Damos un paseo por el teatro romano de Mérida
La capital extremeña alberga una de las joyas de España: el teatro romano de Mérida. Declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad en 1993, sigue acogendo numerosas obras de teatro, sobre todo clásico, y especialmente en el marco del Festival Internacional de Teatro Clásico que se celebra cada año.
Historia del teatro romano de Mérida
El teatro se construyó en la época de la Antigua Roma, en lo que era Emérita Augusta, capital de Hispania. Según algunas inscripciones encontradas, la inauguración debió producirse hacia el año 15 a.C.
La construcción del teatro no respondía demasiado a los gustos e intereses de los romanos, que preferían ver las luchas de gladiadores. El objetivo era realizar propaganda política y del modo de vida romano.
El teatro sufrió un par de reformas importantes. La primera de ellas en el año 105, durante el gobierno del emperador Trajano y en la cual se levantó el frente escénico que permanece actualmente. La segunda, en la época de Constantino I, entre los años 333 y 335, en la que se reformó la vía de acceso al recinto.
El abandono
Con la llegada del cristianismo a Roma, hacia el siglo IV, el teatro quedó abandonado. La religión consideraba inmorales las representaciones teatrales, obligando a enterrar el teatro. Solo quedó visible la parte más alta de las gradas.
Durante siglos, esa parte se ha conocido por los emeritenses como “Las Siete Sillas”. Según la leyenda allí se sentaban los reyes moros para deliberar sobre el destino de la ciudad.
El descubrimiento
Hasta el siglo XX el teatro romano de Mérida permaneció bajo tierra. No fue hasta 1910 cuando comenzaron las excavaciones, que no se realizaron con los medios y la metodología más adecuados. Por ello, ha sido imposible reconstruir por completo la historia del teatro.
A pesar de todo, se consiguió desenterrar la mayor parte del teatro y documentar algunos elementos, como columnas, estatuas o cornisas. Entre los años 60 y 70 se reconstruyó el frente escénico, quedando tal y como lo vemos hoy en día.
Desde 1933 acoge cada año el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. De esta manera, no es solo un monumento más de la ciudad, sino que vuelve a su uso original. El festival, que se realiza durante los meses de julio y agosto, es considerado uno de los más importantes de su género en todo el mundo.
“El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma.”
-Arthur Miller-
Descripción del teatro romano de Mérida
El teatro se levantó por orden de Marco Vitruvio y siguiendo específicamente sus instrucciones. El modelo es el típico romano, y se puede ver también en otros teatros, como el de Pompeya o el de Roma. Tenía en su momento una capacidad para 6.000 personas.
Las gradas aprovechan la pendiente del cerro en el que está situado el teatro, el de San Albín. Están divididas en tres partes: ima cavea, media cavea y summa cavea. La última está gravemente deteriorada en la actualidad.
En la parte más baja se situaban las clases más acomodadas, separadas de los demás, siendo esta la parte más grande. En las otras dos zonas, más altas y pequeñas, era donde se sentaban las clases medias y bajas.
La orchestra es un espacio semicircular, destinado al coro. Está decorado con mármoles azules y blancos, y aún queda una parte del antepecho de mármol que lo separaba de las gradas. Alrededor de esta se encontraban algunos asientos, reservados para las autoridades de la ciudad.
El escenario del teatro romano de Mérida
Probablemente en la época romana estaba hecho de madera. Se conservan algunos agujeros, que servían para colocar los mástiles del telón y otras infraestructuras escénicas.
El frente del escenario es la parte más espectacular del teatro y, sin duda, su parte más representativa. Con más de 17 metros de altura, está formado por un basamento de sillares recubiertos de mármol rojizo sobre el que reposan dos cuerpos de columnas de orden corintio.
Por su parte, detrás de ese frente se construyó una zona ajardinada, dedicada al esparcimiento. Allí también se encontraron los restos de lo que sería una sala dedicada al culto imperial. En esta parte también se encuentran lo que fueron las letrinas y los restos de una casa, que se construyó después de que el teatro fuera abandonado.