Peñíscola en Castellón, refugio del Papa Luna
Al norte de Castellón y nombrada ciudad en 1707, Peñíscola forma parte de la red de “los pueblos más bonitos de España”. Situada en una península de roca, es un lugar realmente hermoso e histórico que vale la pena visitar en una escapada de fin de semana.
Peñíscola, entre romanos y musulmanes
La historia de esta ciudad comienza con un emplazamiento griego, aunque los romanos son los que comienzan a construir y asentarse en la zona. En el año 718 cae bajo el dominio musulmán donde se erige una fortaleza que hacía de límite con la cristiandad. Peñíscola es el lugar de nacimiento de Mohamed Ben San, conocido como “el rey lobo”, uno de los más aguerridos defensores de las murallas árabes.
En 1233 Jaime I toma posesión de la ciudad y recupera el dominio de esta sobre el mar. Los castillos musulmanes del norte quedan aislados y los pobladores se entregan sin luchar. Este mismo monarca le otorga un fuero a Peñíscola en 1251 y comienza una etapa de prosperidad cristiana. Muchos de los edificios más importantes se construyen en este momento.
Luego vendrán las reconstrucciones de las murallas y del castillo, ambos por ordenes del virrey de Valencia. Debido a su ubicación estratégica la ciudad siempre fue bien valorada y tal es así que fue ocupada por los franceses. Antes de la Guerra Civil las principales industrias eran la pesca y el cultivo de olivo, vino y almendro. En la actualidad el turismo es el motor económico de Peñíscola.
La Peñíscola del Papa Luna y sus puertas
El castillo templario es el atractivo más importante de la ciudad, emplazado a 64 metros sobre el nivel del mar y con un perímetro de 230 metros. Fue construido en los restos de la alcazaba árabe en el año 1294 y fue usado como palacio papal por Benedicto XIII.
Este papa, conocido como Papa Luna, es una figura fundamental en Peñíscola. Aquí se refugió tras el enfrentamiento con Roma que acabó convirtiéndole en el “antipapa” porque se negó a renunciar y “se mantuvo en sus trece”. Sí ,de aquí precisamente viene esta expresión tan popular.
El castillo es de estilo románico, cuenta con muros de piedra labrada y bóvedas de cañón. Las guerras y los asedios no han casi alterado la obra original.
Pero todo el casco antiguo de Peñíscola es realmente precioso, la muralla, construida en diferentes épocas, está divididas en tres zonas o entradas. La primera es portal Fosc, renacentista y principal hasta el siglo XVIII. En ella se puede observar un escudo de Felipe II.
La segunda es Sant Pere, del siglo XV según órdenes del Papa Luna, para tener un acceso por mar. Debieron crear un embarcadero y alterar el cinturón de murallas. Está formado por un arco con el escudo del obispo.
La tercera es Santa María, que data de 1754 y fue mandada a construir por Fernando VI para que los accesos a la ciudad fueran más simples. En el interior podemos encontrar la plaza de Les Escaseres y la ermita de Santa Ana (de 1827), una visita obligada entre las empedradas calles de la ciudadela.
“Única como la luna, sirena que oyes cantar las aguas calman su furia, diosa del mar. Tanta vida hay en ti y tanto que descubrir, Peñíscola sola hay una y esa eres tú.”
– Sergio Dalma –
Más atracciones de Peñíscola
Otros sitios de interés de Peñíscola son la Marjal (humedal y refugio del samaruc), la iglesia Parroquial Santa Ana (del siglo XV, gótica y con una puerta romana, donde se nombró al obispo Alonso de Borja) y las ermitas de la Virgen de la Ermitana (con una imagen de la ciudad) y de San Antonio.
Durante tu recorrido has de pasear por el parque de Artillería (con casamatas, polvorines y jardines), el museo del mar (sobre pesca y navegación), el Bufador (una brecha entre las rocas que hace un peculiar sonido cuando hay temporal), la reserva de aves (frente al castillo del Papa Luna) y el Parque Natural de la Sierra de Irta (donde podemos hallar además de flora y fauna, la ermita de San Antonio y la torre de la Badum).
Seguro que de tanto caminar e ir de viaje al pasado te ha entrado apetito… entonces, no dejes de degustar los platos típicos de Peñíscola, por supuesto todos relacionados con el mar. Los pulpitos, la paelleta, el suquet de pescado, los maricos, los caracoles y los mejillones se combinan con arroces y fideuá para ofrecer una verdadera fiesta al paladar… ¡y a todos tus sentidos!
¿A qué esperas para visitar Peñíscola? Si no te ha parecido suficiente lo que te hemos contado, debes saber que, además, tiene unas playas magníficas.