Descubrimos los magníficos tesoros de Caserta, en Italia
Quien decide visitar Italia tiene miles de opciones para elegir. Desde ciudades cargadas de historia a magníficos parajes naturales o playas idílicas. Pero hay propuestas fantásticas que a veces pasan desapercibidas. Uno de esos destinos menos conocidos pero maravillosos es Caserta, una ciudad con lugares de espectacular belleza.
Caserta, una preciosa aldea
Capital de la región de Campania, al entrar en Caserta cualquiera nota como su boca queda abierta. Y es que, con un simple vistazo es posible intuir la larga historia de este lugar. Historia que se aprecia en sus calles y sus magníficos edificios.
Por Caserta transitaron los Borbones. De entre ellos, el rey Carlos fue quien se encaprichó de este pequeño pueblecito de la campiña. Y, por lo tanto, extendió un mandato real en el que declaraba el traslado de su Corte hasta allí.
El rey intentaba huir de la insalubridad de Nápoles y deseaba un cambio. Esto, sumado a su extrema afición a la caza, fueron los motivos que lo instaron a movilizar toda la Corte a Caserta.
El rey Borbón y su arquitecto
Este celebre monarca (que más adelante llegaría al trono español como Carlos III) tenía en la memoria sus juegos de niño en El Escorial y en La Granja de Segovia. Eran lugares que conocía de su infancia, por lo que tenía en mente constantemente sus jardines llenos de fuentes.
Esto le hizo pensar que se podría construir algo parecido en las tierras italianas. Por ello, allí ordenó edificar uno de los palacios mas grandiosos y suntuosos de Europa. Hablamos del Palacio Real de Caserta. Para su construcción eligió al sobrio arquitecto Luigi Vanvitelli. Ahora este mágico lugar es visitado por miles de personas que no dejan de asombrarse por su inmensidad.
“La mejor educación que puedes recibir es viajando.”
-Lisa Ling-
El increíble Palacio Real de Caserta
Esta imponente construcción es un tesoro que dibuja el esplendor de toda una época. El visitante se encuentra desconcertado al admirar esta majestuosa obra de grandes dimensiones. Fue elaborada con un entramado arquitectónico maravilloso y unos opulentos materiales.
Ya en el interior la vista se deslumbra al contemplar la gran escalera y el vestíbulo central. Y todo ello acompañado de las pinturas y los frescos dibujados en el techo. Se crea así un conjunto que sorprende a todo el que eleva la vista hacia arriba.
Al subir la escalinata se distribuyen cinco estancias en una antesala. Posteriormente estas desembocan en las habitaciones reales. Unas estancias en unos claros estilos rococó y neoclásico. La más impresionante de todos los habitáculos es la Sala de los Alabarderos.
Los Jardines Reales
Rodeando a esta imponente construcción, perfectamente diseñada por Vanvitelli, se encuentran unos prodigiosos jardines. Fueron estos ejecutados también por él con una delicadeza exquisita. Se dividen en dos partes: la italiana y la inglesa.
Pasear por sus avenidas plagadas de árboles es un placer para los sentidos. El turista se siente abordado por el frescor del agua de las fuentes y el sonido de las cascadas en movimiento. Entre ellas se descubren estatuas representando a deidades de la mitología.
Perfectos seres sobrenaturales tanto griegos como romanos contemplan a los transeúntes desde los surtidores. Allí nos toparemos con Diana ofreciendo su rodeada de las ninfas. También daremos con Venus, la diosa de la belleza. Merece la pena hacer una parada para descansar en su extenso estanque, perfectamente delineado.
El acueducto de Vanvitello y el Complejo de San Leucio
Otra importante obra de Vanvitelli es su famoso acueducto. De hecho, éste lleva su nombre. Dicho canal suministraba agua tanto a Caterna como a Leucio. Su perfecta conservación, superando al paso del tiempo, es prodigiosa.
Si quieres recibir otra sorpresa debes desplazarte unos pocos kilómetros hasta otro importante palacio, el conjunto monumental de San Leucio. Esta zona era famosa por sus tejidos de seda conocidos en toda Europa. En recuerdo a aquella época, el palacio ha sido transformado en el Museo de la Seda.
Tanto el Complejo de San Leucio como el acueducto están considerados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Otro tanto ocurre con el Palacio de Caserta.