por Hernán Bernaldo de Quirós y su mujer, Guiomar de Berzosa, en 1560. Se hizo coincidiendo con la celebración del Concilio de Trento. Como anécdota, cabe destacar que en el siglo XIX en esta abadía se alojó cinco años, durante su destierro, sor Patrocinio, consejera de Isabel II.
En la actualidad, de la edificación original solo se conservan la portada renacentista que da acceso a la iglesia, atribuida a Gil de Hontañón, y el sepulcro de los fundadores
La muralla (siglos IX-XVI)
Su construcción se promovió como programa defensivo en la Alta Edad Media, durante la presencia musulmana en la zona y, posteriormente, se reforzó con la Reconquista.
Esta construcción de mampostería pétrea que poseía varias torres de defensa y cuatro puertas de acceso se mantuvo intacta hasta la guerra de la Independencia, cunado resultó fue seriamente dañada. Hoy solo se pueden apreciar algunos de sus lienzos y una de sus puertas de de acceso, la puerta del Cristo de Burgos.
Monasterio Franciscano de la Madre de Dios (siglo XVI)
Lo fundó en 1512 el cardenal Cisneros, con el objetivo de convertir a la villa en uno de los principales núcleos culturales de la Corona de Castilla. Así, se configuró como un centro dependiente de la Universidad de Alcalá. Sin embargo, el inmenso edificio fue destruido durante la invasión francesa. Hoy solo se conserva su espadaña, conocida como ‘el torreón’.
Palacio de Salinas (siglo XVI)
La construcción de este palacio renacentista se atribuye al taller de Gil de Hontañón y en origen perteneció a Juan de Salinas el Viejo. Pasó posteriormente por las manos de diferentes familias, hasta llegar en la actualidad a ser cuartel de la Guardia Civil.
De este palacio solo se conserva la fachada, en la cual se puede apreciar una clara semejanza con la de la Universidad de Alcalá de Henares. Este hecho indica que este palacio sirvió de esbozo arquitectónico para la posterior construcción de la universidad cisneriana.
Existe la leyenda local que dice que el objetivo de Cisneros era el de construir la universidad en Torrelaguna, pero que los ciudadanos de la villa se negaron creyendo que los estudiantes les iban a robar las uvas. Sin embargo, esta leyenda no es verídica, pues desde un principio el proyecto de la universidad estuvo asociado a Alcalá porque ya poseía escuelas superiores.
La Alhóndiga (siglos XIV y XV)
Esta edificación de carácter civil en origen fue mercado de abastos y, tras la apertura del pósito, fue reconvertido en alfolí o almacén de sal para el ganado. Después cayó en desuso, hasta que en el siglo XX fue rehabilitado y convertido en restaurante.
En su interior se pueden apreciar dos de los vestigios más interesantes de la historia medieval de este pueblo, dos pequeñas lápidas mudéjares que son claro reflejo de la heterogeneidad social que llegó a tener la villa en la Edad Media.
- Cid Sánchez, M.J (1997). Guía cultural de Torrelaguna: la cuna de Cisneros, Madrid. Ayuntamiento de Torrelaguna.
- Gutiérrez Romero, B (2002). El norte de Madrid: Talamanca del Jarama, Torrelaguna, Buitrago de Lozoya y Cartuja del Paular (Rascafría). Madrid: Consejería de Educación, Comunidad de Madrid.
- Mendrada Pascual, B. y Vargas Guitart, M. (2007). Historia de Torrelaguna, Madrid. Ayuntamiento de Madrid.