Pirámides de Giza, atracción turística global
Las Pirámides de Giza, o simplemente de Egipto, forman uno de los lugares más reconocibles de todo el mundo. Y no solo en la actualidad, ya que estas faraónicas construcciones, nunca mejor dicho, ya integraron la lista de las Siete Maravillas de la Antigüedad. De hecho, son las únicas que han llegado hasta nuestros días, pese a que eran el monumento más antiguo de ese mítico listado.
Las tres pirámides más famosas de Egipto por sí solas merecen una visita. Son el gran emblema del país, pese a que a lo largo de su extensión se pueden encontrar otros testimonios monumentales del Egipto de los faraones. Son visitables los templos de Karnak, Luxor o Abu Simbel, pero sin duda las Pirámides de Giza son uno de los lugares más carismáticos y turísticos de todo el planeta.
Las Pirámides de Giza, a las afueras de El Cairo
El nombre de Giza o Gizeh se corresponde con la meseta desértica donde se encuentran las pirámides. Este lugar se encuentra a menos de 20 kilómetros al sudoeste de la gran ciudad de El Cairo, por ello la gran mayoría de visitantes llegan en excursiones que comienzan en la capital egipcia.
Las posibilidades para realizar esta escapada abundan en la ciudad. No obstante, prácticamente todos los grupos de viajeros que llegan hasta aquí tienen contratadas con antelación esta excursión, ya que nadie se la quiere perder.
“¡Soldados! Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan”
-Marlene Dietrich-
La Pirámide de Keops, la mayor de todas
En Giza hay numerosas pirámides, si bien las tres mayores son las más famosas. Las de Keops, Kefrén y Mikerinos, los nombres de los tres faraones que las mandaron construir. Y entre ellas, la más elevada de todas ellas es la de Keops, faraón de la IV Dinastía que reinó hace unos 4.500 años.
Sus dimensiones son colosales: 146 metros de altura, una superficie cuadrada de 230 metros de lado que ocupa más 5 hectáreas y 2 millones de bloques de piedra de más de 2 toneladas cada uno. Teniendo presentes semejantes números no extraña que se invirtieran 20 años en su construcción y que el propio faraón la llamara Khut o la Gloriosa.
La Pirámide de Kefrén, la más elegante
La segunda pirámide más alta es la de Kefrén, el sucesor de Keops. Esta es casi tan elevada como la anterior, pero además todavía guarda parte del revestimiento de piedra caliza que originalmente las cubría de forma íntegra. Todas esas piedras se fueron reutilizando a lo largo de los siglos, por ello lo que hoy se ve se podría decir que son edificios descarnados y sin su fachada. Y aún así siguen siendo espectaculares.
La Pirámide de Mikerinos, la menor
Esta es la tercera de las grandes pirámides egipcias. La mandó construir Mikerinos, nieto de Keops e hijo de Kefrén. Su altura es considerablemente menor, ya que no alcanza los 70 metros, sin embargo es sumamente valiosa por los egiptólogos por el complejo funerario que se descubrió en su interior.
De hecho, las pirámides no dejan de ser mastodónticas tumbas. En su interior se planearon galerías y cámaras para guardar el cadáver del faraón y algunos de sus tesoros. Estos recorridos siguen siendo su máxima atracción para los buscadores de tesoros de la Antigüedad y también algunos de ellos son transitables por los turistas.
La Gran Esfinge de Giza
Si las tres Pirámides de Giza son conocidas en el mundo entero, algo similar pasa con la esfinge que hay junto a ellas. Una colosal escultura construida hacia el siglo XXVI antes de Cristo y que formaba parte de todo este enorme espacio funerario. Su función era hacer de guardián y para ellos representa un cuerpo de león y un rostro humano, que se supone que es el del propio faraón Kefrén.
La gran maravilla de la Gran Esfinge es que alcanza los 20 metros de altura pero no se trata de una construcción, sino que fue tallada en un gran montículo de caliza que había en la explanada de Giza. Allí ha perdurado resistiendo el paso del tiempo e incluso batallas, ya que se contaba que por ejemplo perdió la nariz con un cañonazo de las tropas napoleónicas, aunque luego se ha demostrado que no era cierto.
En definitiva, Giza, las pirámides, la Gran Esfinge y el desierto de las proximidades de El Cairo son sin duda una atracción turística global. Por ello, si se visitan no hay que extrañarse de que en la mitad de la nada surjan la infinidad de guías, vendedores o camelleros que ofrecen sus animales para recorrer la zona.