Tíbet, cultura propia y parajes espectaculares
Al noroeste del Himalaya, el Tíbet es una región perteneciente a China que alberga una buena cantidad de etnias y culturas. Además, se trata de la región más alta del planeta, con una altitud promedio de 4900 msnm. ¿Nos acompañas a recorrerla en este artículo? Es fascinante.
El Tíbet, entre picos nevados y culturas antiguas
En toda la región podemos encontrar más de 800 asentamientos. Lhasa es la capital tradicional, y en ella encontramos dos lugares declarados patrimonio de la humanidad: Norbulingka y el Palacio de Potala, residencias del Dalai Lama.
Los viajeros llegan a Tíbet por muy diferentes motivos. Algunos para practicar senderismo por sus espectaculares paisajes, otros para iniciar la escalada de sus imponentes montañas y muchos lo hacen en alguna peregrinación religiosa hacia uno de los rincones con más misticismo del planeta.
Aquellos que tienen la suerte de conocer el Tíbet afirman que no hay un cielo más azul en todo el mundo. También te asombrará la tranquilidad y, sobre todo, la generosidad de los tibetanos, a pesar de tratarse de un pueblo muy empobrecido.
Todo ello envuelto en una cultura ancestral y en un profundo sentimiento religioso que supo sobrevivir a la Revolución Cultural que destruyó cientos de monasterios. Afortunadamente, aún hoy se pueden admirar bellos templos, murales, palacios y estatuas budistas.
“Una vez al año ve a algún lugar en el que nunca hayas estado antes”.
-Dalai Lama-
Algunos datos que interesa saber
Si bien los tibetanos tienen su propia lengua, apenas llegas te das cuenta que la zona ha sido invadida por China. En las carreteras puedes encontrarte con puestos militares que exigen la presentación del pasaporte (y el permiso para visitar la zona).
La infraestructura aquí es bastante precaria, incluyendo las principales ciudades y carreteras (la principal se llama “de la amistad”). Los hoteles cómodos y con agua caliente solo se encuentran en la capital y un puñado de lugares más.
La velocidad de internet es muy lenta en todo el Tíbet. Y no olvides que, por estar en China, no se puede abrir Facebook, por ejemplo.
Acceso y rutas por el Tíbet
Esta zona ha sido muy conflictiva en los últimos cien años debido a sus intentos de independizarse de China. En los últimos años las protestas tomaron auge y ello provocó un aumento las medidas de seguridad y unas mayores restricciones para el acceso a los extranjeros.
Para poder entrar al Tíbet necesitas un visado de China y un permiso especial para acceder a la región. Para conseguir el primero solo tienes que ir a la embajada en tu país y el segundo se consigue a través de una agencia de viaje, pagando una cantidad algo elevada y enviando la fotocopia del pasaporte con el visado con un mes de antelación.
Todo esto solo significa una cosa: que solo puedes ir al Tíbet con un tour organizado y un guía oficial. Si tu idea era la de ir por libre, deberás dejarla a un lado.
Visitando el Tibet
Además de los trámites necesarios, debes estar preparado para un problema más, y bastante molesto: deberás sortear es el “mal de altura”, debido a que en seguida estarás a más de 2500 metros sobre el nivel del mar. Los síntomas más frecuentes de este problema son mareos, dolores de cabeza, vómitos, náuseas, falta de apetito, insomnio y cansancio.
Lhasa está a 3650 metros y es el sitio al que todos llegan, por lo tanto, te recomendamos que te quedes unos días allí para aclimatarte antes de emprender tu aventura por el Tíbet..
Lo bueno es que allí encontrarás muchos lugares de interés como la Universidad del Tíbet, la estación de ferrocarril, la carretera central de Pekín, varios templos, palacios y monasterios.
Las agencias ofrecen diversas rutas según la cantidad de días que queramos o podamos quedarnos en la región. El itinerario ya está establecido y el más extenso suele ser de 10 días en los cuales se visita el templo Jokhang y los monasterios de Sera, Shialu, Tashilompo, Sakya y Rombuk. También visitarás Potala; Norbunlingka; el lago Yamdrok, el glaciar Karola o el campo base del Everest, entre otros lugares.