Santillana del Mar, uno de los pueblos más bellos de España
Conocida como la villa de las tres mentiras: si es santa, ni llana, ni tiene mar. Pero lo que sí que es verdad es que Santillana del Mar siempre ha de aparecer en cualquier listado que se haga con las poblaciones más bellas de España, ya que esta localidad cántabra es realmente atractiva y hermosa.
Santillana del Mar ha sabido conservar su patrimonio histórico de una forma extraordinaria, convirtiendo su apariencia del pasado en su mayor valor turístico. No obstante, una vez que se llega allí se descubre una población para el turista del siglo XXI, ya que en viejas casonas y palacios, los viajeros se pueden alojar con todas las comodidades de nuestro tiempo.
Paseando por Santillana del Mar
A veces por simplificar se habla de Santillana del Mar como villa medieval, si bien un paseo por sus calles nos muestra ejemplos de arquitectura de estilos distintos, desde el románico al barroco, pasando por las formas góticas o renacentistas. Si bien es cierto que el germen de la actual Santillana lo podemos encontrar en su monumento más señero: la Colegiata de Santa Juliana.
La Colegiata de Santa Juliana
Antes del actual edificio hubo un monasterio mucho más sencillo del que no hay restos. No obstante, lo más antiguo es la iglesia esencialmente románica, así como el claustro anejo al templo, influido por las formas arquitectónicas que surgían en torno al Camino de Santiago.
Sin embargo, al entrar dentro de la Colegiata se descubre un repertorio de arte sacro de épocas posteriores. Y entre todo ello destaca su retablo mayor, realizado a caballo de los siglos XV y XVI, fusionando el arte del Gótico, del Renacimiento y del Plateresco.
Santillana del Mar medieval
La villa se fue desarrollando en torno a esta iglesia. De ahí parten sus calles principales hasta llegar a la Plaza Mayor. Es en este recorrido en el que se hallan las construcciones civiles medievales más valiosas. Por ejemplo, las torres militares y góticas del Merino y de Don Borja. Y otras muy interesantes, como la Torre de los Velarde, o la Casa de Leonor de la Vega, que lleva el nombre de la madre del que fuera el primer Marqués de Santillana.
La ruta renacentista y barroca por Santillana del Mar
Otro de los lugares más atractivos durante el paseo por Santillana es el Palacio de Velarde, en la plaza de las Arenas, que es el edificio renacentista más valioso del conjunto, especialmente por su fachada, construida a mediados del siglo XVI.
Esta es la última de las grandes construcciones civiles en la población, ya que durante los siglos del barroco, sobre todo se van a levantar grandes conventos, como el convento de Regina Coeli para la orden de los dominicos, edificado a las afueras de la población y que en la actualidad merece una visita, no solo por su arquitectura herreriana, sino también por albergar en su interior el Museo Diocesano de Santander.
La arquitectura indiana en Santillana del Mar
Muchas gentes del norte de España emigraron a América en busca de fortuna. Y algunos la consiguieron. Y dentro de ese porcentaje, unos pocos de ellos o de sus descendientes, regresaron a sus tierras de origen. Eso también ocurrió con gentes de Santillana, y como en otros sitios, aquellos que regresaron con dinero, cuando volvieron se construyeron poderosas casonas.
Es el caso de la casa de los Bustamante, los Tagle, los Villa o la espectacular casa de los Hombrones. Todas ellas una fusión de arte, barroquismo, prepotencia y formas vistas al otro lado del océano. Todo eso también se descubre en el edificio del ayuntamiento y las casas de Valdivieso, de los Sánchez-Table o en el Parador Nacional Gil Blas, que originalmente fue la casa de los Barreda Bracho.
“Nadie confíe en los halagos de la prosperidad, porque es estilo de la fortuna entretenerse y deleitarse en quitar hoy lo que dio ayer.”
-Fray Antonio de Guevara-
Las Cuevas de Altamira, a las afueras de Santillana del Mar
Santillana es hermosa, pero aunque no lo fuera, figuraría en los libros de cualquier idioma, gracias a que en sus afueras se encuentran las cuevas de Altamira, verdadera obra maestra de la pintura en los albores de la Humanidad.
Los estudios sobre estas pinturas rupestres halladas en 1879 por un vecino de la villa prosiguen. Pero todo lo que se sabe se puede descubrir en el museo interactivo construido junto a las cuevas.
Este equipamiento cultural es uno de los más visitados en Cantabria, y todo ello pese a que no se entra a las cuevas con las pinturas originales, sino a la Neocueva, una réplica construida a escala natural y con extraordinario mimo para que sea idéntica hasta en el último detalle a la cueva original. Sin duda alguna, el mejor lugar para descubrir la magia del arte y empezar a preguntarse, porque el hombre empezó a pintar.